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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 11 de febrero de 2016

La calle Santiago Bernabéu se mira pero no se toca / por Juan Manuel Rodríguez



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La calle Santiago Bernabéu se mira pero no se toca

De repente me entero de que el rimbombante Consejo Ejecutivo de la Cátedra Complutense de Memoria Histórica del siglo XX acaba de pegarle un portazo en las narices al Ayuntamiento de Madrid debido a "la incapacidad de la institución para garantizar las condiciones mínimas para el desarrollo de un trabajo profesional y sosegado, como requiere toda investigación científica". Esto no significa necesariamente que el listado de las doscientas cincuenta y seis calles publicado por El País fuera falso sino que los profesores de la Complutense se han sentido utilizados, manipulados, y por eso han renunciado a seguir trabajando para Manuela Carmena. Me consta que dicho informe existe, que lo han visto varios periodistas, pero bien podría tratarse de un primer boceto, de un esquema no necesariamente definitivo ni vinculante que alguien de Podemos filtró interesadamente: "¡Mirad la que os espera!"...

De los doscientos cincuenta y seis nombres filtrados a mi me duelen todos, los doscientos cincuenta y seis, desde el primero hasta el último. Me duelen porque esta vieja casta de políticos jóvenes con ideas antiguas no han aprendido nada ni respetan tampoco a nadie, y nada parece indicarnos tampoco que vayan a poder aprender en el futuro. En lo tocante a la materia deportiva, que es a la que yo me dedico, sorprende e inquieta sin duda alguna la presencia en dicho listado de la calle que lleva el nombre del presidente más importante de la historia del fútbol mundial, don Santiago Bernabéu. Sorprende e inquieta por la sencilla razón de que Bernabéu no fue ni monárquico ni republicano ni mucho menos franquista, Bernabéu fue madridista. Y esto no lo digo yo sino la historia, que está ahí para quien la quiera repasar.

Son famosos los enfrentamientos que Santiago Bernabéu mantuvo con las autoridades del régimen franquista; el más popular de todos ellos fue sin duda el que tuvo con el general Millán Astray, fundador de la Legión y compañero de armas del mismísimo Francisco Franco; un día de partido, enterado Bernabéu de que Millán Astray, presente en el palco de invitados, acababa de propasarse con la esposa de un conocido suyo, expulsó de allí al general, que al parecer llegó incluso a amenazar de muerte al presidente del Real Madrid; únicamente la intervención de otro general, Muñoz Grandes, a cuyas órdenes había servido Bernabéu en la Guerra Civil, impidió que el Madrid se quedara prematuramente sin su presidente. Más: durante un partido de baloncesto entre el Real Madrid y el Maccabi de Tel Aviv, Santiago Bernabéu se quitó su propia insignia de oro y condecoró con ella al general israelí Moshé Dayán; este acto enfureció a las autoridades franquistas, que no reconocían al Estado de Israel.

Y otra: cuando, allá por 1973, Santiago Bernabéu presentó el proyecto para construir un nuevo estadio, el alcalde de Madrid, Arias Navarro, no quiso ni oír hablar del asunto; al mismo tiempo que sucedía todo esto, con Bernabéu colocado en el centro de la diana, el Fútbol Club Barcelona se benefició de sucesivas recalificaciones de los terrenos de Les Corts: la primera, en los años 50, sirvió para acabar de un plumazo con la crisis económica que atosigaba al club catalán; tras la segunda, llevada a cabo en los años 60, se nombró soci d'honor al alcalde, por supuesto franquista, José María de Porcioles; la tercera, en 1965, fue directamente autorizada por Torcuato Fernández Miranda, presidente del Consejo de ministros. En 1968, y después de decir "a Vila Reyes lo admiro; sólo por el hecho de presidir en Cataluña un club llamado Español, ya es digno de admiración", el régimen volvió a llamar a capítulo a Santiago Bernabéu. En 1971 y en 1974, la directiva del Barça visitó El Pardo para obsequiar al dictador con sendas medallas de oro.

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