Sebastián Vargas con "Devoto". Foto: https://twitter.com/CasaToreros
Un bravo toro
Jorge Arturo Díaz Reyes
Manizales, Colombia, II 9 20
El segundo, Devoto, un fiero colorado en Núñez, peleó de tercio a tercio, siendo lejos el mejor de lo que va de la temporada bogotana. Escribano al rematar mal una meritoria faena solo dio una vuelta al ruedo. Colombo saludó y Vargas fue aplaudido. Dispar encierro de Cediel.
La meteorología se puso contra la corrida. No más empezar, el sol, el cielo azul y el calor de todo el día, quedaron reemplazados por pesadas nubes gris oscuro, agua y frío. La lluvia constante arreció durante las lidias intermedias y el ruedo se anegó. La poca concurrencia se apretó bajo el tejadillo y el húmedo cemento desnudo brillaba lúgubre a la luz de la mitad de los bombillos porque los otros no encendieron. Los ateridos parroquianos apenas tenían ánimo de sacar el pañuelo para pedir trofeos. Los que quisieron lo hicieron apenas con gritos. El palco no tragó y el festejo pasó sin pelo.
Los de El Manzanal, vinieron de tres encastes: Domecq, Núñez y Santacoloma (los tres últimos). Dispares en todo; hechuras, talante y romana. Con 495 kilos promedio, exhibieron una diferencia de 121 entre un extremo y el otro. El grandulón primero fue bronco y desrazado. El segundo bravo, ya dijimos. Manso el tercero. Nobleflojo el cuarto. Encastado el quinto que renunció al final y desfondado el sexto. Con todo y eso fueron aplaudidos de salida los dos primeros y de arrastre: 1º, 2º, 4º y 5º. Todos atacaron los petos con brío y descabalgaron tres veces a los picadores. En tal escenario la terna de banderilleros también disvarió, no atinaron a redondear ninguno de los seis tercios que cumplieron alternando entre ellos primero y luego en solitario cada uno. Menudearon los pares a toro pasado, incompletos, fallidos, descolocados y desangelados.
Sebastián Vargas, rácano con el gran segundo de la tarde, lo dejó ir con las orejas puestas. Tuvo su mejor expresión en las cuatro verónicas y media del saludo que Devoto acometió fiero y fijo. Luego se arrancó desde los medios dos veces al caballó de Clovis, peleando con celo y tirándolo de la silla en el primer embite. Gran momento de la tarde. Cuando le pedían al cucuteño colocarlo para una tercera entrada, pidió el cambio de tercio y la gesta quedó mocha pero también el bravo con el mucho poder que desplegó en el último tercio prevaleciendo sobre una muleta intermitente que trazó algunos dibujos nítidos en medio de otros menos y largos, largos tiempos muertos. Recibió como mereció una gran estocada, pero la concurrencia estaba ya tan de su parte que solo hubo unas palmitas corteses para el espada.
Con el endeble cuarto, quiso y pudo ligar series plausibles por uno y otro pitón pero el toro caía y caía desluciendo la faena. Otro buen volapié y estoque total capitalizaron leves aplausos. Moraleja, es mejor apostar por el bueno que por el malo y no al revés.
Manuel Escribano, abrió con un jabonero manso sin remedio. Tampoco hubo mucho empeño por avivarlo, la verdad sea dicha. Y la muerte fulminante con solo un pinchazo bajo fue sorpresiva. Diluviaba cuando saltó el quinto. Regusto en las verónicas. Cal y arena con los palos, enmendando con un emotivo cuarto al quiebro. Sembrado en el platillo se pasó tres veces por la espalda y tres por el pecho las embestidas. Impertérrito, sin ceder, engarzó tandas ligadas y templadas a diestra y siniestra. El santacolomeño iba y venía fijo en el trapo, hasta que de pronto se rajó sin que la porfía lograra el milagro. Para peor, un pincho y medio fierrrazo caído y atravesado ineficaces motivaron el aviso. El agua caía en cascada desde los tendidos al callejón y el torero sin oposición convirtió el saludo en una vuelta express.
Jesús Enrique Colombo, confirmó con Despreciado”, número 15, cinqueño, negro, cornivuelto, de 570 kilos. La ceremonia es la única historia que queda del hecho. El manzanaleño alto, grandulón, boyancón y bruto fue descartado rápidamente por el confirmante que tras unos rudos encontronazos quiso abreviar con un pinchazo cuarteando y una estocada recursiva enojando a más de uno.
El de cierre, acompañó franco el raudo saludo de cinco verónicas, dos chicuelinas, media y serpentina. En la tónica de la tarde, los pares fueron dispares. Pero la primera tanda derecha fue de gran cadencia calentando, si es que se puede decir así, los corazones. De allí para bajo. Las siguientes menos aseadas y después el cornúpeta firmó su renuncia irrevocable. No pasaba y no pasaba. No hubo poder humano, y el ensopado respetable clamaba que lo matara para poderse ir. Una estocada a cabeza pasada surtió efecto y en gratitud los liberados pidieron una oreja inexplicable que el buen criterio de Usía dejó en un saludo, capote de paseo bajo el brazo.
Al público le gustó el asimétrico encierro y algunas de las lidias, pero la verdad es que la fea tarde no rompió. Para que vamos a decir que sí, si no.
FICHA DEL FESTEJO
Bogotá. Domingo 9 de febrero 2020. Plaza de Santamaría. 2ª de Temporada. Lluvia y frío. Un cuarto de de aforo. Seis toros de El Manzanal, dispares, bien presentados y de juego dispar. Bravo el ovacionado 2º. Aplaudidos en el arrastre: 1º, 4º y 5º.
Sebastián Vargas, palmas y palmas.
Manuel Escribano, silencio y vuelta tras aviso y petición.
Jesús Enrique Colombo, Confirmación, silencio y saludo tras petición.
Incidencias: El toro de la confirmción fue “Despreciado”, número 15, cinqueño, negro, cornivuelto, de 570 kilos.
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