Los dos barcos del Rey Juan Carlos se llaman Bribón y Fortuna. Nomen est omen. Nombres muy apropiados para la flota de Pablo Escobar, para las naves de Bárcenas o para los barcos de cualquier rufián del PSOE, pero no para los barcos, si quiera sean de recreo, de un Rey de España, aunque sea un Borbón y se llame Juan Carlos. Ni por esas debe el Rey gobernar unos barcos llamados Bribón y Fortuna, pudiéndoles haber bautizado, por ejemplo, no sé, digo yo, se me ocurre, así a vuela pluma: Lepanto y Churruca.
Si además al Bribón del Rey, Juan Carlos le hace navegar conjugando el verbo regatear que, al margen de su acepción deportiva, en la mar y en la cancha de fútbol, significa también trapichear, chalanear, cicatear, esquivar, burlar y eludir, hasta el más tonto de la Corte le va a hacer coplas al Bribón del Borbón y a la Fortuna de Juan Carlos, del mismo tono y con idéntica y legítima mala leche que aquella que Valle-Inclán le compuso a Isabel II, a cuenta de sus amoríos con el Marqués de Loja, el General Narváez: “La reina se acuesta con el Marqués de Loja porque nunca se le afloja”. Parodiando al maestro del esperpento, Don Ramón, no Don Juan Carlos, a mí, que soy el más tonto de la Corte, se me ocurre: “El Bribón de la bragueta floja su Fortuna no afloja ni a barlovento en Sanjenjo, ni con el moro a sotavento. De la popa a la proa y de babor a estribor el Bribón del Borbón nos da por la cofa pues para el regateo, el chalaneo y el trapicheo es un primor”.
Estimó mucho a D. Eduardo García Serrano, pero en este asunto del nombre de los barcos está muy equivocado, los barcos reciben nombres que casi nunca tienen nada que ver con la actividad del armador o propietario del mismo y es buscar “tres pues al gato” pretender darle algún significado peyorativo, se nota que D. Eduardo no ha tenido nunca un barco de su propiedad.
ResponderEliminarAdemás el Rey de España, puede tener uno o más barcos y bautizarlos como le parezca, ya está bien de fiscalizar todo cuanto hace nuestro mejor Rey desde Carlos V.