Varea fue el único triunfador del festejo aunque por la campana |
¿En qué hora se le ocurrió a Castella torear esta maldita corrida?…
Incomprensible, mojada y escandalosa victorinada
No sé si calificar la corrida de ayer de despropósito o de tomadura de pelo. La mínima corrida de Victorino Martín no hizo ni de lejos honor a su fama.
Plaza de toros de Castellón de la Plana. Sábado, 10 de marzo de 2018. Quinta corrida de Feria. Casi lleno en tarde de lluvia. Toros de la ganadería de Victorino Martín, muy terciados en lineas generales y de juego variado aunque en su mayoría deslucido, salvo el primero y el tercer toros que hasta fueron aplaudidos en el arrastre.
El Fandi (nazareno y oro) Media estocada, palmas. En el cuarto, pinchazo y media estocada, silencio.
Sebastián Castella (grana y oro). Cuatro pinchazos, estocada trasera y caída y dos descabellos. Tres avisos, bronca. Pinchazo y estocada aviso y silencio.
Varea (verde botella y oro). Pinchazo y estocada tendida. oreja. Estocada atravesada (palmas de despedida).
Hacía años que los toros de Victorino Martín no venían a Castellón después de haber sido la ganadería favorita de la siempre activa afición local. Consecuentemente a este regreso a la plaza que tanto les amaron, más la muy triste que no por ello esperada muerte del gran ganadero padre, tuvo muy justo reflejo en la entrega al heredero, Victorino hijo, de una placa conmemorativa sobre la ya muy mojada – encharcada mejor dicho – arena del ruedo al tiempo que se soltaban tres preciosas palomas. Muy emocionante el pequeño gran acto porque aquí se les quiere mucho. Tanto como para que la plaza casi se llenara de público pese a la tarde de perros que se hizo presente nada más llegada la hora de la celebración del festejo, brevemente aplazado para que las asistencias medio arreglaran el resbaladizo piso del ruedo con serrín volador nada apropiado para el caso.
Y fueron saliendo los cardenitos, pelo clásico de la casa. Si empleo el diminutivo es por lo escurrido de sus cuasi insignificantes hechuras, lo que provocó primero sorpresa y después enfado colectivo aunque el cabreo no hizo acto de presencia cuando le correspondió torear al diestro local Varea. O sea que, para reaparecer en Castellón, trajeron un muestrario de reses mínimamente presentadas y presentables.
Al fin y al cabo, Varea fue el único triunfador del festejo aunque por la campana. Su primer oponente, el tercero, fue el torito que más se dejó y, además, por el lado izquierdo, el de los naturales. Hasta llegado el momento de torear con la muleta, entre la lluvia, el frío y el escaso juego del animal en los primeros tercios, la cosa pareció que no iría a mayores sino a menores. Pero mediada la faena de muleta tras sufrir Varea una seria colada con Castella al quite a costa de un amago de cogida, el animal se mostró claro por el pitón izquierdo tal cual ya hemos dicho. La dicha fue que el toro dejó que Varea se explayara por naturales entre la algarabía de sus paisanos que hasta pidieron y lograron que la presidencia accediera a conceder una oreja pese al pinchazo que precedió a la mortal estocada. Y ya que estamos con Varea, terminar diciendo que su triunfo solitario no pudo repetirlo con el gazapón sexto que terminó rajándose.
Lo demás fue un apaga y vámonos aunque quien encabezó el cartel, David Fandila El Fandi, logró lucirse con el capote en el recibo del animal con dos largas cambiadas de rodillas y no pocos lances en los que templó el granadino como suele. Para El Fandi , esta fue la primera vez en su fecunda vida profesional que se enfrentaba a una corrida de “victorinos”. También se lució en su tercio favorito, el de banderillas, aunque sin llegar a las altísimas cotas de la mayoría de sus muchísimas actuaciones. Hasta se explayó por naturales el de Granada tras llevarse el toro a los medios, terminando la faena como la empezó, con la derecha, sufriendo un inoportuno desarme y matando de estocada atravesada lo que dejó su primera intervención en una ovación tras una minoritaria petición de oreja.
El segundo toro para El Fandi que hizo cuarto de la tarde provocó airadas protestas del público por su extrema debilidad y en consiguiente enfado del respetable tras las sucesivas claudicaciones del burel. Una pena, vamos.
Los peor llegó con el tercer toro primero para Sebastián Castella a quien vimos como si fuera el mismísimo fantasma de la ópera. Engatillao y silleto el cardenito, a la postre manejable sin clase, Castella lo afrontó increíblemente insolvente en una deriva impropia de alguien ya tan veterano y, por tanto, supuestamente ducho. Tuvimos que frotarnos los ojos para cerciorarnos de que quien estaba al cargo era Sebastián Castella.
Desnortado y hasta perdido el sentido del tiempo y el de la medida, entre dudas primero y pinchazos a la hora de matar, se le pasó el tiempo hasta escuchar los tres avisos tres, teniendo que ver como el toro fue devuelto a los corrales. ¡Vaya petardo don Sebastián!
No arregló tamaño desaguisado con el quinto aunque el desastre ya padecido no llegó a mayores. Al cardenito claro le dieron estopa en el puyazo que tomó y Castella intentó empezar su faena sentado en el estribo. Pero hombre, por Dios, eligió usted los terrenos menos apropiados para arrancar el trasteo muleteril que transcurrió luego con medios pases entre no pocos sustos. ¿En qué hora se le ocurrió a Castella torear esta maldita corrida?…
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