Un estrambote
Un festejo que apenas le interesará a nadie porque no existe el menor atisbo de competencia entre los actuantes que, como se sabe, caminan en solitario en dicho festejo, tan mixto como inaceptable pero, doctores tiene la iglesia que no son otros que la propia empresa. Tal y como se ha diseñado el festejo, el sopor está asegurado, lo que venga después todo serán ganancias. Visto lo cual, el cartel expuesto certifica que, Hermoso de Mendoza, Morante y Nek Romero irán a Valencia para pasar la tarde que, tampoco es mala cosa, un día en la capital del Turia.
No es una feria de grandes atractivos pero, nadie podrá negar que acuden a dicho serial los de siempre y con las ganaderías más bobaliconas de todo el campo bravo español; si los toreros son siempre los mismos, las ganaderías tampoco son una excepción. Y ese dato, para algunos, es importantísimo, especialmente para los señoritos del lugar que acuden todos juntos ilusionados para recibir y entregar parabienes a todo el mundo.
Otra cosa muy distinta es el rigor del análisis que cada cual podemos hacer de dichos carteles que, las figuras todas tienen su sitio, con la excepción de Roca Rey que repite con dos actuaciones. Un Roca Rey que ya no llena plaza alguna y, repetirle en Valencia es una temeridad sin el menor sentido. Lo digo porque Roca Rey era el que llenaba las plazas, pero, a medida que los aficionados, incluso el gentío sin el menor atisbo de crítica, le ha ido viendo más de tres tardes seguidas muy pronto han comprendido que se trata de un torero de valor ante los toros comerciales pero que no deja el más mínimo recuerdo de arte ante nadie. Si los toreros, cada cual, en su medida, debe de tener un atisbo de misterio inaccesible antes del paseíllo, Roca Rey no tiene ninguno porque de antemano se sabe cómo será su labor que, puede quedar muy deslavazada como suele ocurrir o que esté por encima del toro lidiado, pero, repito, siempre sin el menor atisbo de misterio y, ya se sabe, todo lo que es predecible carece del menor aliciente.
Claro que, entre la vuelta de Castella, la repetición de Roca Rey y la inclusión de los “imprescindibles” todo ello ha logrado que Daniel Luque se quedara en la calle al igual que Tomás Rufo que, de los jóvenes actuales es el que más apariencia de figura pueda tener sin olvidarnos que, Rufo, tampoco es Antonio Ordóñez en sus mejores tiempos. Son muchos los ausentes, es cierto, pero el que ha resultado premiado ha sido Borja Jiménez que se dejará la piel y todo lo que haga falta. El impacto que produjo la pasada temporada resultó trascendental para que ahora se le escuche, recordemos su apoteosis en Madrid y muy pronto lo entenderemos todo.
Claro que, si hablamos de Valencia, para estrambote el de Román con seis toros. A propósito, los toreros humildes se suelen quejar cuando los que mandan en el escalafón hacen doblete en cualquier feria, matan seis toros sin venir a cuento, todo ello para quitar puestos a sus compañeros pero, ¿qué hacen los segundones del toreo? Exactamente lo mismo, cuando pueden, Román es el ejemplo, quitan dos puestos de trabajo que, por lógica merecían Paco Ramos que hizo la mejor faena de la feria pasada y, sin duda alguna, Manolo Escribano, auténtico especialista en el toro bravo y encastado.
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