la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 24 de noviembre de 2010

MÉJICO: TRINFO DE CASTELLA EN EL COSO DE INSURGENTES


 Bien encierro de Xajay para Castella
- Foto de Emilio Méndez -

MAGNIFICA ENTRADA, OTRO TRIUNFO DE CASTELLA.
Jardinero de San Mateo
El sol brillaba, la tarde era tibia y luminosa y la entrada en el coloso de Insurgentes era casi un lleno en el numerado y poco poblado general. El escrupuloso ganadero Don Javier Sordo Madaleno había preparado con todo cuidado un excelente encierro, clásico de su hierro, toros de finas hechuras, sin pitones descomunales, bellos de lámina y nobles en su mayoría, como lo veríamos después. Pero sucede que estos jóvenes de ahora y algunos no tan jóvenes no tienen palabra de honor. Bien debía incluírseles en el contrato con la empresa un compromiso de entrega y voluntad o una cancelación  de su siguiente presentación.  No se vale que con tan buenos auspicios, la parte mexicana eche a perder un cartel que sobrevivió y con creces, sólo por el arte y la magia de Sebastián Castella.

  Hace un año, en estas mismas fechas, titulaba: “Otro Baño Español”.  No quiero reiterar, pero parece que la historia se repite y hay que tomar providencias rápidas.  Sería propio que los matadores, después de pasar por su oración, deben de hacer un voto de voluntad, cumplir con su profesión y exhibir dignamente sus habilidades taurinas.  Ya vimos el año pasado que Fernando Ochoa,  Manuel Martínez, Guillermo Capetillo, Guillermo Martínez, Miguelete y otros que escapan a la memoria, no tenían títulos para venir a la plaza principal del continente.  Me preocupa que tengamos que hacer esta advertencia, pero si la empresa ha dispuesto una amplia contratación de toreros nuestros y del otro del lado del Atlántico y de ganaderías acreditadas, lo mínimo que corresponde es que los que partan plaza ofrezcan una actuación preñada de voluntad y oficio.  Ya lo vimos en el caso de José Mauricio y hoy se repitió con Fernando Ochoa y alarmantemente con el propio Arturo Macías, en quien la gente confiaba plenamente en su reaparición en esta plaza.

Volvió  a ser el formidable diestro francés, Sebastián Castella, quien dictó la cátedra en esta tarde.  A su primero de nombre “Recuerdos”, toro fino y de buenas hechuras, se le picó justito, suficiente para que en el quite se instrumentaran chicuelinas ceñidas en los medios que provocaron los primeros aplausos.  El ahijado de Enrique Ponce –tan distintos en su expresión artística- bordó con la muleta, primero, varios pases por alto, con los pies muy fijos rematados con el de pecho.  No acababan los aplausos cuando bajó la mano e instrumentó derechazos lentos y templados que volvieron a alborotar a la concurrencia.  Mostró el sitio con el que circula en las plazas y dio un parsimonioso pase circular, el toro noble le seguía, cargó con la izquierda, que  no era el mejor lado y repitió otros hermosos y hondos derechazos, estructurando una magnífica faena. El grito de “torero” se oyó en los tendidos.  El animal de hecho “planeaba” y él lo traía casi en los tobillos.  Al matar con una certera estocada en lo alto mereció su primera oreja.  En el quinto de nombre “Castoreño”, un cárdeno bajo y de menos encornadura, elaboró una faena estrujante con un toro que había que mandarlo y no era fácil, pero el de Bezier siempre estuvo en el sitio correcto. Le dio tres pases por alto y tres de pecho, impecable, con un remate de cromo. Le sacó  varios derechazos que se pasó por la faja, exprimiendo las embestidas del animal hasta que le dejó tres cuartos de estocada arriba que fueron suficientes.  Fue una faena para conocedores y a ellos no les hubiese sorprendido que se le diesen a Castella dos orejas.

Por otra parte, Fernando Ochoa vio aparecer por la puerta de los sustos, dos bureles nobles, a los que les pretendió darles una lidia adecuada y el resultado fue una retahíla de pases  que el público respondió con pitos y abucheos. A la hora de la espada soltó pinchazos y la gente se desilusiono totalmente. A Arturo Macías, le habíamos visto mejor, más reposado, instrumentando mejor el toreo el viernes pasado pero hoy se desplomó quizá  se salvaron algunos pases por alto, estrujantes con un magnifico colorado “Buen Camino”. En el sexto, cuando soplaba el aire, no hizo nada con la capa, intento acomodarse con la muleta pero los pases salían descompuestos, destemplados y se hizo acreedor a otro abucheo. Repito por alto con manoletinas para matar después de aviso, tras tres pinchazos. Se esfumo la esperanza de triunfo como en muchas otras tardes.

El publico tiene que comprender que esto ocurre en “todas las casas de toros“ y no debe desanimarse, ha hecho muy buenas entradas y esperamos una recompensa el domingo próximo. Y felicidades al ganadero, ha traído un inmejorable encierro, por lo  menos los cuatro primeros, tenían  trapío y nobleza, estaban  en peso para la México, por ello fueron aplaudidos en el arrastre.



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