"...Simeone acabará esta temporada con el Atleti y encaminará sus pasos hacia Italia, si es que al Inter le va tan mal en mayo como ahora en diciembre. Tiene que regresar a Milán, y para quedarse, para así comprender mejor cómo perdió aquella final. Será su terapia..."
La terapia interista del Cholo Simeone
Juan Manuel Rodríguez
Es probable que si el Atlético de Madrid hubiera ganado su primera final europea contra el Real Madrid, la que desembocó en La Décima, el Cholo Simeone se hubiera marchado. Es seguro que si el Atlético de Madrid hubiera ganado su segunda final europea contra el Real Madrid, La Undécima para los blancos, el Cholo Simeone habría tomado las de Villadiego y seguramente para acabar recalando en el Inter de Milán, que es el otro equipo del técnico argentino. De ahí precisamente que Simeone, aún groggy por un resultado que de ningún modo entraba en sus planes, dijese nada más acabar la final de Milán que tenía que pensárselo. Vamos, como le dijo Messi al Barça en el mes de julio.
Al final, Simeone se quedó. Pensándoselo mucho, eso sí, pero permaneció en el Atleti. Y, hasta la fecha, esta está siendo sin lugar a dudas su peor campaña en el equipo rojiblanco. Que se quedara, que eligiera la casilla de "continuar", no quiere decir en absoluto que Simeone no siga pensándoselo, de ahí que en el mes de septiembre decidiera acortar su contrato, que inicialmente era hasta el año 2020, hasta 2018. En mayo, y en caliente, dijo lo primero que le vino a la cabeza pero en septiembre, ya con un frío polar, decidió readaptar la situación contractual a sus nuevas perspectivas. Que el otro día, en vísperas de un partido grande de Champions contra el Bayern y además en Múnich, Simeone saliera diciendo que todos los que le conocen saben que algún día dirigirá al Inter es claramente significativo de lo que piensa el Cholo.
Todo habría pasado más inadvertido si el Atleti no estuviera, como es el caso, a 9 puntos del líder y casi descartado para la Liga. Y quizás Stefano Pioli, que es el actual entrenador del Inter, se lo habría tomado de otro modo si el equipo italiano estuviera un pelín mejor y no décimo y a 15 puntos de la Juve. Pioli sustituyó a Frank de Boer en noviembre y De Boer sucedió a Roberto Mancini en agosto; con esto quiero decir que el banquillo del equipo interista no es precisamente ahora un ejemplo de estabilidad y de armonía, de modo que no es de extrañar que el bueno de Stefano, que también tendrá hijos, se haya tomado el comentario de Simeone como una declaración de guerra. Simeone acabará esta temporada con el Atleti y encaminará sus pasos hacia Italia, si es que al Inter le va tan mal en mayo como ahora en diciembre. Tiene que regresar a Milán, y para quedarse, para así comprender mejor cómo perdió aquella final. Será su terapia.
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