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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 21 de agosto de 2013

PONCE Y EL JULI EN BILBAO: DE REY A REY / Por Álvaro Rodríguez del Moral



"...Enrique Ponce y El Juli se acartelaron con un notable encierro de Garcigrande y cuajaron una histórica tarde de toros en la que enseñaron los espolones a un Talavante sin afinar. El Juli salió a hombros. Ponce lo mereció..."

PONCE Y EL JULI EN BILBAO:
 DE REY A REY

Álvaro Rodríguez del Moral
Después del triunfal prólogo ecuestre firmado por Hermoso de Mendoza fue el turno de los atractivos santacolomas de La Quinta, con los que Manuel Escribano, Ruben Pinar y Luis Bolívar empataron a una oreja. Ayer fue el turno del primer duelo de altura. Enrique Ponce y El Juli se acartelaron con un notable encierro de Garcigrande y cuajaron una histórica tarde de toros en la que enseñaron los espolones a un Talavante sin afinar. El Juli salió a hombros. Ponce lo mereció.

Del ausente y los presentes… 
La convalecencia de Morante de la Puebla ha puesto en evidencia la extrema cortedad de la auténtica primera fila del toreo. Hay que ser realista: más allá de los legítimos gustos personales y algunos errores de bulto que ya hemos comentado en estas mismas líneas sólo hay dos matadores que se sumarían a esa exclusiva trinidad de las figuras del momento actual. Hablamos, sí, de El Juli y Manzanares, que con el chamán de La Puebla se situarían en el filo de un ancho abismo que los separa en regularidad, tirón taquillero y caché económico del resto de la torería. Hay otros toreros -ponga usted a Fandiño- que andarían cruzando ese inmenso desfiladero en plan funambulista y sin red. Ahí no acabaría ese peculiar purgatorio. Es difícil ubicar a Perera, uno de los grandes en el ruedo, que permanece en las orillas del poder de forma inexplicable mientras se alimenta el caché de cierto torero que debe dar aún muchos pasos antes de ser figura.

El ancho pelotón: ‘Non Plus Ultra’. 
Hay que seguir navegando con vocación de descubridor para intuir el más allá aunque a veces se antoja casi imposible. La clase media del toreo sigue apuntando a la baja sin interesar a casi nadie a pesar de los espectaculares alardes de imaginación de esas empresas que se aplican al cuento de lo malo conocido en detrimento de lo bueno por conocer. Apuesta por el futuro, que se llama. Omitiremos nombres de unos y otros y seguiremos con el asunto echando una mirada a la cabeza y la cola de un escalafón que no refleja los verdaderos galones de la torería andante. El invento está liderado estadísticamente por dos toreros teledirigidos por la mano que mece el toreo. Hablamos de Padilla y El Fandi pero el nombre de los grandes se diluye en medio del ancho pelotón en el que, como en botica, hay de todo. En esa casa de los muchos se incluyen tres o cuatro toreros con posibilidades de futuro que siguen ninguneados por un sistema con vocación suicida. En cualquier caso, las cifras causan estupor y nos llevan de la mano a un dato fundamental apuntado por Mundotoro que tendrá consecuencias para toda la profesión, incluyendo la casta de plata: ¿Cuantos matadores alcanzarán los festejos mínimos -43 corridas de toros- para ser incluidos en el grupo especial? ¿cuantos podrán contratar una cuadrilla fija en la temporada 2014? ¿Cambiará el orden jerárquico tradicional del toreo? Veremos…

Agosto: llega el verano peligroso. 
El parte de bajas de la semana que se fue se asemeja al de la batalla de Verdum. Sangres de todas las alcurnias y metales han sido derramadas sobre la arena caliente de las plazas de toros haciendo un trágico -y hermoso- canto a la verdad definitiva de nuestra Fiesta. Desde el cornadón de Morante en Huesca cayeron sucesivamente el banderillero El Boni, los matadores Jiménez Fortes y Alberto Lamelas y los novilleros Borja Jiménez, Gonzalo Caballero y Santiago Fausto. Se queda más de uno en el tintero aunque no hay que olvidar que el reparto de leña no respeta ni a los aspirantes; que se lo pregunten a la safena de José Cabrera, arrancada por un eral en un festejo sin picar. Mención aparte merece la machada de Ferrera y Castaño en Gijón que acabó convirtiéndose en un gran espectáculo con cierto matiz reivindicativo. No nos marchamos sin felicitar a Clotilde Calvo y a la familia Martínez Conradi. Hay vida y bravura más allá de esos cuatro o cinco hierros que tienen copado el mercado. 

Y dejamos para el final el cólico talavantático de El Puerto. ¿Fue cuestión de pasta, del interminable baile de corrales? ¿desavenencias con la empresa Serolo? Ni lo sabemos ni nos importa. Pero si nos duele la espantosa imagen dada por una fiesta que, como Saturno, se come a sus hijos. Ah, el muchacho estaba tan fresco en Bilbao. Ponce y El Juli le pegaron un repaso sin contemplaciones.
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