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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 30 de diciembre de 2020

En el triste adiós a Felipe Herrero / por Juan Miguel Núñez Batlles


Felipe Herrero consiguió montar tantas ferias de relumbrón. Siempre las primeras figuras en los carteles de San Sebastián de los Reyes, y además sin dejar de ayudar a los locales. A todos les dio cuartel, novilleros y matadores nativos o afincados en la localidad.

En el triste adiós a Felipe Herrero

Juan Miguel Núñez Batlles
Ha muerto Felipe Herrero este pasado Día de Navidad. Tenía 68 años, los últimos doce ganándole la pelea al maldito cáncer que al final se lo ha llevado.

Un empresario que ha hecho mucho por los toros en San Sebastián de los Reyes, la llamada "Pamplona Chica", donde organizó durante muchos años los encierros y las corridas de su feria del Cristo de  los Remedios, tarea que heredó de su suegro, don Eduardo San Nicolás, que fue quien construyó la plaza, bautizada tras su inauguración en 1961 como "la tercera" de Madrid, por situarla en aquel tiempo en categoría por detrás de Las Ventas y Vista Alegre, las otras dos importantes de Madrid. 

Plaza siempre en manos de la familia San Nicolás, que, tras el fallecimiento del patriarca, confió su gestión a Felipe, que había nacido en la vecina San Agustín de Guadalix y estaba casado con Paqui, una de las hijas de don Eduardo.  

Licenciado en Ciencias de la Información, fue Felipe director de Publicidad (tal era su verdadera profesión y trabajo, con el que llevaba el pan a su casa, como solía decir) en una importante empresa de Publicidad de la Gran Vía madrileña, de modo que sus tareas taurinas las ejerció siempre desde la más absoluta independencia. Para entendernos, ha sido Felipe un romántico de esto.

Una gran persona, campechano, lo que se dice muy buena gente, y, por supuesto, excelente aficionado, con abono en Las Ventas y presencia puntual en importantes ferias de otras ciudades a lo largo de la temporada. Tenía también modestos antecedentes ganaderos de bravo en su familia. Una conversación de toros con él era una delicia. 

Como gestor taurino buscó el consejo oportuno de quien más le podía aportar en cada momento, aunque sin crear hipotecas con nadie, pues con igual facilidad que los encontraba solía también deshacerse de ellos, a excepción de su íntimo amigo el ganadero Victoriano del Río, ya que se trataba de "no desvirtuar ese carácter de romanticismo y generosidad que inspiraba la doctrina de su suegro, el inefable don Eduardo San Nicolás".

Así Felipe Herrero consiguió montar tantas ferias de relumbrón. Siempre las primeras figuras en los carteles de San Sebastián de los Reyes, y además sin dejar de ayudar a los locales. A todos les dio cuartel, novilleros y matadores nativos o afincados en la localidad.

Tal es el caso de Pedrín Benjumea, en tiempos nada fáciles. Como dio oportunidades a Ortega Cano, cuando más las necesitó, y posteriormente contó igualmente con él siendo ya figura.

Y a todos, absolutamente a todos -San Sebastián de los Reyes cuenta con una gran tradición taurina en la que la familia San Nicolás tiene mucho que ver-, como lo prueba la gran lista de novilleros y matadores, muchos de ellos que tomaron la alternativa en esta plaza gracias a Felipe Herrero.

Son Andrés Caballero, Eduardo Flores, Sebastián Pereira, José Ramón García "Chechu", Gabriel Picazo, Antonio Briceño, José Luis de los Reyes y Álvaro García. No sé si me dejo alguno, pero sería error involuntario. Y entre los novilleros -también a la mayoría les facilitó el debut con picadores-, los sobrinos de Ortega Cano (Curro Mora y Paco Ortega),  los hermanos Iván y David Sanz, y el último (creo que ha sido el último en debutar) Diego García, hermano del ya matador Álvaro García.

También le dió su sitio a los ganaderos locales Agustín Montes, de "Montealto";  Agustín Fernández, cuando tenía el hierro de "la Ermita"; por supuesto que, por vecindad y amistad, asimismo a Victoriano del Río. Y al rejoneador Javier San José.

Además, siempre prestó su plaza gratuitamente para festivales profesionales y de aficionados prácticos.

En fin, son muchos los agradecimientos y pésames, por Felipe Herrero. Descanse en Paz.

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