Digo esto para que todo el mundo entienda que, casos como el que aludo ocurren uno cada mil años, siempre, con la anuencia empresarial que no siempre sucede. Pero la auténtica verdad es que el panorama de este muchacho ha cambiado de forma sustancia porque, de no torear nada en varios años a participar en distintas corridas el pasado año, entre ellas, le mencionada de Sevilla para, a su vez, confirmar su alternativa en Madrid, participar con éxito en la Copa Chenel, volver a Madrid en el verano y sumar una serie de actuaciones de gran nivel en distintas plazas en las que toreó.
Pese a que todo lo que ha logrado es fruto de su trabajo, de su capacidad, de su altísimo nivel como torero, siendo así, ¿cómo se comprende que estuviera nueve años parado? Son los misterios del toreo que, en muchas ocasiones se convierten en auténticas miserias. Tras todo lo contado, sospecho que a Borja Jiménez le ha llegado la hora qué por méritos propios así merecía. Y, como alguna vez dije, el chaval se mirará en el espejo, verá los contratos que tiene firmados y todavía les preguntará a los suyos si en verdad es él, el que ha tenido esa fortuna.
De mendigar una pobre actuación en Sevilla que, a su vez le supo a gloria, a tener contratadas ahora tres corridas de lujo en Sevilla y otras tantas en Madrid, además de la felicidad que el torero estará sintiendo, nosotros, en calidad de aficionados nos sentimos tan recompensados como él porque, a fin de cuentas, su caso es un acto de justicia, exactamente lo que siempre venimos buscando.
El pasado año, Borja Jiménez, tuvo actuaciones dignísimas en todas las plazas en las que actuó, especialmente en sus dos primeras actuaciones en Madrid en las que apuntó todo lo que llevaba dentro, lo que culminó en la feria de Otoño en Las Ventas puesto que, tras orejas a los toros de Victorino Martín eso no es tarea baladí; más bien, todo un milagro porque, además de todo lo bueno que hizo el chaval, pudo no haber entrado la espada pero, el destino le tenía reservada esa gran sorpresa de la que nos alegramos todos.
Ahora, para su fortuna, ya tiene aureola de torero grande, la prueba no es otra que, además de los contratos, lo más importante para el diestro, se ha pasado el invierno de pueblo en pueblo recogiendo galardones que en verdad los merecía. Y, como dato anecdótico, convengamos que Borja ha hecho más kilómetros este invierno que si hubiera toreado cuarenta corridas de toros en todas las ferias de España. Por supuesto que nos alegramos siempre del triunfo de los toreros si éstos llegan por la vía de la grandeza y la autenticidad del toro que se tiene enfrente y, en el caso del diestro de Espartinas no hacemos una excepción, más bien todo lo contrario porque si alguien merece todos los honores como torero revelación, no es otro que Borja Jiménez.
En la imagen vemos a Borja Jiménez en uno de los muchos agasajos de los que ha sido objeto este invierno que, sin torear, al diestro seguro que la ha sabido a gloria al ver que ha sido el punto de atracción de tantísimos aficionados.
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