"...Ayer se cumplieron treinta y un años de la muerte de Paquirri en Pozoblanco. Y muchos de los que vivimos aquella desgracia, lo han olvidado. Ayer, una vez más, las cuadrillas que hicieron el paseíllo en la Plaza de la Real Maestranza, no lo hicieron descubiertos ni se guardó un posterior minuto de silencio..."
López Simón cae de pie en la Maestranza
J.A. del Moral.- 27/09/2015
Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Sábado 26 de septiembre de 2015. Primera de feria. Tarde calurosa con dos tercios de entrada.
Siete toros de El Pilar, incluido el sobrero que reemplazó al primero, devuelto por absolutamente inválido. Bien presentados y de juego muy desigual. Manso y enclenque aunque noble el sobrero. Manso, escaso de fuerza y muy noble aunque soso el segundo. También muy escaso de fuerza, muy noble por el lado izquierdo y de escasa duración el tercero. Justito de fuerza y muy noble por el lado derecho el cuarto. Manejable, sin brío y sin apenas fuerza el quinto. Peligroso por desarrollar genio el sexto.
Manuel Escribano (frambuesa y oro): Estocada trasera caída, silencio. Estocada trasera caída, ovación. Estocada muy trasera caída, palmas con saludos.
Alberto López Simón (malva y oro): Buena estocada, petición y vuelta al ruedo. Estocada, oreja. dos pinchazos y estocada, gran ovación.
Ayer se cumplieron treinta y un años de la muerte de Paquirri en Pozoblanco. Y muchos de los que vivimos aquella desgracia, lo han olvidado. Ayer, una vez más, las cuadrillas que hicieron el paseíllo en la Plaza de la Real Maestranza, no lo hicieron descubiertos ni se guardó un posterior minuto de silencio. Parece hasta mentira que a los participantes en esta primera corrida de San Miguel, a ningún torero, al ganadero, a la empresa y a las autoridades no se les ocurriera proponer que se conmemorara la muerte del gran torero quien, no en vano, dio su vida por la Fiesta y por perderla victima de la gravísima cornada que sufrió, la revitalizó devolviéndola el prestigio y la importancia que nunca debió perder. Claro que, algunos dirán que Paquirri no murió a consecuencia de aquella cogida, sino por faltarle suficientes atenciones médicas. Y no es verdad. Porque en los años 60, la medicina, la cirugía, las enfermerías de las plazas de pueblo y los medios de transporte de los que hoy disponemos, todavía no habían llegado. Pero una de las principales causas que mejoraron los adelantos necesarios para que ningún torero muriera víctima de una cogida siempre y cuando la cornada no fuera mortal de necesidad, fue precisamente la impactante muerten de Paquirri.
En esta temporada de 2015 y muy recientemente hemos visto como varios toreros y entre ellos no pocas figuras, se han salvado y mejorado rápidamente de cornadas gravísimas que, de haberlas padecido hace treinta años, quizá hubieran sido también mortales. Afortunadamente, el progreso de la ciencia lo ha impedido. Pero ello no quita para reconocer una vez más el enorme mérito que supone ponerse delante de los toros y aun más ser capaces de dominarlos y torearlos cada vez con mayor facilidad y perfección.
Ayer actuaron mano a mano dos jóvenes diestros que también han padecido muy graves cornadas y han superado sus consecuencias físicas y anímicas. Lo que les honra y les convierte en héroes. Ambos dotados de gran valor y bien que lo llevan acreditado. Pero distintos en su concepto del toreo y maneras de ejecutarlo. La blandura, en muchos casos escandalosa de la mayoría de los toros de El Pilar y la suerte no del todo repartida entre ambos contendientes desequilibró los resultados del festejo. Hasta el sexto, la tarde se la había llevado de calle Alberto López Simón por suerte, por la clase de su toreo y por sus estocadas. Digo esto porque dos de los tres toros que le correspondieron a Manuel Escribano, apenas le dieron opción de triunfar y el único que tuvo un buen pitón izquierdo duró muy poco. Pero como el sexto fue un animal que desarrolló peligro y López Simón llevó a cabo una labor muletera de enorme exposición, ganó la partida casi por completo. Si hubiera matado a este sexto como lo hizo en sus dos primeros toros, muy posiblemente habría salido por la Puerta del Príncipe.
Manuel Escribano, la perdió por mala suerte con sus toros. Pero también por la escasa calidad de su toreo cuando pudo hacerlo y por sus defectuosas estocadas. Bien es cierto que recibió a dos de sus tres oponentes con sus habituales largas cambiadas de rodillas delante de la puerta de chiqueros. Pero ninguna de estas dos ocasiones los toros fueron propicios para que esta arriesgada suerte resultara limpia y vistosa. También banderilleó a dos de sus toros aunque no al lidiado en tercer lugar que, por resultar tan blando como el devuelto, el público se lo impidió. De los pares que puso, el quiebro por dentro saliendo desde el estribo donde citó sentado, tuvo un mérito incuestionable. Fue en el único toro que se prestó al toreo de muleta, pero se paró demasiado pronto. Tarde desgraciada, pues, la de Manuel Escribano en este mano a mano tan comprometido para él. No le cupo más remedio que aceptar el reto porque había que cumplir con la empresa que siempre le apoyó y le contrató desde la heroica tarde de su reaparición en La Maestranza con una corrida de Miura. Y no es lo mismo matar corridas toristas en las que Escribano se desenvuelve como pez en el agua que en estas llamadas comerciales. Además, la blandura de los toros que le correspondieron fue una mala pasada. No es torero para estas reses. Una pena.
Alberto López Simón que ya había toreado en Sevilla sin llamar tanto la atención como ayer, cayó de pie nada más abriese de capa con su primer toro. Con el capote es bueno. Lo demostró tanto en los recibos como en los quites que le correspondieron hacer y no renunció en ninguno. Pero fue con la muleta cuando “entró” en Sevilla en donde no le habían visto torear como lo hizo ayer. Quietud a ultranza, temple, elegancia, una manera muy particular de ligar los muletazos en series intensas y buen estoqueador
Su excelente primera faena no obtuvo suficiente aquiescencia en cuanto a la petición de oreja. Muy cicatera anduvo la señora presidenta que la negó. Estoy seguro de que si el año que viene en la feria hace una faena igual, le darán una oreja y hasta le pedirán la segunda.
La faena por fin premiada al cuarto de la tarde que fue el mejor de la corrida aunque solo por el pitón derecho, resultó redonda e impecable de principio a fin porque cuando se dispuso a torear al natural, lo hizo con un sobresaliente aguante.
Pero fue su meritísima faena frente al muy peligroso sexto cuando López Simón se adueñó totalmente de la plaza. Allí estaban los abonados al completo y ya se sabe que en Sevilla también se “torea” desde los tendidos… La sabia afición de La Maestranza, se entregó al diestro madrileño de Barajas.
Al entrar a matar a este sexto, pinchó y López Simón recibió un fuerte pitonazo en un muslo que, en principio, nos pareció que había resultado herido. Como tantas veces, ya. Afortunadamente no fue así. Pinchó otra vez y enterró el acero al tercer envite, perdiendo por ello un triunfo de clamor. Lo tendrá el año que viene. Se admiten apuestas.
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