Paco Ortiz poseía un bastón de medir las proporciones de los caballos que había pertenecido a Antonio Cañero, y decidió donarlo a quienes son casi la familia del célebre rejoneador, los componentes de la Asociación Campera y del Rejoneo que lleva su nombre.
"...En este acto que hoy tiene lugar en "El Castoreño", Francisco Ortiz va a realizar una donación a la Asociación Campera y del Rejoneo "Antonio Cañero", que yo quiero agradecer también como cordobés y taurino, porque supone el regreso a Córdoba de un efecto personal del famoso rejoneador, ahora que otros se le retiran de la pública contemplación..."
CABALLISTAS Y CABALLEROS: PACO ORTIZ Y LA ASOCIACIÓN CAMPERA Y DE REJONEO ANTONIO CAÑERO
Transcripción de las palabras pronunciadas por José María Portillo Fabra, presidente de la Tertulia "El Castoreño", en el acto celebrado por la Asociación Campera y de Rejoneo "Antonio Cañero" en la sede de la Tertulia.
Córdoba, 24 de Junio de 2016.
Es un honor para la Tertulia Taurina "El Castoreño" del Real Círculo de la Amistad recibir al caballista sevillano don Francisco Ortiz y es un placer ser la sede, aunque sea por un día, de la Asociación Taurina y del Rejoneo "Antonio Cañero".
La historia como caballista de Paco Ortiz tiene su causa remota muchos siglos atrás. Cuenta la tradición que hace casi dos mil años, una barca llegó a la costa francesa de la Camarga llevando a María Magdalena y otras santas mujeres, tocando tierra en el lugar hoy conocido como Las Saintes Maries de la Mer, Las Santas Marías de la Mar. Pasando el tiempo, una de esas santas, la llamada Sara Kali y La Negra, se convirtió en la patrona de los gitanos franceses, que peregrinan a Las Saintes Maries de la Mer por cientos de miles, muchos de ellos a caballo, el día de Pentecostés, coincidiendo con la fecha de la romería de El Rocío.
Hace unos años, Francisco Ortiz - Paco Ortiz en el mundo ecuestre - decidió unir ambas celebraciones realizando a caballo un viaje físico de mil setecientos kilómetros que al mismo fuera un itinerario espiritual, en soledad con la Naturaleza, comenzando ésta por el propio caballo.
Para ponerlo en práctica, sólo contaba con su fe en si mismo y con la fortaleza de un caballo cruce con centroeuropeo, de capa blanca y de nombre "Manguara". Con un vehículo de apoyo precediéndoles, los dos cruzaron desiertos y montañas, soportaron la soledad, sufrieron el clima y dominaron el cansancio, y hasta superó el animal una inflamación de tendones manteniéndolo tres días con los remos sumergidos en las frías aguas del Segre.
Pero también pudieron jinete y caballo descubrir paisajes nunca conocidos, contemplar las nubes a sus pies en los Pirineos, gozar del amanecer y del crepúsculo, y en las marismas camarguesas, cruzarse con yeguas blancas y potrillos negros y ver a lo lejos los toros bravos de cuernos de lira.
Pero, sobre todo, también pudo el jinete explorarse a sí mismo en un continuo diálogo interior y descubrirse sensibilidades y fortalezas que ignoraba, y también pudo el caballo sentir despertarse los instintos atávicos que mantienen unido a todo animal con la Naturaleza .
Al terminar este viaje iniciático de más de 70 días, Paco lo veía ya todo de una manera diferente y más elevada que antes, y también pienso que "Manguara" ve distinto el campo cada vez que sale a él. Ni hombre ni caballo, tras la experiencia, volverían a ser los mismos.
Paco Ortiz trató de hermanar ambas concentraciones religiosas yendo en peregrinación desde Huelva a la Camarga, recorriendo con su caballo "Manguara" 1700 kms., en un total de 71 días de camino.
La aventura - que tuvo reflejo en los medios de comunicación franceses y no así en los españoles - concluyó en Las Santas Marías del Mar, recibidos por las autoridades religiosas y civiles y nombrados ambos Ciudadanos de Honor de aquella comunidad; ambos digo: también el caballo. Fue entonces cuando la historia de Paco y "Manguara" comenzó a convertirse en coplas:
"Con mi caballo
yo hice un largo caminar
desde Sevilla hasta Francia
y él me pudo acompañar.
Lo quiero tanto
que es mi amigo de verdad.
Él hizo que yo llegara:
quien merece más honores
es mi caballo 'Manguara' "
En este acto que hoy tiene lugar en "El Castoreño", Francisco Ortiz va a realizar una donación a la Asociación Campera y del Rejoneo "Antonio Cañero", que yo quiero agradecer también como cordobés y taurino, porque supone el regreso a Córdoba de un efecto personal del famoso rejoneador, ahora que otros se le retiran de la pública contemplación.
Y es que Antonio Cañero ha sido en Córdoba como su "hijo maldito", esa condición con la que se castigaba en Roma a aquellos de los que se quería borrar todo rastro de su existencia. Tal parece ser el sino de quien salvó la vida de personalidades republicanas en la Guerra Civil, que realizó después la mayor donación privada para beneficencia de nuestra ciudad y que en recompensa recibe acusaciones de hechos que fue imposible que llevara a cabo.
En el toreo tampoco ocupa Antonio Cañero su lugar exacto. Se le llama Califa del Rejoneo, pero también se le podría llamar califa del toreo, porque todo su desempeño profesional lo realizó con matadores de toros lidiando uno de los lotes de la corrida, además de ser un gran muletero y estoqueador a pie. Por eso, llamarle Califa del Rejoneo quizá sea escaso, porque, para empezar, Antonio Cañero no mandó en el toreo a caballo, casi inexistente en su época, sino que fue uno de los que mandaban en el toreo en general. Una prueba es el cartel que existe en Linares en el que el retrato de Antonio Cañero - que alterna en la corrida de Miura - preside el cuadro completo, apareciendo su nombre con caracteres más visibles que los de "Cagancho" o... ¡Juan Belmonte!. Y para continuar, los rejoneadores posteriores a Antonio Cañero actuaban de una manera completamente distinta a como él lo hacía, no teniendo más sucesor que, muy episódicamente, Alvaro Domecq Romero, Alvarito Domecq.
Debo hablar ahora de la Asociación Antonio Cañero, porque una iniciativa suya que no debe caer en el olvido, como ocurre en Córdoba con tantas cosas importantes. Fue aquel festival celebrado para erigir un monumento a su titular, cuyo cartel nos ha dado la bienvenida a la entrada de esta sala. El propósito de elevar el monumento a Cañero no se consiguió, pero el festejo sí se celebró. La asociación no fracasó, porque no fracasa quien no consigue algo, sino quien no lo intenta. Eso ya lo decía Pericles. Y aunque resultaron perdedores en su economía los miembros de la asociación, su triunfo fue el del orgullo de haber hecho algo a lo que no se atrevió nadie, algo que merece quedar como ejemplo en la memoria de la afición cordobesa.
Para terminar mis palabras, como amante de los animales, voy hablarles de caballos.
Si el perro es el único animal que tiene biografía por realizar actos espontáneos auténticamente morales, de lo que doy fe, y a veces heroicos, el caballo es el único animal cuyo nombre aparece ligado a la Historia.
Sarcófago de Alejandro en Estambul
Relieve de batalla de Issos, en el año 331 a. C.
Escena más conocida y más impresionante, Alejandro, tocado con una piel de león, alancea a un jinete persa cuya montura ha dado en tierra. El caballo de Alejandro, Bucéfalo, se alza sobre sus cuartos traseros, entre los que yace un persa caído.
"Bucéfalo", a tenor de los caballos esculpidos en el sarcófago de Alejandro, debió ser un ejemplar de concurso morfológico. No sabemos cómo era "Incinatus", pero sí que fue nombrado cónsul por Calígula, inaugurando así la presencia de animales en los cargos públicos.
El caballo Babieca fue un regalo que el padrino de El Cid, un religioso llamado Peyre Pringos o Pedro el Gordo,hizo a su ahijado.Uno de los monumentos más queridos y sentidos por los burgaleses es esta estatua, dedicada al Cid Campeador. Se encuentra en la plaza del mismo nombre, en pleno centro de la ciudad frente al Teatro Principal. Fue inaugurada en 1955 por Generalísimo Franco con un discurso que emitió desde el balcón del propio Teatro Principal .
"Babieca" nació en la comarca leonesa de La Babia - de ahí su nombre - y yace a la sombra de un roble en San Pedro de Cardeña. Era tan guerrero que cuando le colocaron a El Cid ya muerto en la montura y vio a los moros, galopó hacia ellos poniéndolos en fuga. "Rocinante", un caballo de trabajo, un caballo de aldea, no tuvo existencia real, pero es el que está más instalado en la Historia. Tanto como su caballero.
En el siglo XVIII, "Bridgens" fue el causante de que la palabra "derby" sea de uso universal para designar grandes encuentros deportivos, aplicándose por primera vez a la carrera de Epsom que ganó dicho caballo para su propietario, el duque de Derby. En el XIX, "Comanche" fue el único superviviente animal y humano del Séptimo de Caballería, aniquilado con general Custer incluido por la mayor caballería india al mando de Caballo Loco y Toro Sentado. "Comanche" puede admirarse naturalizado en un museo militar. .
En el siglo XX, el cine de aventuras galopó desde el principio a lomos de sus caballos, entre ellos, "Huracán", mustang salvaje que protagonizaba películas del Oeste en los años 40. Y ya en nuestro siglo XXI, un caballo nos une sentimentalmente a los andaluces con la Camarga: nuestro amigo "Manguara"
Cañero, sombrero en mano y marsellés; "Bordó",
cepillado y con blanquísima zalea.
Pero el caballo es también torero, y uno de ellos los representa a todos: "Bordó", castaño oscuro, calzado, colino, flexible, con mal genio y tan torero como su jinete, que lo quería tanto que quiso que los retrataran juntos como dos amigos. Vean la gran foto que nos preside: ambos, caballo y caballero, se han puesto de punta en blanco, como se estilaba entonces para hacerse un retrato. Cañero, sombrero en mano y marsellés; "Bordó", cepillado y con blanquísima zalea. Ambos a pié firme, botas y herraduras a la misma altura, de perfil, erguidos, posando... y mirando a un mismo punto. ¿Qué verían Cañero y "Bordó"? Porque lo espectacular es que parece que "Bordó" le comenta algo a Cañero y que éste le sonríe. No he visto foto ecuestre en la que caballo y caballero ofrezcan semejante imagen de amistad.
Hasta aquí mis palabras. Es difícil repetir un acto como este, pero yo les convoco a todos para llevar a cabo otro en el que volvamos a tratar de cultura, de toros y de caballos. Porque no intentarlo sería un fracaso.
Muchas gracias.
José María Portillo Fabra, presidente de la Tertulia "El Castoreño", durante su magnífica disertación.
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