Así ha sido, los toreros y su fe entre cofrades y feligreses rodeando con fervor la imagen de del Nazareno con la Cruz a cuestas para ofrecerle sus chaquetillas bordadas en oro, parte de su traje de torear, pidiéndole, rogándole en oración que la ciudad de Quito pueda volver a celebrar la gran feria taurina que lleva su su mismo nombre, la de Jesús del Gran Poder. Ojalá sus plegarias sean oídas y la capital de Ecuador vuelva a brillar en el firmamento taurino con el esplendor que la hizo famosa en su plaza de Iñaquito. Dios lo quiera.
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