"..Se ha perdido la ética, el gusto, la honradez, las buenas formas y, sobre todo, la grandeza que siempre adornó al mundo de los toros. Entre otras cosas, aquellas corridas que en verdad eran benéficas en que los toreros se jugaban la vida gratis con la satisfacción de que, con su actitud, ayudaban a sus semejantes.."
¡Menuda chapuza!
Pla Ventura
Toros de Lidia/29 enero, 2024
Al final, como hemos podido saber Fernando Adrián ha entrado en la plaza de Madrid en la corrida de la Beneficencia, algo insólito que, como es lógico, suena a chapuza monumental por parte de los organizadores, en este caso la empresa y el Centro de Asuntos Taurinos de Madrid comandado por Miguel Abellán. Fijémonos que, conforme estaba el planteamiento de dicho festejo tenía toda la lógica del mundo; se contrataba a dos primeros espadas y se dejaba un hueco para un posible triunfador de la feria, cosa que así sucedió en pasado año y que dicho puesto la ocupó Fernando Adrián puesto que había obtenido un gran triunfo en la feria.
En esta ocasión, de igual modo estaba reservado el citado puesto y, por arte de birlibirloque, sin que se haya celebrado la feria contratan a Fernando Adrián para dicho festejo. ¿Y si en la feria se declaran triunfadores algunos diestros de menor relevancia que las figuras, qué sentido tiene el puesto que antes dejaban para tal cuestión? Imaginemos por un momento que, durante la feria, en el festejo que tiene contratado, Ángel Téllez corta cuatro orejas, no le servirá de nada porque ese anhelado puesto ya está cubierto por el que no debiera. Cuidado, no estoy en contra de Fernando Adrián, todo lo contrario, estoy contra la chapuza tan grande que han hecho para deshonrar a todo aquel que triunfe en la feria.
Por cierto, los organizadores de dicho festejo, desde hace muchísimos años, deberían de haber cambiado el enunciado de dicho festejo porque, hasta en algunos sitios he leído al respecto aquello de, LA GRAN CORRIDA DE LA BENEFICENCIA. Suena bonito, ¿verdad? Pero la pregunta es obligada, ¿a beneficio de quién? De los actuantes que, entre todos siguen con la farsa establecida. Con lo sencillo que sería cambiarle de nombre a dicho festejo. Más que de la beneficencia, lo que en verdad debería de llamarse es corrida de la indecencia. Desde luego, si Antonio Bienvenida levantara la cabeza se moría de repente de nuevo.
Se ha perdido la ética, el gusto, la honradez, las buenas formas y, sobre todo, la grandeza que siempre adornó al mundo de los toros. Entre otras cosas, aquellas corridas que en verdad eran benéficas en que los toreros se jugaban la vida gratis con la satisfacción de que, con su actitud, ayudaban a sus semejantes.
La grandeza de antaño ha muerto en todos los órdenes, hasta el punto de que la corrida de Beneficencia de Madrid la montan para lucrarse los señoritos del toreo percibiendo unos honorarios de escándalo.
Y, por si fuera poco, el puesto que habían prometido para algún que otro triunfador de la feria en esta ocasión se lo han dado a un torero al que, al no encontrarle acomodo en la feria, la única solución para que el tema no siguiera chorreando sangre a borbotones, no ha sido otra que incluir a Fernando Adrián.
Y para colmo, como me informan, los interfectos dicen que les duelen las críticas. Claro que, ante semejante bajeza ¿quién es valiente que se queda callado? En realidad, son muchos, especialmente todos los comprados por el poder, algo exactamente igual que los que tiene comprados Pedro Sánchez para ejercer la maldad al más alto nivel y encontrar palmeros que le sigan vitoreando. En los toros sucede exactamente lo mismo. Todo aquello que hagan las figuras y los grandes empresarios, todo tiene que estar bendecido por los pesebreros actuales puesto que, los que clamamos justicia somos unos indeseables.
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