El herido Román en brazos de sus compañeros es llevado a la enfermería
Román se había comprado un viaje de ida al país de la verdad, a ese centro del dolor de donde no siempre se vuelve. La noticia se resumía luego en tres palabras: «Román está vivo». Y llegó a las nueve y media de la noche tras una espera de reloj parado y angustia veloz, de una señora con sus dedos temblorosos sobre las cuentas de un rosario, un acomodador besando una vieja estampita y matadores y cuadrillas en el umbral de la enfermería. «Está en las mejores manos», decían. El milagro se había obrado en la calle de Alcalá, número 237.
Plaza de toros de Las Ventas.
Madrid, 9 de Junio de 2019. Vigésimo octava de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. 19.000 personas.
Toros de Herederos de Baltasar Ibán, bien presentados y un sobrero de Montealto, primero bis. Para atrás el primero por flojo; medidor un geniudo primero bis de sólo medio muletazo; humillador el segundo hasta que bajó la persiana de su repetición; reservón, violento y finalmente rajado el tercero; repetidor, con motor y empuje a diestras el aplaudido cuarto; insulso el deslucido quinto; peligrosos los tornillazos del violento sexto.
Curro Díaz (azul rey y oro): silencio, oreja y ovación de despedida.
Pepe Moral (canela y oro): silencio y silencio.
Román (azul rey y oro): oreja (herido)
ROMÁN
CURRO DÍAZ
PEPE MORAL
CURRO DÍAZ
CURRO DÍAZ
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