La bandera de México ha sido paseada varias tardes en la feria
Es evidente que los toreros mexicanos en esta feria, matadores y novilleros, han aportado entrega a raudales, sin que el resultado final les alcanzara para cortar alguna oreja. Eso lo ha concluido hoy Leo Valadez, que confirmó su alternativa, sin que ello pueda significar que haya opacado al resto de sus paisanos en el ciclo ferial.
Madrid, 22 Mayo 2022
Una tarde de domingo que ha tenido muchas cosas, predominando por encima de todo los tercios de banderillas y las ganas de un mexicano.
A destacar el último tercio compartido por la terna, así como el par al quiebro de Escribano partiendo de sentado en el estribo, Fandi destacó en los pares al violín, Valadez en el cierre del tercio final, también al violín. El resto de los pares se pueden olvidar.
Variados quites con el capote, donde el de las zapopinas del mexicano alcanzó el mayor impacto entre el público.
Los toros de Torrealta se han movido mucho, con cierta bronquedad también, aportando emoción en una tarde de tantas intervenciones de los matadores. Los remiendos, primera vez en la feria, de Hermanos García Jiménez, han aportado mayor modernidad en sus embestidas.
En conjunto, una tarde entretenida para un público ávido de ver un toreo variado y sin pausas. Sin duda, espectáculo de la terna banderillera que tiene cabida, quizá ahora más que nunca, para salir del sopor de las tardes planas y aburridas. Otra cosa es que el toreo baje algunos escalones de su nivel más clásico o auténtico.
Es evidente que los toreros mexicanos en esta feria, matadores y novilleros, han aportado entrega a raudales, sin que el resultado final les alcanzara para cortar alguna oreja. Eso lo ha concluido hoy Leo Valadez, que confirmó su alternativa, sin que ello pueda significar que haya opacado al resto de sus paisanos en el ciclo ferial.
A su favor la tremenda voltereta sufrida cuando toreaba al natural e indudablemente el espadazo con el que acabó con el sexto de la tarde. La gente había disfrutado del variado festejo y consiguió que se le concediera un trofeo al mexicano.
Los toreros mexicanos, Joselito Adame, Valadez y los novilleros Fonseca y Gilio, han dejado la impronta de su coraje, de su valor, de su entrega, una entrega que los ha llevado a pasar por la enfermería a casi todos tras recibir cornadas o grandes porrazos. Han terminado su presencia en la feria, pero es indudable que han dejado huella, muy en alto el pabellón, como para que no se les olvide injustamente.
También hay que mencionar, en tarde de tanta variedad y actividad de la terna, las portagayolas de Escribano en sus dos toros, quien finalmente obtuvo el premio de una vuelta al ruedo.
Quizá haya supuesto hoy, pasado el ecuador de la feria, un día de tránsito tras el bochorno vivido ayer con ese público que no sabía dónde se encontraba, bien a través de la bebida o, sencillamente, desde el mayor desconocimiento de lo que representa el toreo y la cátedra de Las Ventas.
Asistir a una corrida en Madrid no es ir a divertirse. Si nos olvidamos de que esa plaza representa el lugar donde han de examinarse todos los que actúan, al público hay que pedirle que sea riguroso y exigente con el conjunto de toros y toreros.
Esa letanía difundida, un día sí y otro también, desde los interesados comunicadores, censurando a la afición exigente de Madrid, y proclamando el que hay que ir a los toros a divertirse, eso es una invitación suicida. Ya existen otras plazas donde ese consejo ni siquiera hace falta, pero a Madrid hay que respetarla desde todos los ámbitos como es y lo que representa, máxima exigencia y seriedad. Esa es la esencia de una cátedra.
No estaría de más que, al menos en Madrid, los micrófonos los ocuparan quienes le otorguen esa categoría diferente y ese respeto de exigencia a la plaza más importante del mundo. En Villa de la Oreja puede que encaje esa imagen de fiesta que quieren difundir. En Madrid, por el propio bien de la Fiesta, está totalmente fuera de lugar.
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