"..Es de agradecer que en los tiempos que vivimos todavía se hagan películas para que las pueda ver toda la familia, padres, hijos y nietos y, todos, al unísono, queden embelesados con lo que han visto. Saben aquell que díu…….Eugenio, fuiste grande en la vida y, lo que es mejor, a partir de ahora vivirás eternamente.."
Saben Aquell….una conmovedora historia llevada al celuloide
Pla Ventura
Toros de Lidia/15 febrero, 2024
Por regla natural -y es lo más antinatural del mundo- el Ministerio de Cultura, el mismo que odia la fiesta de los toros, lleva muchos años subvencionando películas que, en realidad son auténticos bodrios en las que intervienen una serie de intrusos que se hacen llamar actores. Filmaciones que, en honor a la verdad, en su gran mayoría apenas han recaudado en los cines tres docenas de euros, pero, como las mismas han sido financiadas por el presupuesto de todos los españoles, miel sobre hojuelas.
Se trata de proyecciones en las que se enaltece la pornografía, la puta política de izquierdas, -lógicamente la que financia a esta pandilla de indeseables-, las drogas, la violencia al máximo nivel y todo aquello que es deleznable para los ojos de cualquier espectador, a todo eso le llaman cine.
Claro que, en realidad, una película debe ser un remanso paz contando cualquier historia verosímil, como en su día ocurriera con Volver a Empezar, aquella obra maestra de José Luís Garci en que, con Antonio Ferrándiz y Encarna Paso, ganaron un Óscar en Estados Unidos, de las pocas filmaciones en las que España ha estado a un nivel importantísimo. Sin duda, un relato memorable que caló en nuestro corazón y ahí vivirá eternamente. De igual modo, muchos años después, pudimos admirar la historia de Ramón Sampedro en la película Mar Adentro en la que se contó la historia de aquel gallero postrado en una cama durante treinta años y que pedía la muerte como único remedio para sus males.
Sin duda alguna, por razones de edad hemos tenido la suerte de conocer a los que eran grandes actores y actrices de España, caso de Arturo Fernández, Alfredo Landa, José Sacristán, Terele Pávez, Emma Penella, Paco Rabal, Concha Velasco, José María Rodero, José Coronado, Lola Herrera, Imanol Arias y muchos más, todos ellos nos conmovieron con sus respectivas películas que, sin duda alguna, lograron inquietarnos con su grandeza interpretativa, todo lo contrario de un tal Pedro Almodóvar que encontró un filón en la izquierda para que le financiaran los esperpentos que siempre dirigió. Claro que, el cine es otra cosa muy distinta a lo que entiende este personajillo.
Y ha tenido que ser este año cuando nos hemos vuelto a estremecer con una película llena de ternura llamada Saben Aquell. Hablamos de una narración en la que se cuenta la historia de Eugenio, aquel humorista catalán de los años setenta en la que David Verdaguer interpretando a Eugenio, tiene una actuación memorable junto a Carolina Yuste en el papel de su esposa, la que todo el mundo conocía como Conchita. Yo no conocía para nada a dichos actores, pero, tras ver el filme, confieso que ha quedado arrebatado por la historia, por la sencillez de esta, por lo alejada que queda de toda violencia y, porque por encima de todo se trata de una historia de amor que tuvo lugar en la vida real y en la que dichos actores la encarnan con una naturalidad aplastante.
David Verdaguer está sencillamente sublime; sus rasgos, su caracterización, su forma de hablar, sus cigarrillos, incluso su estatura que, acompañado por las gafas que usaba Eugenio, dan la medida de lo que es un actor en toda regla. Y Carolina Yuste no le queda a la zaga porque interpreta el papel de Conchita con una genialidad fuera de lo común.
¿Dónde estriba el éxito de esta película? Está clarísimo; en la naturalidad de esta, tanto en lo que la historia se refiere como a la manera de interpretarla por los actores.
En el filme se une la historia de amor de Eugenio y Conchita, la naturalidad en la que vivieron, la paz que trasmiten al espectador, incluso los exteriores han sido minuciosamente cuidados para que entendiésemos aquellos años sesenta y setenta, incluso en los ochenta en los que vivió el célebre y genial Eugenio.
Esta filmación ha sido nominada para varios premios que, en realidad, debería de llevárselos todos por la calidad de esta.
La paradoja de la película, tan real como la vida misma, es que tanto Eugenio como Conchita, Els Dos, que así se llamaban como dúo, quisieron triunfar en el mundo de la canción sin éxito alguno. Al final una entelequia, pero Eugenio, en su fuero interno sabía que dentro de su ser anidaba un cómico inenarrable que, como se demostró fue grande en su menester. Su gracia, al menos así lo entiendo yo, no era otra que parecía un empleado de una funeraria y, en realidad, dentro de su ser anidaba un cómico maravilloso, algo que entendió a la perfección David Trueba que, como director de la película sabía lo que hacía, nada más y nada menos que inmortalizar a un ser que tanta dicha nos regaló a los españoles en aquellos años citados.
Es de agradecer que en los tiempos que vivimos todavía se hagan películas para que las pueda ver toda la familia, padres, hijos y nietos y, todos, al unísono, queden embelesados con lo que han visto. Saben aquell que díu…….Eugenio, fuiste grande en la vida y, lo que es mejor, a partir de ahora vivirás eternamente.
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