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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 5 de mayo de 2015

SAN ISIDRO: ¿EXISTE LA COMPETENCIA? / por Antolín Castro

Cartel vacío de injustos ausentes y también de figuras que huyen ¿Competencia?

"...En la feria de San Isidro se observa perfectamente cuanto digo. Los ‘mejores’, las figuras, son elegidos con anterioridad del ‘campeonato’, ofreciéndoles reglas de juego diferentes, trucadas. Se impide, de facto, que se enfrenten a los compañeros jóvenes que vienen apretando, llegando incluso a excluirles directamente del 'campeonato' a petición de las propias figuras que no quieren verles en sus paseíllos..."


SAN ISIDRO: ¿EXISTE LA COMPETENCIA?

Estamos a días de comenzar la feria de San Isidro, la llamada feria más importante del mundo. Incluso muchas veces se le ha llamado al serial el campeonato del mundo taurino, por aquello de durar un mes como el del fútbol y suponer que en él se dirime quién o quiénes son los mejores en ese enfrentamiento.

Pues no, no es verdad que tenga parecido alguno con ese mes que cada cuatro años enfrenta a las selecciones de fútbol más importantes de todo el mundo. En primer lugar porque para que una selección juegue ha tenido que ganarlo con antelación, por eliminatorias, ante otros países y, en segundo, porque ya en la fase final ha de ir enfrentándose a los mejores que van ganando, para medirse en la final los dos mejores que, previa y evidentemente, eliminaron a todos los demás, los flojos y fuertes encontrados en el camino.

En lo taurino cualquier parecido es igual al de un huevo y una castaña. Ni en color, ni en su origen, ni en sabor ni en nada, y si en algo pueden coincidir es en las formas redondeadas. Lo mismo que en lo taurino, donde el parecido solo está, entre unos y otros matadores, en que llevan vestidos muy parecidos. Cualquier otra coincidencia es pura casualidad.

En la feria de San Isidro se observa perfectamente cuanto digo. Los ‘mejores’, las figuras, son elegidos con anterioridad del ‘campeonato’, ofreciéndoles reglas de juego diferentes, trucadas. Se impide, de facto, que se enfrenten a los compañeros jóvenes que vienen apretando, llegando incluso a excluirles directamente del 'campeonato' a petición de las propias figuras que no quieren verles en sus paseíllos. También se les quita de su camino hacia el título a los aspirantes, ya no hace falta que sean jóvenes, que han mostrado antes contrastadas habilidades en su quehacer. Se evita que puedan emparejarse con ellos. ¿Es o no es un truco? ¿Puede llamarse a eso competencia?

Una vez condicionado el calendario competitivo, se les aprovisiona de ‘balones’ de un material distinto -léase balones Domecq o Martín-, que es tanto como decir que unos juegan con balones de piel suave y los otros han de jugar con balones que todavía llevan correilla, aquél duro cordón de cuero que servía para cerrar el balón tras inflarlo. Con el primero, el balón Domecq, no te haces daño al golpearle con el pie o la cabeza, mientras que con el otro, si te descuidas, puedes herirte con ese cuero tan duro en tu anatomía. Ya ven, es diferente, las reglas del juego benefician a unos y perjudican a otros: están trucadas.

En el fútbol, el balón hay que introducirlo en una portería, cuyas dimensiones son iguales en los dos lados del campo y en lo taurino no es así. Además de no jugar contra los que aprietan, tener un balón más cómodo y menos dañino, se suele favorecer la portería donde han de meter los goles los elegidos haciéndoles el regalo de no ponerles ni portero, -léase público y críticos exigentes- nada ha de oponerse a que marquen sus goles.

Alguno podrá decir que exagero, pero los datos son muy tozudos. Veamos: Las llamadas figuras se 'clasifican para el campeonato' toreando solos en el resto de ferias. Dichas ferias se hacen solo con ellos, lugares cómodos para entrenar, mientras otros no tienen ni campo de entrenamiento. Lo acaparan todo, véase la feria de Granada o Córdoba por ejemplo, pero cuando llegan donde hay mayor exigencia, de toros y aficionados, y lo puede ver mucha más gente, en directo o por televisión, prefieren venir con cuentagotas. Si acaso una tarde por disimular.

De 72 puestos posibles para matadores en San Isidro 2015, esos que llaman ‘las cinco figuras’ solo ocupan 10 puestos. Un raquítico 13% cuando en otros sitios acaparan el 60, 80 y hasta el 100% de los carteles si les sumamos los 'adjuntos' a figuras Finito, Paquirri y Cayetano. Siendo justo, digamos que con las prebendas ya explicadas, dos, Perera y Talavante, vienen tres días, El Juli dos, pero Morante y Manzanares uno solo. Por citar un ejemplo que lo dice todo: Morante en la feria de Córdoba que consta de tres tardes, torea dos, el 66%; aquí en Madrid solo usa el 4%. ¿Cómo es posible que gocen de tantos privilegios, pudiendo ser un posible triunfador sin competir con nadie? 

No merece la pena extenderme más. Conclusión que les traslado: ¿puede de verdad considerarse San Isidro como una final para saber quién es el mejor? ¿De verdad alguien cree que existe la competencia? 

Es justo lo que se precisa para que los abonados sigan esa sangría que no deja de crecer. Ya quedan menos, 715 menos que el pasado año en Otoño. Pues hay quien dice que ‘solo’ 715. Hay que decir de forma contundente que se añaden a los alrededor de 4.000 perdidos en las pasadas temporadas.

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