Recordemos que, Manolo Escribano, tras el festejo aludido, entrará a formar parte de ese elenco histórico de toreros que a lo largo de la historia han tenido una gesta como la suya. El diestro de Gerena será el que completará la docena de diestros que se han enfrentado a esta divisa en solitario desde que la fiesta existe.
Antes le precedieron:
Manuel Fuentes Bocanegra en Sevilla, año 1873. Lagartijo en Madrid, año 1874. Mazzantini en Sevilla, año 1884. Morenito de Alcalá en Sevilla, año 1907. José Gómez Ortega Joselito, Valencia, año 1915. Antonio Chenel Antoñete, Palma de Mallorca, año 1956. Joaquín Bernadó, Barcelona, año 1972. Juan Antonio Ruiz Espartaco, Sevilla, año 1987. Juan José Padilla, Bilbao, año 2001. Javier Castaño, Nimes, año 2012 y Antonio Ferrera, Málaga, año 2014.
Tras lo explicado, lo dicho son palabras mayores. El dato contado es elocuente. Si durante toda la historia del toreo doce hombres han sido capaces de llevar a cabo semejante logro, incluido el citado Escribano, el asunto tiene tintes de epopeya, no ya por el marco que es bellísimo, pero sí por la gesta en sí que en manos de Manolo Escribano promete frutos esperanzadores de cara a lo que puede ser un éxito de clamor a poco que algún que algún que otro toro ayude. Lo que sí está clarísimo es que no se lo podrán fácil los Miura al admirado diestro, todo lo contrario porque le pedirán su acreditación como matador de toros, algo que dicho diestro ha mostrado y presumido en repetidas ocasiones frente a los toros miureños.
Hemos hablado del elenco de los diestros que se han enfrentado en solitario a seis toros de Miura pero, casualmente, Manolo Escribano es el único diestro en la historia de toreo que ha indultado un toro de dicha ganadería, otro galardón con el que puede presumir este torero tan avezado en la lidia de estos toros que, insisto, hasta tuvo la fortuna de cortarles las orejas y rabo simbólicas a un toro de Miura. Cuidado que, lo dicho son todas palabras mayores, nada de bromas como suele suceder tantísimas veces cuando las figuras hacen su aparición en los ruedos.
Hay que ponderar muchísimo estos gestos puesto que, sin duda alguna, como tales, ya tienen el rango de la heroicidad al más alto nivel; no se trata de matar seis burros medio muertos de salida al estilo Juan Pedro, la cuestión estriba mucho más allá puesto que, seis Miuras son siempre un componente de verdad y emoción al más alto nivel. A la hora de la verdad los toros saldrán como quieran salir, embestirán de la forma que les dará la gana pero siempre, bajo los efluvios de la verdad rociada de la más pura emoción.
Lo confieso, soy un enamorado del toro en su total plenitud, en su esplendor mayúsculo y es ahí donde nace la auténtica verdad de esta fiesta maltrecha, usurpada y vilipendiada por ganaderos mediocres que dicen criar toros artistas; seamos serios y sensatos, el artista tiene que ser el torero, el toro siempre debe ser fiero para plantarle cara al artista en cuestión. Hemos llegado a un momento en que, respecto al toro, todo vale y eso es una mentira enorme la que, contada por millones de veces, mucha gente entiende como la verdad de la fiesta. Ponderemos, ante todo, una gesta de este calibre que, como digo, solo doce hombres a lo largo de la historia han sido capaces de llevarla a cabo, de ahí la admiración que podamos sentir por Manolo Escribano, como en su día nos decantamos por Javier Castaño en aquella corrida nimeña en la que logró un triunfo de clamor.
En las imágenes, distintos momentos de ese héroe del torero llamado Manolo Escribano, un hombre para admirar.
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