la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 27 de marzo de 2016

No está aquí, ha resucitado.






Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: 

'Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día'". 

Evangelio según San Lucas 24,1-12. 


El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. 

Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 
Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. 
Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: 

"¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? 

No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: 

'Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día'". 

Y las mujeres recordaron sus palabras. 
Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. 
Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron. 

Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.

Evangelio según San Lucas 24,1-12. 

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