Blázquez ha insistido en que "la Iglesia nunca se ha opuesto a que sean exhumados" los restos del dictador pero ha subrayado que "tampoco lo ha apoyado" porque, según ha precisado, no son "parte en esta cuestión".
- Blázquez se remite a los tribunales para exhumar a Franco y pide que el Valle de los Caídos sea "de reconciliación" (Europapress)
El cardenal Blázquez ha dicho esto que sigue en referencia al caso de profanación de la tumba del Caudillo en el Valle y, que se sepa, después no se ha confesado por cobarde al no defender la verdad y mentir, causando escándalo entre los fieles:
"La Iglesia nunca se ha opuesto a que sean exhumados" los restos del dictador pero ha subrayado que "tampoco lo ha apoyado" porque, según ha precisado, no son "parte en esta cuestión".
Así que, según usted, la Iglesia no es parte en el intento de profanación de la tumba de un católico ejemplar fundador de una basílica pontificia, hijo predilecto de la Iglesia y nombrado por S.S. Pío XII Caballero de la Suprema Orden de Cristo, que la salvó del exterminio perseguido por los mismos partidos que hoy aspiran a esa profanación y que, precisamente por su salvación, usted ha podido llegar a ser hoy cardenal.
Con todo respeto, monseñor, usted, y los que actúan como usted en este asunto, merecen todo el desprecio del pueblo de Dios. Dan el ejemplo contrario al que están obligados por su estado de vida y supuesta vocación, y debería darles vergüenza su tibieza, su cobardía y su entreguismo a los enemigos de la Iglesia y de España.
Muchos Mártires les miran desde el cielo con pena y vergüenza ajena. Su ejemplo a ustedes les resbala y su despreciable actitud les califica como lo que son: enemigos Internos de la Iglesia. Llevan a la apostasía a muchos fieles porque les transmiten el mal ejemplo de que no vale la pena para nada defender la Fe, aún a riesgo de la propia vida.
Ustedes son indignos de celebrar el Santo Sacrificio del Altar en cualquier iglesia, y mucho más indignos de celebrarlo en el Valle de los Caídos, que es el Baluarte de la Fe.
Aprendan de los monjes benedictinos todas las virtudes que practican a diario con humildad, con firmeza y sin quejarse, y den gracias a Dios, como lo hacemos los fieles que allí asistimos a misa, de que los monjes estén allí, fieles, frente al enemigo común, defendiendo el Valle, las tumbas de todos los Caídos, la de Franco, la de José Antonio, la historia de España y la historia de los mártires de la Cruzada, que es lo que aquella guerra fue, en un perpetuo cultivo de la reconciliación, que es lo que siempre ha sido ese sagrado lugar, aunque usted parezca ignorarlo.
Sepa, monseñor, que allí rezamos hasta por ustedes, por su conversión y por que el Señor les conceda el don de arrepentimiento por su apostasía, esperando que sepan cumplir con su deber de pastores.
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