Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
"...Delante de mí, un aficionado gordo, serio, con sombrero se paró a mirarlos hastiado y calculó en voz alta --entre estos cuatro debe haber al menos un kilo de marihuana..."
Un kilo de marihuana
En Medellín cruzar la calle San Juan hacia la plaza un sábado a las tres y media es toda una faena. Semáforos lejanos, ocho vías de alta velocidad en doble sentido. Camiones aviones, camionetas saetas, buses obuses, automóviles misiles, motos, tricimotos, cuatrimotos rugientes y en medio, saltando por su vida como salmones a contracorriente, los peatones en busca de la orilla.
Seres de diversas edades; jóvenes que lo toman como deporte extremo, señoritas sexis al sesgo, hombres con bota y poncho al cuarteo, mayores, ancianos, minusválidos y hasta alguna señora con niño en brazos toreando de frente por detrás bólidos de 2.000 kilos o más a 80 kilómetro por hora… y no uno, decenas al tiempo.
Si los zascandiles que pusieron a Paquirri en la picota por jugar en casa propia con una vaquilla, cargando su hija, vieran esto quizá se retractarían avergonzados.
Y es que no hay opción, La Macarena, isla-rotonda entre autopistas solo se une al mundo por un puente peatonal elevado, pero hay que atravesar primero la avenida para llegar al pie de su grada, donde como segundo fielato una turba con pancartas, gestos, mal olor, y vociferante jetabulario antitaurino aguarda los sobrevivientes de la travesía.
Cada vez pienso que quienes logramos llegar al tendido, tenemos la misma o mayor autoridad moral que los corredores de los encierros pamploneses para exigir a los toreros que se arrimen. Al fin y al cabo arriesgamos como ellos pero en vez de cobrar pagamos.
Bueno, el sábado pasado, ya en lo alto de la pasarela, jadeantes por las emociones y la dura trepada, nos creímos a salvo. Error, aún faltaba otro desafío. Cinco metros abajo, desde el andén, apartados del grupo, cuatro chisgarabís con traza carnavalesca nos agitaban sendos letreros: “Pedófilos, Machistas, Neonazis, Taurinos” y cada uno con la misma burla bajo el rótulo: “somos minoría exigimos derechos”.
Delante de mí, un aficionado gordo, serio, con sombrero se paró a mirarlos hastiado y calculó en voz alta --entre estos cuatro debe haber al menos un kilo de marihuana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario