Con mucho, el mejor encierro lidiado durante lo que va de feria de San Isidro. Una novillada muy completa que ha permitido una tarde interesante y entretenida basada en el juego de los novillos y…, naturalmente de los novilleros actuantes.
En cuanto a los resultados, digamos cuanto antes que se han roto todos los registros habidos hasta ahora. Cuatro orejas se han paseado por el ruedo venteño; dos las ha portado en el último Álvaro Alarcón, primera vez en la feria, con lo que ha conseguido abrir la puerta grande al modo de la puerta del príncipe, tras cortar tres trofeos.
Siendo esos datos elocuentes, habremos de añadir una vuelta a Embriagado, último novillo de los de Fuente Ymbro, la cuarta oreja que paseó Manuel Diosleguarde y una vuelta más para otro novillero, Jorge Martínez, a quien se le negó el trofeo con suficiente mayoría de una petición merecida. Hasta aquí los fríos datos, evidencia de una tarde muy completa de toros y toreros.
Tras de todos los datos, es necesario hacer un análisis de todo ello. Cuatro novillos permitieron lucirse a los jóvenes espadas ante la afición, más el público de paso, de Madrid. Los otros dos, 2º y 5º, cayeron en el mismo lote, ofrecieron dificultades blandiendo sus pitones izquierdos como armas contra la disposición de valor exhibida por el novillero murciano.
No sólo exhibió valor Jorge Martínez, puso también sobre la arena unas formas de torear basadas en la autenticidad, toreando desde la verdad sin vender nada que no fuera dicha verdad. Con capote y muleta se pasó a los complicados novillos tan cerca que, echando la patap’alante, hizo sentir a la afición su pureza y valor sin cuento ni aspavientos. Injusto el usía al negarle el trofeo que conquistó a base de verdad y valor, insistiendo en asumir los riesgos en la misma línea a pesar de las volteretas y las aviesas intenciones de sus oponentes. La mayoría salió pensando qué habría sucedido si hubiera tenido suerte en el lote. Deseando verle de nuevo.
Álvaro Alarcón, otro toledano de blanco que ha abierto la puerta grande en esta feria, tiene otros registros, alternando la modernidad de la pierna retrasada con inequívocas ganas de abrirse paso, disponiendo de buenos momentos con otros más embarullados, pero siempre con una disposición animosa que llega fácilmente a los tendidos. Puede discutirse la segunda oreja con la mano blanda del presidente, quizá para compensar la mano dura que le impidió sacar el pañuelo en el quinto. Como anécdota hay que resaltar que a un toledano se le rompa la espada al matar a su primer novillo, inaudito, se quedó con la empuñadura en la mano mientras el acero quedó enterrado en la anatomía del toro. Buen debut en conjunto para el de Torrijos, no todos los días se cortan tres orejas en Madrid.
Las facilidades de los novillos de Ricardo Gallardo también cayeron en las manos de Manuel Diosleguarde, quien siendo el más veterano estuvo a medio camino para aprovechar debidamente, sobre todo, a su primero, a quien cortó una oreja.
Hoy ponemos nota muy alta para el encierro encastado de Fuente Ymbro; puerta grande imposible de discutirle al joven Alarcón y la gratísima presencia llena de torería, valor y verdad de Jorge Martínez. Digna actuación de Diosleguarde. Podíamos pedir más pero hoy nos conformamos con todo lo visto.
Ojalá todos los días fueran iguales. Las exigencias las dejamos para otro día, para cuando vengan las figuras, que es a quien hay que reclamar y exigir para que muestren la autenticidad ante toros encastados.
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