Escribano al natural
El mejor Escribano
Paco Mora
El mejor escribano echa un borrón. Menos el Escribano de Sevilla. Una oreja de Bilbao, una oreja de oro. Con Matías en el palco, de platino. Valiente, clásico, con garbo torero y lo que es muy importante, con eso a lo que en la dulce Francia llaman “charme”. Se engancha a los tendidos con euroconector. Y con una espada que ríase usted del temple toledano del maestro Luna.
¿Dónde estaba este torero antes de los miuras de la Feria de Abril? Pues en el monte del olvido donde están clavadas, no las tres cruces de la canción, sino otras muchas obra y culto de las empresas y los profesionales del negocio taurino, que no han sabido ver o no han tenido paciencia para esperar a chiquillos que llevan dentro del alma toreros malogrados. Víctimas de los negociantes del gremio, que, a fuerza de creerse listos, en ocasiones son más miopes que un murciélago a medio día y con sol.
Bolívar, un profesional que se acerca a su punto exacto de cocción y da gusto verlo, y Rubén Pinar que está remontando ese tono medio que le tenía en un peligroso “impasse”, han acompañado a Escribano en el triunfo.
Y una aclaración para los que dicen no saber qué pretendemos repitiendo cada día que urge el reencuentro con el toro bravo, encastado y con trapío. Pues miren ustedes, queremos decir que hacen falta toros como cuatro de los seis santacolomeños de La Quinta que se han lidiado en la corrida de hoy en Bilbao. Bien armados, con trapío y fiereza pero sin exageraciones innecesarias y antiestéticas. ¡Así deben ser los toros! Lo demás que no esté en esa línea es otra cosa. Y miren ustedes por dónde, me acuerdo al decir esto de muchos toros de Alcurrucén y de Fuente Ymbro. Que también.
*** AplausoS
Escribano llegó a encunarse en el encuentro
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