"...Hacía tiempo que no se había visto hervir una plaza como hirvió ayer tarde la de Monleón. ¡Zambombazo y gordo el del joven fenómeno de allende los mares recriado en Sevilla! Cómo se pasaba los cornúpetas por el lado derecho, por el izquierdo, de frente y de perfil, de pie y de rodillas..."
La cafinitrina por las nubes
¡Cómo viene este año la quinta del biberón! De reclutas nada. Llegan rabiosos y con ganas de comerse el mundo. Ingresan en las filas del toreo pidiendo a gritos el puesto de mayor peligro en la brigada de choque. Y esto ya no es el frente de Castellón ni el de Olivenza. Aquí, en Valencia, se enfrentan a la artillería pesada sin dar un paso atrás. Roca Rey armó la marimorena con un lote que tenía más peligro que un mono loco con una navaja de afeitar en cada pitón. Tiene una disposición que si le pone la muleta al Micalet, éste le embiste con todo. El público no lo pudo aguantar sentado y la plaza de la calle Xàtiva parecía un manicomio mientras el peruano que se ha sacado de la manga José Antonio Campuzano, se pasaba los cornúpetas por el lado derecho, por el izquierdo, de frente y de perfil, de pie y de rodillas. Hacía tiempo que no se había visto hervir una plaza como hirvió ayer tarde la de Monleón. ¡Zambombazo y gordo el del joven fenómeno de allende los mares recriado en Sevilla!
Talavante, serio, Talavante quieto, Talavante imaginativo, sosegado y rebosando personalidad por los cuatro costados, aguantó el turbión, pero tuvo que emplearse a fondo. El ciclón que se le venía encima no era para menos. El extremeño tuvo que echar mano de ese valor espartano que le caracteriza y del arte que atesora para hacerle frente al fenómeno atmosférico en que se había convertido su joven adversario. Que tú quitas por chicuelinas, yo lo hago por gaoneras, que tú soplas estatuarios de Benlliure, yo atizo el pase del celeste imperio, que tú te arrodillas y toreas con un temple exquisito yo rezo el santo rosario genuflexo. Eso ha sido un mano a mano de verdad. ¡Qué falta le estaba haciendo esto a la Fiesta! ¡Qué temporada se nos avecina! Y eso que los toros de Victoriano del Río no fueron muy allá y hasta alguno salió con peor leche que un murciélago borracho...
Y esta tarde El Juli y López Simón. Va a ser la guerra, porque no veo a ninguno de los dos rindiéndose sin dejarse la piel entre los pitones de los toros de Hernández-Escolar. ¿Quién había pensado que esto iba a ser fácil para los consagrados? La cafinitrina se va a poner esta temporada por las nubes.
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