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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 25 de febrero de 2019

Un pobre hombre llamado El Juli / por Pla Ventura

 El Juli que ha dicho que NO al bombo de Madrid y, por ende, a su participación en la mejor feria del mundo

Todo un desacato el de este hombre que, por falta de actitud no ha sido capaz de dar el paso hacia delante por aquello de darle dignidad a la tauromaquia.

UN POBRE HOMBRE

Aquello de estar podrido de millones y llegar a ser un pobre hombre, la cosa tiene su aquel. Es el caso de El Juli que ha dicho que NO al bombo de Madrid y, por ende, a su participación en la mejor feria del mundo. No pasa nada porque justamente en Madrid nadie le echará de menos, a sabiendas que Julián López se lo pasa mejor en Olivenza con los “novillitos” a modo para lograr el triunfo pueblerino y facilón.

Todo un desacato el de este hombre que, por falta de actitud no ha sido capaz de dar el paso hacia delante por aquello de darle dignidad a la tauromaquia. Convengamos que, la actitud de Simón Casas es muy importante de cara al futuro de la fiesta que, o se cambia o desaparece y una forma de cambiar no es otra que la de darle misterio a la misma. Para eso inventó Casas el bombo que, si ya el pasado año, por otoño, dio tan excelentes resultados, ahora, por San Isidro, se reedita la inventiva que, a no dudar dará unos resultados excelentes.


Diez corridas de toros entran en el bombo pero, la mayoría de ellas, todas con un signo amable; es decir, no forman parte del sorteo Palha, Murteira, Escolar, Saltillo….no. Esas ganaderías van por otros derroteros lo cual viene a demostrar que, lo del bombo tampoco es tan grave para los toreros. Pese a todo, es importantísimo que se haga porque, repito, se logra expectación, misterio, magia al más alto nivel y, así lo han entendido toreros como Miguel Ángel Perera, Enrique Ponce, Diego Urdiales, Ginés Martín, entre otros y, hasta el mismísimo Roca Rey ha sido capaz de sortear entre toros y compañeros, todo un detalle que hace más grande si cabe todavía al peruano.

Lo ideal, como digo, hubiera sido que el sorteo conformara a todas las corridas del ciclo así como a todos sus participantes pero, todo se andará. No se ganó Zamora en una hora. Démosle tiempo al productor que, si muchas veces nos ha vendido humo, por lo que vemos, ahora quiere hacer una revolución que, en honor a la verdad, tanta falta le hace a la fiesta. Por algo se empieza y si el pasado otoño empezó a lo grande la fórmula del bombo, lo de este año por San Isidro, sin ser todo lo redondo que todos hubiéramos querido, tenemos bombo y platillo como se ha demostrado.

El Juli se ha negado al bombo por un exceso de comodidad. ¡Pero si ha aceptado hasta Enrique Ponce que, como sabemos, es el torero que menos falta le hace reto alguno! Pero como decía, es una cuestión de dignidad, así de sencillo como así de hermoso. Si los más profesionales del toreo no son capaces de aceptar el menor reto, eso viene a demostrar cómo y de qué manera se encuentra la fiesta, una parodia al más alto nivel. Poder, pueden, por supuesto que sí. Recordemos que el pasado año, entre otros, Enrique Ponce mató dos corridas de Adolfo Martín y triunfo en ambas. Siendo así, ¿dónde radica el problema? Justamente en la maldita comodidad, en ese adocenamiento con el que viven que, les subyuga más la parodia que la autenticidad del espectáculo.

Al respecto de lo que contamos del bombo, no sabemos nada de Manzanares y Morante de la Puebla que, hasta el momento no han dicho esta boca es mía. Igual se acobardan y se quedan en casa. La ausencia de Morante podríamos darla ya como casi segura, confiemos que Manzanares se arranque y se convierta en un gran protagonista por aquello de darle dignidad a una fiesta malherida por sus propios protagonistas.

A las figuras debemos de imputarles siempre el mismo delito; saber que pueden pero no quieren, algo dantesco. Ha sido ahora cuando, gracias a Simón Casas y a Madrid, todos han tenido la oportunidad de demostrar su valía que, como se sabe, la tienen; pero se necesitaba de ese plus de autenticidad como es el sorteo de varias corridas con los toreros que se han apuntado a dicho reto que, por Dios, que nadie se asuste que, como decía, las corridas terroríficas, las que matan los desgraciados, ninguna figura en el bombo de Simón Casas.

Lo ideal sería, como vengo diciendo, que se sortearan todas las ganaderías con todos los diestros participantes, sería entonces cuando sabríamos de verdad qué clase de figuras del toreo tenemos. Se imagina alguien que, tras dicho sorteo total, en un cartel apareciera: Toros de Palha para Rafaelillo, Morante y Roca Rey y, así sucesivamente o, toros de Juan Pedro para Octavio Chacón, Emilio de Justo y Juan Ortega, por citar otro cartel imaginario. Si al final, lo dicho se consiguiera, la fiesta volvería a tener más auge que en los tiempos de Belmonte que sí mataba los toros de Palha.

Juan Belmonte en aquella corrida de Cartagena que aludimos

Cierto es que, pese a todo, a Belmonte no le hacía gracia alguna matar los toros de Palha pero, como quiera que en aquellos años la dignidad de los toreros estaba por encima del bien y del mal, las figuras de aquellos años de vez en cuando accedían a matar la ganadería lusitana. Y a este respecto tenemos una anécdota muy graciosa de Belmonte con los toros de Palha.

Convengamos que, en aquellos años había muchos vendedores por las calles en que, como se sabe, vendían de todo sin faltar, por supuesto, los higos chumbos que no son otra cosa que los higos de pala. Aquel día toreaba Juan Belmonte la de Palha en Cartagena y, por la mañana, a la hora del aperitivo escuchó desde la calle –sin ver al vendedor- a un señor que decía: “Son de pala, son hermosos, son de pala” Refiriéndose, claro está, a los higos de pala que trataba de vender. Belmonte, sabedor de la corrida que había encerrada en los corrales de la plaza que eran de Palha que, como dije, no le hacían gracia alguna, al escuchar al vendedor dijo: “Ya sé que son de Palha, hijo de puta, pero no hace falta que me lo recuerdes a tan temprana hora.” Como fuere y pese a todo, en aquella tarde citada, Belmonte salió en hombros por las calles de Cartagena tras la corrida, y era de Palha.

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