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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 22 de marzo de 2016

"EL INCLUSERO", HOY HACE 50 AÑOS / por Antolín Castro

Antonio Ordóñez cede los trastos de matador a Gregorio Tébar 'El Inclusero'


"...Consumado capotero, era con la muleta donde recreaba el toreo relajado que ha sido muy difícil de igualar. Además, su capacidad lidiadora y su torería le convirtieron en un torero de culto. Eso sí, para los aficionados. Las empresas o no entendía de ese culto o no lo quisieron entender..."

HOY HACE 50 AÑOS

No pude estar allí. 19 de marzo de 1966, hace cincuenta años de esta imagen y yo no pude estar presente, a pesar de tener el máximo interés por hacerlo.

Mis obligaciones militares, donde me encontraba desde hacía quince días atrás, me impidieron presenciar en directo la alternativa de Gregorio Tébar ‘El Inclusero’. Cierto es que me lo propuse, intentando convencer a un compañero de mili para que con su Lambretta, una moto muy parecida a la Vespa, se atreviera a realizar el recorrido conmigo hasta Valencia, ida y vuelta en dos días, sábado y domingo, como en este 2016. No se atrevió y yo me quedé a la espera de noticias.

Una frustración el no poder acudir a ver la alternativa de mi torero favorito, al que había seguido por múltiples plazas en su periplo como novillero desde 1964. Después lo seguí haciendo desde su confirmación en Madrid en adelante, pero ese torero, que estaba predestinado a ser el torero favorito de muchos aficionados, quedó relegado sin justificación torera alguna. Muchas más veces tuve ocasión de verle torear en sus distintas épocas, siempre convencido de que reunía las condiciones para ser alguien muy importante en el escalafón. No quisieron, así de sencillo.

Cuanto más le admirábamos en Madrid, plaza a la que siempre se entregó y en la que los aficionados se le entregaron a él, más, mucho más, era relegado a un papel secundario, cuando su calidad exigía un trato muy diferente. Consumado capotero, era con la muleta donde recreaba el toreo relajado que ha sido muy difícil de igualar. Además, su capacidad lidiadora y su torería le convirtieron en un torero de culto. Eso sí, para los aficionados. Las empresas o no entendía de ese culto o no lo quisieron entender.

Esta es la naturalidad de El Inclusero

El caso es que sus apariciones fueron distanciándose en el tiempo, mientras el anhelo por volver a verle anunciado se hacía cada vez más necesario para los amantes del toreo de verdad. Ha pasado ya un tiempo desde su última actuación de luces, pero somos muchos los que daríamos algo por volverle a ver haciendo el paseíllo en una plaza.

A pesar de ese tiempo transcurrido, su puesto, su estilo, su forma de interpretar, sigue sin ocuparse. Vemos muchas tauromaquias, como se dice ahora, pero ninguna tan desde la verdad y la naturalidad, que prácticamente convirtió en su mejor seña de identidad. El gran Joaquín Vidal escribió de él el mayor abanico de piropos y calificativos a la hora de enjuiciar su toreo, y aquello despertaba envidia entre los compañeros de su época. No era uno más y eso lo sabíamos todos.

Yo añoro su toreo todavía. En estos cincuenta años son muchos los matadores que se han doctorado, pero ese ídolo de mi juventud sigue ocupando una parte muy importante de mi afición, que en parte se la debo a lo que de él pude aprender viéndole torear.

Ahora, cuando pretende celebrar esos 50 años de matador de toros toreando en su tierra taurina, Alicante, en la próxima Feria de Hogueras, al tiempo que poder rendir homenaje a la familia Manzanares, con quién estuvo ligado primeramente al abuelo Pepe Manzanares, su primer mentor y banderillero de su cuadrilla, podría cumplirse el hito de haber toreado con las tres generaciones, José Mari padre y ahora José Mari hijo, yo también podría cumplir ese sueño de volver a ver a quien cimentó y acrecentó mi afición.

Ojalá se puedan cumplir esos sueños. No sería yo solo el que lo disfrutaría, los aficionados cabales tendrían oportunidad de comprobar, con un poco de suerte, de nuevo o por primera vez, cómo es el toreo desde la verdad y la naturalidad. Ya no somos jóvenes, pero sabemos cuál y cómo es la autenticidad en el toreo. Mis felicitaciones por estas bodas de oro y mucha suerte, maestro. 

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