Juan Belmonte revolucionó el toreo y eso en competencia casi diaria con un Joselito que ha pasado a la historia como El Rey de los toreros da la medida de lo que significó para el arte de lidiar toros bravos el paso de aquel hombre de gran mentón, espalda ligeramente cargada, estatura más bien justa, piernas febles y apostura escasamente airosa
Y todo fue distinto
Paco Mora
AplausoS - 30 Diciembre 2020
Dicen que el ganadero de reses bravas Félix Moreno de la Cova le preguntó un día a Juan Belmonte que por qué había inventado la media verónica y que el trianero, parco en la palabra y profundo en su concepto del toreo, le respondió ni corto ni perezoso: “Pues no lo sé… Sería “pa” ahorrarme la otra media”. Lo cierto es que de Belmonte aquí a esa media desgarrada cerrando el capote hasta juntar las dos manos en la cintura, con el toro lamiéndole con los pitones el fajín en una escultura viva y estremecedora, quedó bautizada para “in aeternum” como “la media belmontina”. Y lo que en principio era un adorno pasó a formar parte del toreo fundamental.
Juan Belmonte revolucionó el toreo y eso en competencia casi diaria con un Joselito que ha pasado a la historia como El Rey de los toreros da la medida de lo que significó para el arte de lidiar toros bravos el paso de aquel hombre de gran mentón, espalda ligeramente cargada, estatura más bien justa, piernas febles y apostura escasamente airosa. En la tauromaquia hay dos tiempos bien acotados; el de antes y el de después de la consagración del Terremoto de Triana. Y eso lo tenía muy claro aquel semidiós del toreo que se llamó José Gómez Ortega “Gallito”, que entregó su vida en holocausto a su catadura de líder en la plaza de Talavera de la Reina.
Quisieron enfrentarlos, pero aquel torero apolíneo, inteligente y sabio que fue Joselito, no entró al trapo de quienes trataron de establecer una competencia fuera del ruedo entre aquellos dos “monstruos”. José adivinó enseguida que Juan llegaba a revolucionar el concepto del toreo que él había heredado de Lagartijo, Guerrita y Machaquito, y que desde su irrupción en los ruedos todo sería diferente. Supo ver que aquella frase de “el torero propone y sale el toro y todo lo descompone” había pasado a la historia. Que a partir de Juan todo sería distinto. Y lo fue. Y lo sigue siendo…
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