Morenito de Aranda dio dos vueltas al ruedo en el sexto
/Fotografía de Javier Arroyo-AplausoS/
Una corrida interesante por el tesón de la terna frente a las dificultades
Juan Miguel Núñez
Madrid, 2 may (EFE).- La corrida goyesca del día de la Comunidad de Madrid ha resultado interesante, vocablo que en lo taurino a veces esconde el eufemismo de la falta de relieve, pero en esta ocasión reconoce el tesón y la torería de la terna frente a las dificultades más o menos claras que tuvieron los toros.
FICHA DEL FESTEJO.-
Toros de "Los Bayones" -primero y sexto con el hierro de los hermanos Abilio y Ramiro Hernández, del mismo encaste y casa ganadera-, grandes y bien armados, moviéndose pero sin clase y, más que exigentes, sencillamente deslucidos. Al cuarto se le ovacionó en el arrastre, pero fue más que nada por sus atosigantes embestidas, "reponiendo" mucho.
José Pedro Prados "El Fundi": pinchazo, estocada y descabello (ovación
tras aviso); y estocada corta caída (aviso y ovación que no llegó a saludar al aparecer unos tímidas protestas).
Sergio Aguilar: gran estocada (ovación); y estocada (ovación).
Jesús Martínez "Morenito de Aranda": estocada (aviso y vuelta tras petición); y estocada corta ligeramente caída (vuelta tras petición).
En cuadrillas, buena brega de Ramón Moya en el primero y extraordinario tercio de banderillas a cargo de Luis Carlos Aranda en el tercero, destacando el último par, arriesgado y de mucha torería lo mismo en los preparativos que en la ejecución y a la salida.
La plaza tuvo un tercio de entrada en tarde despejada y progresivamente fría.
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OFICIO, GANAS Y TORERÍA
Los tres toreros sin excepción, por encima de los toros. Los tres muy seguros, tenaces y capaces. Y en bastantes ocasiones, con torería. No se puede pedir más cuando encima la corrida, en lo que a toros se refiere, tiene lo que en el argot se dice "peligro sordo".
Parecía que iban, los toros, pero no "remataban". Unos sin humillar lo suficiente, caso del primero, que encima pegaba arreones, quedándose debajo, al acecho para sorprender. No transmitía el animal el peligro que llevaba, pendiente de echarle mano al hombre al menor descuido. El triunfo de "Fundi" fue doblegarle, con mucha seguridad.
El cuarto iba y venía, muy peleón, pero igualmente sin recorrer el tramo final que se supone necesario para armar el pase completo. En la jerga se le llama toro "orientado", sobre todo por el pitón izquierdo.
Otra vez "Fundi" echó mano de arrestos y oficio para salir airoso. Y aquí se equivocaron los aplaudidores al arrastre.
Sergio Aguilar, excluido de momento de los primeros carteles de ferias que ya se conocen, salió a buscarse los contratos sí o sí. Su esfuerzo en los dos toros de su lote fue más que notable. Aguantó impávido en las coladas y extraños de la informal embestida del segundo.
El quinto, más de lo mismo, empujaba con todo, y rebañando. Aguilar quiso mucho, llegando a cuajar muletazos de trazo firme y gran enjundia. Y con la espada, también el corazón por delante. Su primera estocada fue de manual, y la otra también muy buena.
Con "Morenito de Aranda" pasó algo extraño. O mejor, con el presidente, que le quitó una oreja en cada toro. Hizo "Morenito" el toreo en la más amplia y hermosa acepción de la palabra. El temple y el buen gusto, el valor y la entrega, la capacidad de resolución en todos los órdenes.
No es lógico, ni justo, desatender la petición de oreja en uno, y repetir en el siguiente. ¿Algo personal? A ver si cuando vengan las figuras el mismo presidente es capaz de guardarse el pañuelo como ha hecho hoy con "Morenito de Aranda".
El recibo de capote al tercero de la tarde tuvo usía. Y el toreo al natural a éste, sin probaturas previas, también algo muy serio. Lo fundamental desprendió aroma. La forma de aguantar y tirar del toro, la seguridad y las ideas tan claras en la interpretación. Las "alegrías" en los remates de serie. La faena tuvo la emoción que le
faltaba al toro, ¿qué más se podía?
Y el sexto, flojo y defendiéndose, sin acabar de entregarse. Otro trasteo muy trabajado, muy sincero. El tendido volcado con el torero. El presidente dijo que no, y fue que no. Qué difícil es esto, y más que lo ponen algunos. Incomprensible. Pero las dos vueltas al ruedo que dio "Morenito", para el buen aficionado, valen tanto a más que las orejas denegadas. EFE
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