Estar 40 años al frente de Nimes no lo consiguió ni Cneo Domicio Enobarbo,
que fue quien la incorporó la Imperio Romano.
Hace unos días se firmó el nuevo contrato entre el Ayuntamiento de Nimes, representado por su alcalde, Jean Paul Fournier, y Simón Casas, por el que la empresa del productor francés gestionará el coliseo de Nimes durante los próximos cinco años.
Casas alcanza y logra una cifra récord en este asunto, estar más de cuarenta años gestionando una misma plaza. Casi nada. Y, además, una plaza de primera. Que yo recuerde nadie ha estado tanto tiempo al frente de un mismo coso. Y eso es señal de que las cosas no se han hecho mal.
Fue el 7 de febrero de 1980 cuando firmó con el Ayuntamiento de Nimes la primera concesión del Coliseo de los Cónsules, la plaza en la que dos décadas antes se había tirado como espontáneo a un toro que le correspondía a Antonio Ordóñez. Bernard Domb Cazes, su verdadero nombre, lograba así su primer gran éxito en el mundillo taurino. Tras haberlo intentado como torero -aunque llegó a tomar la alternativa, también en Nimes, cómo no, siendo el primer diestro que se doctoraba en el anfiteatro romano- decidió cambiar el traje de luces por los despachos. Y le fue mejor lidiando con los que manejan el cotarro que frente al de los rizos, aunque creo que es bastante más difícil salir con bien en el primero de los casos…
Desde la llegada de Simón Casas, Nimes se ha convertido en uno de los ejes a cuyo alrededor gira la tauromaquia actual, no sólamente en Francia. Muchas de sus creaciones y grandes ideas han supuesto hechos históricos del toreo. Allí hizo que reapareciesen Litri y Paco Camino, en 1987, para dar la alternativa a sus respectivos hijos, convirtiendo el óvalo nimeño en escenario de otras alternativas de matadores luego tan destacados como Manuel Caballero, Jesulín de Ubrique, El Juli o Roca Rey, por no hacer muy larga la lista.
Desde luego situó a esta ciudad occitana en el mapa y en el circuito de las grandes ferias. Cuando se hizo cargo de su gestión en esta plaza tan sólo se celebraba una feria, la de Pentecostés en mayo, con dos corridas a lo sumo, y otra corrida más en septiembre.
A lo largo de sus cuatro décadas al frente de la misma ha conseguido crear dos ferias de relieve en cada temporada, con una extensión considerable y logrando que cada serial sea un gran acontecimiento al que peregrinan miles de aficionados de todo el mundo.
Antes había roto mano haciéndose cargo de la plaza de Frejus, de la que era asiduo Pablo Picasso, y luego, formando parte -con Enrique Patón y Roberto Espinosa- de una tripleta tan famosa casi como la integrada por Puerta, Camino y El Viti, llevó a cabo la primera experiencia de autogestión en Valencia, boicoteada sin piedad por motivos políticos, y estuvo al frente de Castellón, Alicante, Zaragoza, Valencia otra vez y, finalmente, Las Ventas, su gran objetivo y donde su labor no está dejando indiferente a nadie. También ha llevado a toreros -José María Manzanares padre, Cristina Sánchez, Finito de Córdoba, Uceda Leal, Julio Aparicio, Javier Conde, Daniel Luque, Román, Paco Ureña, Castella… o las rejoneadoras María Sara y Lea Vicens- y hasta ha escrito un puñado de libros. Quiso ser, y está por ver que no lo consiga, alcalde de su pueblo, y ha demostrado un ingenio y una imaginación como pocos en un sector tan opaco, cerrado y conservador como el suyo.
Mucho han cambiado las cosas para aquel torerillo que se fue en auto stop a confirmar su alternativa a Madrid, y si con el chispeante no destacó en el pelotón de los que lo intentan, como gestor -productor se autodenomina él- ha dejado claro que es una estrella y su nombre está ya para siempre entre los más destacados en el capítulo de la gestión taurina.
Estar 40 años al frente de Nimes no lo consiguió ni Cneo Domicio Enobarbo, que fue quien la incorporó la Imperio Romano.
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