El hombre que sabía decir que no
Juan Manuel Rodríguez
Hay dos formas de gestionar un club como el Real Madrid, mal y bien. La visión más infantiloide, la menos profesional y rigurosa, anima a atender hasta el infinito y más allá las exigencias de los futbolistas: que un jugador pide cien, démosle cien; que, enterado de esto, el siguiente exige doscientos, entréguesele doscientos. Porque, además, siempre es justificable pagar más y, por unos u otros motivos, siempre tiene razón el que lo hace; tenía razón Cristiano, que era el máximo goleador histórico, y Ramos, el gran capitán, y la tendrían Marcelo o Benzema, y luego Carvajal y más tarde Nacho. Siempre hay una excusa para pagar más, incluso cuando el club viene de protagonizar una temporada tan desastrosa. Según esta teoría, y en vez de aludir al desgaste, Sergio Ramos podría haber ido al despacho del presidente con el argumento de peso de las tres Copas de Europa, lo que ocurre es que el jugador sólo sube a pedir más cuando gana y no a pedir menos cuando pierde. Y, además, ¿no se le paga al futbolista por intentar ganar? ¿Un plus por cumplir con su obligación?... No lo entiendo.
Decía que hay dos formas de gestionar una nación (porque, al final, este tipo de clubes administran un presupuesto comparable al Producto Interior Bruto de muchos países) como el Real Madrid: darlo todo sin medida o tener una visión más amplia de la jugada; la visión más amplia, en el caso que nos ocupa, es que el club le da al jugador más de lo que luego recibe, que el todo es más importante que la individualidad y que la marca Real Madrid no puede estar continuamente expuesta al vaivén de las pretensiones de sus jugadores. Porque, por si todo esto no fuera suficiente, resulta que el club siempre vuelve mientras que muchos de aquellos futbolistas que decidieronn marcharse no lo han hecho y han perdido pie definitivamente a nivel internacional.
Gracias a Dios, al frente del Real Madrid hay un hombre serio y que no se achanta, un gestor con las espaldas anchas y más concha que un galápago. Sergio Ramos es un futbolista muy importante para el Real Madrid, mucho; y, por cierto, protagonista de algunas de las gestas recientes más relevantes de la centenaria historia del club; Ramos es muy importante, pero el Real Madrid es más importante aún. De lo que, finalizada la temporada, nos damos por ejemplo cuenta ahora es de que, sin Cristiano, el equipo ha estado fatal en la Champions; excluyo conscientemente el mal papel liguero más que nada porque, con CR7 en el equipo, el Real Madrid no lo hizo mucho mejor. Sin él, la Champions ha sido muy mala, pero tampoco le fue mucho mejor a la Juve, eliminada también por el Ajax una ronda después.
Lo que, por centrarnos en Cristiano, podemos concluir hoy es que el delantero portugués ha firmado su peor registro goleador desde hace diez años, coincidiendo precisamente con su llegada al Real Madrid. En su último año en el United, Cristiano marcó 18 goles mientras que en su primer año en la Juve ha marcado 21, a 5 de Quagliarella, a 2 de Zapata y uno por detrás de Piatek. También sabemos que, de repente, nadie maneja el nombre de Cristiano para las quinielas del Balón de Oro; se habla de Van Dijk, de Salah, hasta de Hazard y, por supuesto, de Messi o de Mbappé... pero no de Cristiano. Y también sabemos que CR7 se fue del Madrid con 33 años, cumplió 34 en Turín y el próximo mes de febrero cumplirá 35. Si Cristiano se fue del Real Madrid para ganar la Serie A, enhorabuena a los premiados; si no... Sigo diciendo lo mismo: estuvo bien vendido.
Y el "no" a Ramos estuvo bien dicho. Hay que saber decir "no". Y no es fácil, ¿eh?... Se te presenta el capitán del equipo en el despacho con diez cañones por banda, viento en popa y a toda vela y te entran unas ganas locas de decirle que "sí". ¿Qué quieres, 3 más? ¿5? ¿10?... Aquí están, como estos. Pero Florentino es consciente de que maneja un presupuesto que no es suyo, que no le pertenece; es consciente de que va a tener que decir "no" para proteger a los socios del club, incluso a aquellos que creen en el ratoncito que deja dinerito debajo de la almohada a canbio de un diente y que dirían siempre que sí. Porque, además, Florentino sabe que el Madrid volverá y que quienes no lo harán ya serán Ozil, Di María o Robinho, que se fue de aquí para ser el mejor futbolista mundial. Decir &no& es impopular y poco gratificante, lo mejor es decir "sí", pero el presidente del Real Madrid no está ahí para ser el más popular, ¿verdad?
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