Me complace reproducir la crónica que escribí sobre la novillada sin picadores celebrada en la plaza francesa de Bayona la temporada de 2013 en la que descubrí al diestro peruano de Lima, Andrés Roca Rey. La publico por propia satisfacción y para celebrar que aquello que dije se ha cumplido con creces. Doy gracias a Dios por el tino que me ha regalado para descubrir futuras figuras del toreo cada vez que he hecho un pronóstico a riesgo de equivocarme y, por qué no decirlo, quedar en ridículo. Esta crónica sobre Andrés Roca Rey me hace recordar lo que escribí sobre la actuación de Enrique Ponce en su primera novillada con picadores en Castellón y que titulé “Va a ser figura grande”
Esto es lo que escribí la primera vez que vi actuar sin picadores a Andrés Roca Rey:
Asombró el novillero peruano Andrés Roca Rey
En las ferias de las plazas francesas más importantes del sur oeste se suelen celebrar dos festejos diarios. Novilladas matinales de prueba y cata para novísimos valores, y corridas de toros vespertinas. Concretamente a estas novilladas, los aficionados galos acuden ilusionados, y hasta diría que religiosamente en busca de los que puedan anunciar porvenir cuando el sol aún no es cenital. Anteayer tuvieron mucha suerte. Por la mañana descubrimos al novillero nacido en Lima, Andrés Roca Rey, que debutó y actuó por ver primera en un coso considerado de primera categoría entre los europeos.
De familia muy taurina y muy querida en los ambientes taurinos peruanos, este chaval ha pegado un asombroso estirón, física y profesionalmente. Ya espigado aunque todavía no tanto como de seguro lo será en un par de años y totalmente cuajado dentro del escalafón menor con completísimas y excepcionales condiciones toreras. Uno de esos niños que, muy de vez en cuando y, nada más verles actuar, parecen que estamos viendo a una gran figura consagrada. Mucho había oído y leído sobre este hermano menor de los Roca Rey pero, como con tantos otros, nunca creo hasta meter mis dedos en la yaga de su realidad.
Pues bien, me atrevo a afirmar que, si no padece algún grave inconveniente y el niño persiste en su ahora mismo incuestionable propósito, nos hallamos ante un fuera de serie de calado mundial. No solo El Perú podrá contar con quien parece estar llamado a ser el mejor torero nacido en tan lejanas tierras a lo largo de la historia, además podrá codearse de tú a tú con los más grandes toreros que se vaya a enfrentar en un próximo futuro.
Y que conste que no exagero nada en lo que digo. Sostenidas por un valor sobradamente natural, Andrés Roca Rey posee todas las cualidades que distinguen a las más grandes estrellas del toreo: elegancia, templanza, inteligencia, frescura, donosura y un variadísimo sentido de la creatividad, tanto en su soberbia interpretación de las suertes fundamentales con el capote, con la muleta y con la espada, como en su especial don de improvisar toda clase de hallazgos con los que adorna sus faenas. Los que nunca le habíamos visto, quedamos boquiabiertos al verle en acción frente a un novillo ciertamente noble y encastado aunque de esos que piden el carnet y pasan factura a los que carecen de clase. Por supuesto que los aficionados galos de Bayona conectaron enseguida con este portentoso joven desde que se abrió de capote en el recibo del animal hasta que lo mató de una sensacional estocada. Andrés cortó las dos orejas de su novillo y fue sacado a hombros.
Apoderado por José Antonio Campuzano, seguro que progresará hasta que tome la alternativa. Acontecimiento que debería acontecer en su Lima natal y en una de las mejores corridas que se celebren en la más importante feria de América, la del Señor de los Milagros en la histórica plaza de Acho. No quisiera perderme el que, sin dada, será suceso estelar. Como también lo serán cuantos festejos participe en todas las plazas del mundo y, no digamos, en las españolas. Que así sea.
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