De Juan Ortega vimos lo mejor de la tarde con unas verónicas inspiradas al 2º toro. Por fin un torero luciéndose al capote, muy raro en esta feria.
San Isidro: Crónica de un desastre anunciado
Jean-Charles Olvera
Opinión y Toros / España, 27 Mayo 2022
Antes de iniciar el festejo, cada quién preguntaba a su vecino: ¿Y qué pasará esta tarde? Y casi todos respondíamos: nada.
Nada, porque la ganadería sevillana de Juan Pedro Domecq y sus toros modernistas, y supuestamente artistas, está en serio declive (sus lotes recientes en Fallas y en dos tardes en Sevilla).
Nada porque la terna de toreros, también hispalense, de esta tarde (Morante, Juan Ortega y Pablo Aguado) era de corte “artista”, léase frágiles. Y cuando hay petardo como hoy, mejor que no esté un trío como este, incapaces de proponer ni siquiera un macheteo cualquiera para imponerse y dar ilusión de por lo menos estar levemente implicados en su tarea.
Lo de los toros, muy mal. Se confirmó la decadencia de esta ganadería que envió una corrida infame con toros deslucidos, descastados, desrazados y dispares de presentación.
Habrá un serio problema de pérdida de casta en esta ganadería. A menos que viendo las tres últimas corridas de esta feria, todo solo sea un circo montado con puro cinismo obsceno; los toros parecían más bien salir de una limpieza de corrales de fin de temporada o de un ganado de desecho, que para una corrida “de Madrid”.
Esos toros son los del confinamiento; cinqueños, algunos al límite de las seis hierbas. Eran los que tenían que salir las dos últimas temporadas y que salen ahora, mismo que parecen impropios a la lidia. No por nada se recomienda lidiar entre 4 y 5 años. Estos toros, más maduros, salen como nosotros, más fríos, midiendo todo, algunos con sobrepeso y sin esa generosidad de los que descubren la vida.
De los toreros, un naufragio colectivo. Mucho ruido y pocas nueces. Morante de por sí solo llena una plaza como la de hoy. Lo destacable, sus dos pañuelos blancos que sobrepasaban la chaquetilla, otro detalle castizo diría el aficionado curtido. Y poco más con tan poco toro por parte de Morante, el clon de Curro Romero diría una vecina de tendido, un diestro que parecía culpar a Eolo mirando hacia la rojigualda al 1º y que terminó con bronca al 4º sin un intento de pase.
De Juan Ortega vimos lo mejor de la tarde con unas verónicas inspiradas al 2º toro. Por fin un torero luciéndose al capote, muy raro en esta feria.
Pablo Aguado está en un bajón del cual no ve el fin del túnel. Se perdió con sus dos toros, sin sitio con el 3º, desaprovechando al único potable de la tarde y escuchando inútilmente un aviso al cierraplaza. Recordaremos sus chicuelinas en el quite al 5º toro que correspondía a Juan Ortega y en su cuadrilla esos pares de banderillas de Iván García al 3º.
Ese desastre general por lo menos solo duró dos horas, pero finalizando con ambiente eléctrico. Muchas palmas de tango, y no solo en el tendido 7 desde el cual apareció entre el 5º y el 6º una pancarta muy aplaudida en la cual estaba escrita justamente: Hay que recuperar el Toro de Madrid; una ovación de los aficionados que confundió Juan Ortega saliendo equivocadamente a saludar en los tercios. Para colmo, no faltó el tonto del bote, otro vecino de tendido, que aventó su almohadilla al ruedo cuando Morante trataba de acabar con el 4º. De hecho, ambos, Morante y el de la almohadilla, se fueron con sus broncas respectivas.
Esto parece que acabará mal. Un fin de reino muy caótico para la empresa actual que se ufana de prever los mínimos detalles, como si la renovación fuese solo cosas de días. Y como no enderece, el desastre será total.
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