"Entre Córdoba y Sevilla hay un pueblo que en Andalucia llaman la Ciudad de las Torres, por estar embellecido por un crecido numero de ellas. Es curioso observar que aunque Écija, que así se llama el pueblo en cuestión, pertenece a Sevilla, sus habitantes gustan sobremanera del temperamento y costumbres de Córdoba, sin dejar por ello de ser sevillanos. Écija es como un café con leche de Sevilla y Córdoba, y si los ingredientes son buenos, la mezcla tiene que resultar superior" (Curro Fetén)
DESDE ECIJA PARA JAIME OSTOS
José María Portillo
Écija es cuna de toreros con denominación de origen, porque sus toreros no son en puridad lo que se entiende por toreros sevillanos.
Écija tiene una tauromaquia propia, con cenit en los años 50 y 60 del pasado siglo gracias a una pareja de toreros que conmocionaron la ciudad y aún la tauromaquia, Jaime Ostos y Bartolomé Jimenez Torres. Se entabló entre ambos una competencia que, pese a su brevedad en el tiempo, aún es legendaria en el toreo. Los partidarios de Jaime no podían entrar en los bares ecijanos donde se reunían los partidarios de Bartolomé y viceversa.
Yo tuve el honor de tratar a ambos y con Jaime mantuve una gran amistad hasta el final de sus días, que ahora se prolonga con su esposa María Ángeles. El trato entre ambos era de nobleza absoluta, Pepero la rivalidad trascendió incluso los limites de la provincia de Sevilla, alcanzando incluso a la ciudad de Córdoba. Y asi se organizó una corrida de desafío en la Ciudad de los Califas con la seguridad de el "no hay billetes". Hay que decir que Jaime era muy conocido en Córdoba al haber cursado los estudios de bachillerato, y que Incluso en la plaza de los Tejares se vistió de luces por primera vez en una nocturna, y siendo ya figurón del toreo, presumía de ello. Y hay que decir también que Bartolomé tenía gran cartel en la plaza de Córdoba.
Pero la corrida de desafío cordobesa se frustró por cogida de Bartolomé en fechas anteriores, pero, sin embargo, ninguno de sus partidarios ecijanos suspendió su viaje a Córdoba. ¿Por qué? Porque querían impedir el triunfo de Jaime en una plaza histórica, quizá la segunda de Andalucía tras la Maestranza. Jaime triunfó, saliendo a hombros apoteósicamente, y las fotos de Ladis lo atestiguan. Pero una tarde en Écija, los partidarios de Bartolomé fueron tan exigentes con Jaime, que este se acordó de Santa Teresa, la cual, en las afueras de Avila, se descalzó de sus sandalias de carmelita, y sacudiendolas, exclamó al marcharse de su ciudad: "De Avila, ni el polvo". Por tal recuerdo, Jaime, se despojó dicha tarde de sus zapatillas de torear y las dejó sobre la arena del coso astigitano.
Pero Jaime amaba a su ciudad, y tras muchos años de éxitos y cornadas, quiso retirarse en su ciudad y con su rival y gran amigo Bartolomé Jimenez Torres a su lado. Bartolomé llevaba muchos años retirado, pero esa tarde la compartió con Jaime entre barreras. El maestro, que cada vez toreaba mejor, cortó cuatro orejas y un rabo alternando con Tomás Campuzano y Mario Triana, y después de despachar Jaime su segundo, en el centro del ruedo, Bartolomé Jiménez Torres acompañado de un jovencísimo Fernando Atenciano, le desprendió la coleta.
Pero Jaime queria regresar al principio de su carrera y ver el apellido "Ostos" en los carteles reunido con.el apellido "Jiménez". Y se lo concedió la Virgen del Rocío, cuya importante Hermandad ecijana organizó un festival en el que intervinieron el maestro Jaime Ostos y el Maestro Antonio Ramón Jiménez, hijo de Bartolomé, y para mayor gloria, también participó El Pere, entonces novillero sensación, que nos asustó con su temeridad y Anonio Ramón Jiménez bordó el toreo como los elegidos.
El centro de la plaza había sido adornado con el emblema de la Hermandad y había un bando de palomas posado en el tejadillo de la plaza. Cuando la musica comenzo a sonar en el paseillo, el bando de palomas levantó el vuelo y comenzó a sobrevolar la plaza eh círculos cada vez más bajos y más cerrados, para acabar posándose en la alegoría de la Blanca Paloma trazada en el centro del ruedo.
Y en medio de esa emoción Jaime toreó de capote y luego comenzó su faena doblandose con rodillazos excepcionales. Ángel Mendieta lo resumió en el "Diario Cordoba" titulando du crónica: "Vino nuevo en odres viejos", Y es que Jaime toreaba mejor mientras iba acumulando años de toreria.
Y esta fue la última actuación en publico del maestro Jaime: en su pueblo y con el hijo de su rival y amigo. Cuando pasaban por Écija, Jaime le comentaba a su mujer María Ángeles que le encantaba que los partidarios de Bartolo le saludaran. Y ya se ha cumplido, porque en Écija residen las personas que lo han hecho posible: la Alcaldesa Silvia Heredia y un taurino y aficionado que yo diría que es universal: Fernando Atenciano, en el que se reúnen condiciones que exige la copla flamenca:
"El hombre para ser hombre
necesita tres partías:
hacer mucho,
no decirlo
y no alabarse en su vía"
Antes de concluir esta crónica sobre Jaime Ostos y tambien sobre María Ángeles, sobre María Gabriela, sobre la alcaldesa Silvia y sobre Fernando Atenciano, ecijano de toda España, y sobre Écija y sus habitantes, debo decir que, desde niño, escuchaba en mi casa el siguiente refrán:
"Cordobeses y ecijanos, primos hermanos". Y resulta que de cuantos ecijanos me lo han escuchado, he recibido su asentimiento y simpatía. Y es que ha sido siempre así. Lo demuestra un famoso de la crónica taurina, Gonzalo Luque del Pino "Curro Fetén" que debió de escucharlo, porque en la época juvenil de Bartolo y Jaime, publicaba un comentario en el que mostraba conocer muy bien las personas y las ciudades, y que dice asi:
"Entre Córdoba y Sevilla hay un pueblo que en Andalucia llaman la Ciudad de las Torres, por estar embellecido por un crecido numero de ellas. Es curioso observar que aunque Écija, que así se llama el pueblo en cuestión, pertenece a Sevilla, sus habitantes gustan sobremanera del temperamento y costumbres de Córdoba, sin dejar por ello de ser sevillanos. Écija es como un café con leche de Sevilla y Córdoba, y si los ingredientes son buenos, la mezcla tiene que resultar superior".
Jaime, Bartolomé, Calin Soria Lagartijo, Palmeño (cordobés que se hizo ecijano), Pere... todos vosotros me estaréis leyendo desde el Club de los Toreros Muertos, el que Guerrita fundó y preside en el Cielo para todos los toreros y aficionados buenos...
Pero tambien se lo dedico a José Antonio, a Tomás, a Pepe Luis Vargas ,al Ecijano, a Antonio Ramón, al Arriero, a Miguel Ángel, al Astigitano, a Ecijano II, a Paco Peña y a todos los demás... Va por vosotros y por Silvia, alcaldesa de todos. Y por Rocío, mi anfitriona, y amigas.
Y tambien por tí, María Ángeles, y por tí, Fernando, ecijano de toda España y aficionado universal.
José María Portillo Fabra
Presidente de la Tertulia Taurina El Castoreño
del Real Círculo de la Amistad de Córdoba
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