Monumento levantado en Gelves, pueblo natal de Joselito
Se inauguró hace 56 años, en 1964, obra del escultor madrileño Federico Coullaut-Valera, que había ganado el concurso convocado por el Ayuntamiento de Gelves, una iniciativa que tuvo numeroso apoyos del mundo taurino. El bronce representaba a Gallito con el toro a sus pies, fulminado por la espada del diestro. Ahora se ultima la inauguración del monumento creado por la Hermandad de la Esperanza Macarena, que es obra del obra del imaginero y escultor Manuel Martín Nieto. Dos lugares emblemáticos en la vida del rey de los toreros unidos en el reconocimiento a su trascendencia histórica. Carmen de la Mata nos recuerda la efeméride vivida en el pueblo natal de Joselito.
El día que Gelves honró con un monumento a Gallito
Carmen de la Mata Arcos
Taurología Diciembre 2020
Este mes de diciembre está previsto, si la situación epidemiológica y sanitaria lo permite, la inauguración del monumento a Gallito en Sevilla. La Hermandad de la Macarena y la Cátedra Ignacio Sánchez Mejías de la Universidad hispalense, han sido los impulsores y promotores del programa “Joselito El Gallo, Cien Años de Gloria”, que incluía multitud de actividades (algunas de las cuales no han podido celebrarse debido a la pandemia) para dar a conocer y poner en valor la figura de José Gómez Ortega aprovechando que, como es sabido, en 2020 se ha cumplido el centenario de su muerte en Talavera de la Reina.
La escultura en bronce, obra de Manuel Martín Nieto, representa al hijo menor de Fernando “El Gallo” haciendo el paseíllo. El lugar elegido para la ubicación del monumento es la Plaza de la Esperanza Macarena, con el torero mirando hacia la Basílica.
Coincidiendo con esta inauguración, se trae hasta aquí el recuerdo de la propuesta y posterior plasmación del monumento que el municipio sevillano de Gelves dedicó a su hijo más ilustre. La iniciativa partió del Ayuntamiento, que aprobó por unanimidad de todos los miembros de la Corporación reunidos en sesión plenaria extraordinaria fechada el 2 de marzo de 1962, el proyecto de levantar una escultura a Joselito. El Alcalde de Gelves, Manuel Salazar Bermúdez, fue quien promovió la idea, con motivo del cincuenta aniversario de su alternativa en la Maestranza, además de que el Ayuntamiento había recibido por aquellos años la donación de unos terrenos, ideales para el emplazamiento de la obra.
Enseguida comenzaron las adhesiones al proyecto por parte de la gente del toro y de destacadas personalidades de la sociedad del momento, como Juan Belmonte, Eduardo Miura, José María de Cossío, Luis Bollaín, Manuel Lozano Sevilla, los Duques de Alba y de Pinohermoso, el Alcalde de Gelves ó Pedro Ciáurriz Benítez, propietario del solar donde se situaría la escultura. Por su parte, Antonio Ordóñez y Manolo Vázquez también prestaron su ayuda, ofreciéndose para organizar un festival taurino con el fin de recaudar fondos. De igual forma, Diodoro Canorea, gerente de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, puso a su disposición el coso del Baratillo como escenario para acoger una corrida de toros con idéntico propósito. El empujón definitivo al proyecto fue la autorización para abrir una suscripción nacional realizada a la Comisión Ejecutiva formada al efecto.
A raíz de esta decisión, las aportaciones económicas llegaron en mayor cuantía, haciéndose efectivas bien a través de un ingreso en efectivo en el propio Ayuntamiento de Gelves o, en su defecto, en una de las cuentas corrientes creadas con dicho objetivo, tanto en Sevilla como en Madrid. Aficionados, instituciones y asociaciones taurinas de todo el mundo se fueron sumando al homenaje que la localidad que había visto nacer a Gallito quería tributarle. Desde la empresa de la plaza de toros de Madrid hasta los Duques de Alba y Pinohermoso, pasando por la Federación de Sociedades Taurinas de Francia, acudieron solícitos a la llamada hecha por Manuel Salazar Bermúdez. Desde el país vecino, visitaron al primer edil destacados representantes del cuerpo diplomático, como los cónsules de Francia y Mónaco en España, M. Boppe y M. León Cazot, respectivamente. La inesperada muerte de Juan Belmonte el 8 de abril de 1962 hizo que se ralentizara notablemente la marcha de los trabajos preparatorios, ya que el Pasmo de Triana había sido hasta entonces uno de los principales activos de la idea. No obstante, la iniciativa continuó adelante a pesar de las dificultades.
En los primeros días de 1963, el Ayuntamiento de Gelves convocó un concurso entre los escultores españoles con el objetivo de seleccionar el boceto que llevaría a la práctica el monumento a José Gómez Ortega. Algunas de las bases que rigieron el concurso fueron: La libre elección del artista tanto del material como del tema a representar; la obligatoriedad de presentar junto al proyecto, la memoria del mismo, el plano de situación de la obra, varios bocetos y el presupuesto final; y la libertad de la que gozaba el consistorio a la hora de elegir la mejor opción ó, llegado el caso, dejar el concurso desierto. El jurado que tuvo la responsabilidad de resolver acerca de la cuestión, estaba compuesto por el Director del Museo del Prado, Javier Sánchez Cantón, el pintor Manuel Benedito y el escultor Sebastián Miranda. La obra que consiguiera expresar más fielmente la personalidad de Gallito, quedaría para siempre expuesta a los ojos de la afición.
Dieciocho maquetas de otros tantos proyectos conformaron la muestra que se instaló en la Caja de Ahorros San Fernando de Sevilla. Su inauguración, fijada para el 22 de abril de 1963, congregó a un ingente número de personas, entre las que estaban el Gobernador Civil, José Utrera Molina, y el Presidente de la Diputación, Señor Maestre y Lasso de la Vega. En su alocución a los presentes, el Alcalde de Gelves y el Duque de Pinohermoso ensalzaron al torero que introdujo de lleno a la fiesta en el siglo XX.
En el mes de mayo, ya estaban definidas las maquetas finalistas del concurso. La terna de obras destacadas pudo verse en el Círculo de la Unión Mercantil en Madrid durante la Feria de San Isidro. Las esculturas llevaban la firma de Emilio Laiz Campos, Amadeo Ruiz Olmos y Federico Coullaut-Valera. Pocos días después, se reunieron los integrantes del jurado y los de la Comisión organizadora para emitir el fallo. Finalmente, fue Federico Coullaut-Valera quien recibió el encargo de esculpir a Joselito.
Imagen de la instalación del monumento
En apenas unos meses, el escultor madrileño entregó el monumento, inaugurándose el mismo el 26 de abril de 1964. El bronce representaba a Gallito con el toro a sus pies, fulminado por la espada del diestro hispalense. Todas las personas que intervinieron en dicho acto recordaron las contribuciones más importantes que el menor de los Gómez Ortega llevó a cabo para adaptar la Tauromaquia a los nuevos tiempos. Sujetos de reconocimiento público fueron también los artífices que idearon el plan y que, pese a los obstáculos sorteados en el camino, no cejaron en su empeño en glorificar al “Rey de los Toreros”. Ayuntamiento de Gelves y Comisión Ejecutiva a la cabeza, así como peñas, asociaciones taurinas y aficionados a título particular. En el plano político, acudieron aquel día de primavera a la citada población sevillana, el Gobernador Civil, José Utrera Molina, y el Presidente de la Diputación, Señor Maestre y Lasso de la Vega, además como es obvio del Alcalde y anfitrión, Emiliano Muñoz González. En nombre de la Maestranza asistió el Conde de Villar de Tajo y por parte de la Hermandad de la Macarena, Ricardo Zubiría, Hermano Mayor. El cura párroco bendijo la escultura tras ser descubierta con anterioridad por el Alcalde. El montante total de la operación ascendió a más de 600.000 pesetas.
Gallito tendrá por fin un monumento en Sevilla en breves fechas, gracias al buen hacer y al arduo trabajo de la Cátedra Ignacio Sánchez Mejías y de la Hermandad de la Macarena, que con este acto honra al torero, al hermano y al oficial de junta, que auxilió en todo momento a la Cofradía y a cualquier miembro de ella como uno de sus grandes benefactores.
Tal fue la implicación de José en el día a día de la Hermandad, que participó en varios festejos para costear distintos gastos extraordinarios, como por ejemplo la novillada en la que actuó en solitario en la Maestranza en agosto de 1912 para ayudar económicamente en la adquisición de una corona de oro para la Virgen de la Esperanza.
Un siglo después de que dejara su vida en las astas de Bailaor, el toreo le devuelve al hijo de Fernando “El Gallo” parte de la entrega que él prodigó en los ruedos en forma de obra artística, que servirá como recuerdo perenne de su figura.
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