¿Es posible que, como sugería anoche en El Chiringuito el presidente del Getafe, Ángel Torres, el Atlético tenga miedo de su propia afición? ¿Y por qué debería tenerlo? Yo conozco a un montón de atléticos con los que me llevo muy bien, gente inteligente y sensata y, muchos de ellos, antimadridistas irreconciliables. ¿A qué aficionados podría tener miedo Gil? ¿A los más violentos, quizás? Hoy, en su perfil de Twitter, Alfredo Duro recordaba cuando hace poco el Atlético de Madrid decidió mirar hacia otro lado, como ahora, cuando un grupúsculo de descerebrados que se hacían llamar atléticos acudió a Valdebebas como quien acude a tomar una colina en tiempos de guerra con la única y sacrosanta misión de insultar a dos jugadores del Real Madrid juvenil. Como en esta ocasión, el Atleti también quedó mal en aquella puesto que simplemente no dijo nada, ni siquiera fingió estupor o indignación, simplemente dejó pasar el tiempo. Aquella actitud, que trasladó otra vez hacia el exterior una imagen muy negativa del club, encajaría con ese supuesto miedo que la propiedad del club le tendría a un sector muy localizado de aficionados. Florentino los puso de patitas en la calle, Laporta también, a Gil parece costarle más: ¿quedó mal ayer el Atleti porque entre transmitir una imagen muy negativa como club o enfrentarse con algunos aficionados prefirió hacer lo primero? Es posible.
¿O quedó mal el Atlético de Madrid porque entre transmitir una imagen muy negativa o que se hablara de su situación deportiva eligió lo primero? La situación deportiva del Atlético es muy mala, eliminado de todo, jugando muy mal a lo largo del año, con el mayor presupuesto de su historia y con el entrenador mejor pagado del mundo sentado en el banquillo. ¿De verdad que el Atlético de Madrid justifica su temporada clasificándose entre los cuatro primeros? El Barça, desde luego, no lo hace, pero en el Atlético de Madrid existe la sensación generalizada de que Simeone y la mejor plantilla atlética de la historia cumplen siendo cuartos por detrás de Real Madrid, Barcelona y Sevilla. ¿Es posible que, entre quedar fatal delante de todo el mundo o lograr que no se hable de lo rematadamente mal que juega el Atlético de Madrid, al final en el club optaran por llamar a la puerta menos mala? Es posible.
Como decía, rara vez existe en el mundo del fútbol profesional, y me atrevería a decir que también en el periodismo, una unanimidad como la que, a propósito de la negativa del Atleti a hacerle el pasillo el domingo al Madrid, se ha producido en el día de ayer. Todo el mundo coincide en que es un error, uno de los gordos, y que el principal damnificado es el propio club. Por supuesto que habrá atléticos que celebren esa decisión como si de un título se tratara, también hubo quien festejó los insultos a Peter en Valdebebas como si fuera una Champions, pero el sentimiento generalizado es de estupefacción, de cierta incredulidad también ante las explicaciones ofrecidas, que más parecieran surgidas de la pluma de un verdadero orate que de un profesional de la comunicación que trabaja para uno de los clubes más grandes de España y de Europa. La afición del Madrid no está en esto, sus jugadores mucho menos, Florentino ni te cuento. Y como trato de comprender cómo es posible que un club serio se pegue adrede así un tiro en el pie, sólo me quedan dos respuestas a la pregunta "¿por qué?": Miedo a los ultras o vergüenza por una temporada ciertamente lamentable. El pasillo es lo de menos, claro, siempre lo fue, es esta casa rojiblanca la que no se tiene en pie con estos cimientos tan pobres. Ni Neptuno los entiende... como para hacerlo los demás.
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