Lo dicho, a grandes rasgos, es lo que intuíamos en su día cuando apareció la televisión, aquel medio asombroso al que tanto le temíamos puesto que, hasta creíamos que haría morir a la radio, el medio de comunicación y entretenimiento por naturaleza desde hace tantísimos años y, craso error el nuestro, para nuestra fortuna, claro está, la radio no es que no desapareció, es que incrementó el número de radioescuchas como dijera Matías Prats, aquel célebre locutor de la radio que, durante cincuenta años encandiló a España con su voz.
Pasados los años y analizados ambos medios muy pronto comprenderemos que, son compatibles el uno con el otro; yo diría que, en honor a la verdad, el ganador ha sido la radio en los momentos actuales porque dicho medio no ha perdido su magia. Uno escucha la radio y, a la noticia que le están dando le pone la imagen que le viene en gana, todo lo contrario de la televisión que, en demasiadas ocasiones, dichas imágenes nos laceran el alma. Lo explico. Te cuentan por la radio que ha habido un asesinato y se digiere de mala manera, es cierto; pero se soporta, aunque la noticia como tal nos haya roto el corazón. En la televisión, dicha noticia con sus imágenes nos destroza el alma; no es lo mismo que te hablen de un asesinato que te ofrezcan las imágenes reconstruidas el mismo. La diferencia es abismal. Y así sucede en todos los órdenes de la vida. Un ejemplo cualquiera. Nos cuenta la radio los asesinatos de los guardias civiles de Barbate y, lógicamente, nadie puede alegrarse, todo lo contrario. A su vez, esa noticia, vista por la tele con el caradura de Marlasca al frente, la repugnancia que uno puede sentir es mayúscula; así nos sucede con todos los miembros del gobierno, de forma concreta con ese Pedro Sánchez que, escuchado por la radio parece un cura franciscano dando lecciones de bondad, pero, cuando aparece su rostro por la gran pantalla, cualquiera, hasta el más tonto, adivina que en su rostro existe la maldad por mucho que lo quiera disimular.
La radio hacía -y lo sigue haciendo- auténticos milagros. Al margen de que es un medio que lo podemos escuchar desde mil sitios con distintos dispositivos, en su momento lograba que ciertas personas, con el timbre de su voz se hicieran muy famosos, algunos, hasta imprescindibles, tanto en los noticieros de todo tipo como con aquellas radionovelas en las que había auténticos artistas, es el caso de Juana Ginzo que alcanzó una popularidad increíble gracias al tono de su voz. Por cierto, la citada señora, cuando ya era una realidad incuestionable la televisión, se atrevió a salir en la pequeña pantalla y fracasó con estrépito. ¿Por qué? Porque cada cual le habíamos puesto el rostro que nos daba la gana y, al verla en la tele se nos derrumbó la imagen que teníamos de dicha señora.
De igual modo, la radio, durante tantísimos años fue el trampolín para muchos cantantes puesto que, sus canciones sonaban a diario y a todas horas. En estos momentos, dado que los artistas de la canción apenas graban discos, tal fortuna ha desaparecido de las ondas pero, pese a todo, todavía siguen quedando emisoras especializadas para divulgar la música.
Convengamos que la tele, en la actualidad, desde hace muchos años es un aparato que todos tenemos en casa, que lo conectamos de pura rutina y la que en muchas ocasiones no le damos crédito a todo lo que nos cuentan. Otro ejemplo. Si alguien quiere hacer la prueba para encontrar la diferencia entra la radio y la tele, solo tiene que ver un partido de fútbol en el televisor y, a su vez, escuchar al periodista de la radio; un mundo de diferencia porque mientras a las imágenes a veces les sobran todas las palabras, éstas son las que influyen en la radio, las que conectan con el oyente que, casi siempre, se emociona mucho más con las ondas que con las imágenes. Por cierto, entre otros muchos, José María García se convirtió en el periodista mejor pagado de España trabajando en la radio; la prueba es que el día que hizo sus pinitos en la tele fracasó por completo. Su voz era apasionante, como el mensaje que lanzaba mientras que, en la tele desilusionó por completo porque sus gestos no eran los que los oyentes tenían preconcebidos de él.
Han pasado muchos años, ha progresado la televisión de una manera fascinante, pero, para que nos hagamos una idea, los mejores periodistas, los mejor pagados, todos trabajan en la radio, que se le digan al que fuera el amo de España al respecto, Luis del Olmo hasta que se retiró y, en los momentos actuales, Carlos Herrera sigue siendo el líder en la COPE. Incluso, la publicidad en la radio es mucho menos agresiva que en la tele; no daña a nadie y, lo que es mejor, al ser más breve se soporta con agrado.
Para que nos hagamos una idea de todo lo antes expuesto, en la actualidad, hay una señora que trabaja en la televisión que, por decisión propia o por la empresa que le contrató, su voz aparece en off y nadie hemos visto jamás su imagen y su voz, sin lugar a duda es una de las más bellas de España. Dicha dama atiende por Elisenda Roca que es la locutora en la sombra en el programa Saber y Ganar; es más, tengo la seguridad que, dicha señora si apareciera en pantalla, de repente, le pasaría lo que le sucedió a Juan Ginzo, perdería todo su encanto y, sin duda, su popularidad. Ahora comprendo, claro, por qué dicha mujer siempre trabajó en la radio.
Felicitémonos de que, ese monstruo de mil cabezas llamado televisión no ha podido desbancar de su trono al mundo fascinante de la radio y, lo que es mejor, así seguirá por el resto de los años. Por ello, debemos de felicitarnos puesto que ayer fue el día mundial de la radio, no era para menos.
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