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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 25 de junio de 2013

Toritos de Lladró / Por Paco Mora



"...Los toros de Garcigrande son hermanitas de la caridad carentes de acometividad, y por tanto incapaces de trasmitir a los tendidos la emoción que conviene a las faenas de los toreros..."

Toritos de Lladró

Paco Mora Entre el búfalo y el torito de Lladró hay sin duda un término medio, que es el del respeto que merecen los espectadores de las plazas de provincias, que también pagan...

Entre el búfalo y el torito de Lladró hay sin duda un término medio, que es el del respeto que merecen los espectadores de las plazas de provincias, que también pagan y no para que les den gato por liebre. Hoy en Badajoz he visto seis toritos de Lladró, muy monos, muy aparentes y algunos de ellos -el quinto sin ir más lejos- con los pitones como puños. Como no soy papalmente infalible, puedo admitir que a lo mejor comienzo a estar reparado de la vista y no “guipo” todo lo bien que debiera.

Saben quienes me hacen el favor de leerme que no soy partidario del buey Apis, cornalón y más pesado que un matrimonio a disgusto. Que prefiero el toro bien hecho con el trapío correspondiente a su encaste y sin exageraciones pitonudas ni cárnicas. Y si está encastado, miel sobre hojuelas. Pero es que los de Garcigrande, de buenazos que son resultan tontorrones. Son hermanitas de la caridad carentes de acometividad, y por tanto incapaces de trasmitir a los tendidos la emoción que conviene a las faenas de los toreros. Claro que a lo mejor es por eso por lo que las figuras se los quitan de las manos a Domingo Hernández, el yerno del Pichorrongo, personaje de todas mis simpatías desde hace muchos años, pero que ha conseguido ser a la ganadería brava lo que el valenciano Lladró es al arte de la escultura.

De todos modos me ha gustado la inhibición de Ferrera ante cualquier norma establecida, su desparpajo, sus facultades y su personalísima heterodoxia en todos los tercios. También la naturalidad con que Manzanares se ha quitado de encima, con éxito y con el mínimo esfuerzo, a sus dos colaboradores. Che Josema que grande sos. No me han gustado tanto los dos romances de valentía de El Juli, porque él se sabe capaz de matar a los “garcidomingos” a alpargatazos.
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