...las emisoras de televisión, sobre todo las que están, claramente y bien pagadas, al servicio de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, se hacen la picha un lío contradiciéndose unas a otras, tratando de disfrazar la verdad que es mucho más siniestra de lo que nos dicen.
La gran mentira
Paco Mora
En este asunto del Covid-19 todo el mundo miente. Nadie dice la verdad, porque nadie la sabe. Sería fácil decirnos: “Hacemos lo que podemos, aunque reconocemos que hemos reaccionado tarde y mal. Perdónennos”, e incluso como dijo una testa coronada sobre sus cacerías de elefantes: “No lo haremos más”. Y aquí paz y después gloria. Pero la desclasada clase política que nos desgobierna ha encontrado más fácil ir administrándonos el veneno por entregas hasta que no tengan más remedio que rendirse a la evidencia, encogerse de hombros y decirnos, a través del plasma no se vayan a contagiar: “Yo solo sé que no sé nada”.
Y mientras esperan que se obre el milagro de que el tiempo o la casualidad nos saquen de esta noche negra en que mal vivimos, deberían imitar al alcalde gallego Abel Caballero y dejar, como mínimo, la mitad de sus sueldos para hacer frente a esta miseria en la que estamos sumergidos. Lo que dado la realidad de que más de un tercio del censo del país vive del cordero a través de Ayuntamientos, Diputaciones, Gobierno Central y autonómicos, equipos de consejeros y demás hierbas y matojos sin identificar, daría para que los servicios sanitarios e incluso la ciudadanía de a pie no estuvieran tan desprotegidos. Pero esperar algo así de semejante tropa es como pedir peras al olmo.
Porque nuestros próceres sabían desde comienzos de año que algo se avecinaba, y en marzo ya existían evidencias suficientes para ponerse en guardia y comenzar a actuar con contundencia, pero se acordaron de Santa Bárbara cuando comenzó a tronar. Y nos pilló la tormenta en descampado y casi desnudos, y así nos luce el pelo. Ahora no tienen otro remedio que aguantar el tipo y mentirnos en el volumen de la incidencia, el de los muertos, y hasta con las mascarillas y los sistemas de prevención frente al maldito COVID-19 que nos acoquina, nos asusta y nos mata. Porque las emisoras de televisión, sobre todo las que están, claramente y bien pagadas, al servicio de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, se hacen la picha un lío contradiciéndose unas a otras, tratando de disfrazar la verdad que es mucho más siniestra de lo que nos dicen. Hablan de miles de respiradores suficientes para enfrentar la pandemia, mienten, hablan de millones de mascarillas para todos, mentira también. Incluso unos días, los gurús televisivos al servicio de La Moncloa nos dicen que hay que lavar las mascarillas y al día siguiente nos advierten de que lavándolas pierden todas sus propiedades... En fin, un continuo intento de taparle las vergüenzas a esa tropa que nos manda -gobernar es otra cosa- y solo pretende seguir haciéndolo aunque sea sobre un gran cementerio que se extienda desde los Pirineos hasta Tarifa y desde la raya de Portugal hasta el Mediterráneo.
Y cuando hablan de planes para tratar de paliar la ruina económica que nos dejará la epidemia, si es que algún día salimos de ella, la ministra Montero -lástima de tan torero apellido- obvia o le da una larga cambiada al mundo del toreo. Que Dios la perdone y la premie como se merece...
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