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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 7 de marzo de 2010

TABACO Y ORO / Por José Ramón Márquez

"¿Qué sabrá el Mariscal Romero del tabaco,
que da gusto a los sentidos y color a los vestidos de los buenos toreros?"
(Sevilla, un victorino y El Cid, de tabaco y oro. ARJONA)

TABACO Y ORO

José Ramón Márquez

Es que ni con los terremotos, ni con los tsunamis, ni con el barco ése de la ola gigante, ni con los cuatro millones y pico de parados conseguimos que la patulea ésta nos deje en paz de una maldita vez y metan las manos en sus propios bolsillos. Ya se podían acordar un poco de Haití, que había que verlos y oírlos hace unas semanas y ya se les ha olvidado, y dejar a los toros vivir en paz en las dehesas y morir con dignidad en la plaza.

Cada día aparece uno más. Ayer, en la Radio Nacional de España, otro tonto. Por cierto, que me creía yo que éste ya no se encontraba entre los vivos, pero ahí asomó. Se llama Vicente Romero, El Mariscal Romero para el siglo. Empezó de buena mañana a meterse con que si los toros no son cultura, que digo yo que a quién le importa si lo son o no lo son y que qué sabrá el señor éste de la cultura. Decía también que es una vergüenza (¡qué español es esto!) que los toros sean bien cultural y el rock no lo sea. Justo antes había alabado la característica del rock como género indómito y libérrimo fuera de toda norma o regulación. Luego dijo su frase:

-Un tío con un puro humeante en una plaza de toros…

Pues yo, Vicente, Mariscal, que no creo que todos los rokeros sean borrachos y drogatas, cultura por cultura, prefiero la cultura del tabaco en las divinas vegas de Vuelta Abajo, provincia de Pinar del Río, y allí, especialmente, en el aleph de San Juan y Martínez, arcilla roja y casas del tabaco, donde está el Hoyo de Monterrey, nombre del lugar y de la marca favorita. Y muchas más cosas que el Mariscal ignora: la Serie D de Partagás -y nada más-, los Sir Winston de H. Upmann en tubo de aluminio, las Panetelas de La Gloria Cubana, los Sancho Panza -macarras grandullones que no matan a nadie-, los Cazadores de Romeo y Julieta -con cuyo rosal iría Federico a Santiago- , los Por Larrañaga, El Rey del Mundo con su carroza, los Punch y La Escepción de José Gener, los Lonsdale de Rafael González Márquez, los Gisbert y el enorme Montecristo A, los Davidoff -el inolvidable Nº 2 de cuando Zino estaba en Cuba-, los Bolívar para fumadores curtidos, los Gispert, los humildes Fonseca, las impresionantes Coronas Gigantes de Ramón Allones, los Quintero, la elegante Selección Nº1 de Juan López , los San Luís Rey…

¿Por qué tanta gente opina de lo que ignora?

¿Qué sabrá el Mariscal Romero del tabaco, que da gusto a los sentidos y color a los vestidos de los buenos toreros?

Fuente: Blog Salmonetes ya no nos quedan

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