..es la historia interminable de las corridas larguísimas, plúmbeas, con avisos siempre y series y series tan largas como aburridas y absurdas que no añaden nada como no sea la irritación del tendido que muchas veces grita para que acaben de una vez pero el torero quiere seguir, seguir y seguir. Y sigue. Dicen que los crueles tienen su público. Nunca los pesados. De los pelmazos huye todo el mundo.
Toreros pesados, muy pesados y pesadísimos
Toreros pesados, muy pesados o pesadísimos es la historia interminable de las corridas larguísimas, plúmbeas, con avisos siempre y series y series tan largas como aburridas y absurdas que no añaden nada como no sea la irritación del tendido que muchas veces grita para que acaben de una vez pero el torero quiere seguir, seguir y seguir. Y sigue. Dicen que los crueles tienen su público. Nunca los pesados. De los pelmazos huye todo el mundo.
Escribo esto porque en las primeras corridas del 2018 sigue la tónica, gravísima, de los festejos en los que se avisa a los toreros porque han sido unos plastas insoportables. Es una de las plagas que más daño hacen al espectáculo : faenas largas todos los días, faenas de aviso o avisos muchas tardes, corridas de dos horas y media. Incluso las dos y tres cuartos y a veces muy cerca de las tres horitas.
Las corridas interminables las sufre México, donde son maestros, pero en aburrir, y así les va. Con público sin toreros atractivos y con el coñazo diario. Y las plazas despobladas. No imitemos y corrijamos.
Y lo peor de todo es que los novilleros son seguramente los más pesados pensando en aprovechar oportunidades. Y ese no es el camino. Creen que la cantidad y no la calidad es lo importante. Ante el público, sea donde sea, no hay que aburrir.
Las faenas largas las impuso en España Enrique Ponce pero Enrique puede por sus segundas partes y, sobre todo, la final es lo mejor. Primera parte para preparar el toro y la segunda para torear. Pero muchos de los demás ni preparan primero ni torean después. Aburren. Y sobran las series finales de relleno, totalmente aburridas y vulgares.
Se ha dicho siempre que bienaventurados sean nuestros imitadores porque de ellos serán nuestros defectos…Pues que no imiten más a Enrique.
Este es un mal al que no se le da la importancia que tiene. Si a los muchos tiempos muertos del espectáculo (lo que no ocurre en los deportes) se añaden faenas largas sin ninguna justificación ni brillantez, pues apaga y vámonos. Y de hecho no volverán muchos espectadores pensando que las corridas son largas y pesadas. Diez minutos con espada y muleta parece tiempo suficiente. Pero a muchos toreros de ahora siempre les falta.
Y encima los novilleros saben que faenas de aviso se premian con oreja y les importa un pito que pase el tiempo. Incluso no abrevian ni en tardes de lluvia, ruedo en mal estado, viento y frío.
Creo que nunca hubo más avisos en toda la historia del toreo. Antes, un aviso era un castigo. Ahora da igual. Incluso los avisos a pares. Y los toros al corral después de oir los tres ya no son el castigo que eran. Hubo un tiempo que el mayor estigma del toreo.
Añadan a esto la orejitis sin ton ni son y premiar lo mismo estocadas bajas y malas que espadazos en todo lo alto y tenemos completo un mal cuadro que hace bastante daño y puede hacer mucho más.
Veinte minutos por toro y un total de dos horas para los seis toros es suficiente y razonable. Como era antes. Que les digan a estos toreros pesados, muy pesados y pesadísimos que Gregorio Sánchez mató en Madrid como único espada una corrida en hora y veinte miutos y…se desmayan.
Es clásico decir que lo bueno si breve, dos veces bueno. Este debería ser el slogan para 2018 para tantos toreros que aburren tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario