la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 23 de junio de 2013

TOROS Y FUTBOL / Por El Hombre Tranquilo


Juanito, el 7 del Real Madrid

TOROS Y FUTBOL

El Hombre Tranquilo
Tauromaquia y fútbol han coexistido en España como las dos aficiones de masas desde el tiempo de la postguerra. Pero de antes existen fotos como la que muestra a Joselito el Gallo alineado en un equipo de su época. Ignacio Sánchez-Mejías, por su parte, fue presidente del Betis, el club de Pepe Luis Vázquez y de sus hijos. Un delantero del Real Madrid, Montalvo, triunfó en Las Ventas en un festival en homenaje a Vicente Pastor, figurando en su cuadrilla como banderillero nada menos que Luis Molowny, El Mangas, gran jugador madridista. Esa tarde, Montalvo, por indicación de Antonio Bienvenida, que también actuaba, ejecutó al final de su faena una larga serie de manoletinas - de las que hay imagen rodada - tan exitosa que en los números siguientes de la revista El ruedo se denominó a dicho pase montalvina. De esa chufla vino que los toreros dejaran de ejecutarlas en las Ventas hasta que José Tomás las impuso, siendo ahora uno de los remates habituales de las faenas madrileñas. Juanito eran tan aficionado que se decía que llevaba un capote y una muleta en el coche por si se presentaba la ocasión de torear; de ahí que cuando se retiró tuviera lugar sobre el césped un corte de coleta a cargo de Curro Romero. De Miguel Reina se decía que sus estiradas eran tan vibrantes que se le aclamaba como a un torero; doy fe. Y Gabriel de la Haba Zurito tiene un toque de balón casi profesional. Pero también el presidente de la plaza de toros de Madrid Juan Lamarca jugó en equipos filiales del Córdoba y del Atlético de Madrid, a pese a lo cual también es merengue de corazón, como Antoñete. Enrique Ponce y José Tomás se enfrentaron hace años, pero no en las Ventas, sino en el Bernabeu, en un partido benéfico televisado, alineándose con los titulares de sus respectivos equipos, Real Madrid y Atlético. Raúl, por su parte, celebraba las Eurocopas toreando de capote. Y si quieren ver a Cristiano jugar al fútbol con un toro, sólo tienen que buscar el vídeo en Internet. Pero quizá el caso más curioso sea el del bético Finifi, que celebraba los goles simulando un pase ejecutado con un sombrero de ala ancha. Un pase bueno, naturalmente, que para eso era amigo de Curro Romero. Y seguro que Benjamín Bentura podrá dar muchos más detalles.

En Córdoba, hasta la década de los 80, fueron tradicionales los partidos benéficos entre futbolistas y toreros, que tenían lugar en el viejo Arcángel con gran afluencia de público, partidos que también se celebraban en otras ciudades, como Sevilla o Valencia, que yo recuerde. En dos de esos partidos resultó seriamente lesionado Zurito. También jugaban José María Martorell, José María Montilla, El Pireo, El Puri, Fernando Tortosa, Manolo Sánchez Saco… Y más aún: en 1962, para celebrar el ascenso del Córdoba a primera, tuvo lugar en la ciudad de los califas una novillada matutina homenaje de la afición taurina al equipo cordobés. Actuaron Antonio Cobo El Campero, Andrés Vázquez y Rafael Chacarte, de Sevilla, Zamora y Bilbao respectivamente, o sea, los tres cordobeses - las cosas de mi tierra - y eso que había entonces toda una baraja de toreros locales. Recuerdo que, tras el paseíllo, los diestros foráneos entregaron un trofeo al capitán cordobesista, Rafael de Francisco Mena, y que la plaza lucía banderas con los colores del club. Asistieron al coso de Los Tejares, que registró una muy aceptable entrada considerando lo surrealista del cartel para un evento tal local, los jugadores del Córdoba y del Plus Ultra, que se enfrentaban por la tarde en el Arcángel, y que muchos aficionados al fútbol fueron a los toros y muchos aficionados a los toros asistieron al partido. La verdad es que como idea de promoción no era mala, pero faltó un cartel más adecuado. Sería curioso conocer las razones del mismo. En lo artístico, El Campero toreó enorme a la verónica al primero, un toro grande y brocho al que pusieron banderillas negras, mientras que Andrés Vázquez realizó una faena merecedora de la vuelta al ruedo y otra por la que obtuvo una oreja. El más desdibujado fue Rafael Chacarte, pero dejó el recuerdo de sus peculiares largas afaroladas, que ejecutaba de pie y remataba capote al hombro.

Había, pues, una gran equivalencia entre el fútbol y los toros, que en cuestión de honorarios se desequilibraba a favor de los toreros, que para eso eran los héroes. Hoy día no cabe hablar de equivalencia alguna. El fútbol se lo lleva todo. El asunto es que el fútbol español está totalmente globalizado, mientras que los toros están cada vez más localizados, e incluso deslocalizados de algunas regiones. Que los culpables hayan sido los políticos, pues sí, porque el anterior gobierno de la nación expulsó los toros de su pensamiento y del de los españoles prohibiéndolos en la televisión estatal. Además, alentó todo lo posible a los gobiernos regionales antitaurinos, que lo son no por cariño a los animales, lo que sería completamente válido, sino por puro antiespañolismo, puesto mantienen los toros por las calles, que son como una película de horror. Pero el terreno se lo encontraron los prohibicionistas labrado y abonado. Fueron los propios taurinos los que acabaron con la fiesta. Ellos fueron, por ejemplo, los que derribaron la plaza de San Sebastián, y la ciudad estuvo años sin festejos y no pasó nada. Ahora ya sabemos lo que pasa: que han cerrado la nueva plaza y tampoco ha pasado nada. Y en cuanto a la región prohibicionista absoluta, lo cierto es que antes de la prohibición la fiesta ya había desparecido prácticamente con el derribo de todas las plazas, salvo la Monumental de Barcelona, cuyos asistentes asiduos no llegaban a 2.000. Ha sido, pues, más que una prohibición, un certificado de defunción. Y siguen los taurinos matando a la fiesta los toros por otros sitios, como por ejemplo, Córdoba. ¿Se imaginan que se jugara habitualmente al fútbol con el balón pinchado y que el público no dijera nada? Pues su equivalente en la fiesta es torear un toro que blandea y que no ocurra nada en la plaza, entre otras cosas, porque somos muchos los aficionados que nos quedamos fuera. El futbol, en cambio, sube y sube en asistencia y en teleespectadores. Ahora el héroe no va de luces, sino de camiseta y botas.

2 comentarios:

  1. O sea, que, ahora resulta que el fútbol es la verdadera Fiesta Nacional...

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  2. Benjamín Bentura, a invitación mía, entra en quites y hace uno importantísimo en su artículo de este blog "Extraños profetas", a propósito de mi artículo fútbol y toros. Efectivamente, entre Montalvo el jugador del Madrid y José Tomás y su restauración de las manoletinas en Las Ventas, hubo un Juan García "Mondeño" cuya heráldica era la manoletina, la cual ejecutaba de perfil, con la mano muy baja, como si fuera a dar un derechazo como de frente por detrás, más un juego de muñeca que hacía pasar todo el toro, ceñidísimo, bajo la muleta, sin que el torero se moviera hasta finalizar la suerte. Estas manoletinas, llamadas "mondeñinas", se prodigaron en Las Ventas durante los años 60, pero sólo se le admitían a su creador, "Mondeño". Ya metido en faena, recuerdo una vez en la que la manoletina triunfó en las Ventas: en una novillada a principios de los 90, creo que un dìa de San Fernando, Cristo González, que se presentaba, ejecutó el pase que nos ocupa con la complacencia general, de tal forma que salió a hombros con tres orejas, acompañado de Manuel Caballero, que cortó dos, mientras Juan Pedro Galán dió la vuelta en el primero tras recibir una cornada. Yo había querido pasar de puntillas sobre esta novillada, pero el maestro Benjamín me obliga a clavar los piés. Como la memoria es flaca, si algún participante en el blog quiere rectificarme o añadir, es su turno. Un saludo del Hombre Tranquilo.

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