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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 1 de junio de 2016

Las Ventas: Un espectáculo lamentable / Por Paco Mora


José Carlos Venegas con la alimaña de Moreno Silva


"...Los que hayan asistido hoy a su primera corrida de toros, si han creído que lo que han visto es el toreo, no es de extrañar que no se acerquen nunca más a una taquilla expendedora de boletos ni esposados por la Guardia Civil. ¡Qué horror!..."

  • La corrida de Saltillo ha sido una mancha negra en el San Isidro de 2016. Esto no es ayudar a los toreros que buscan situarse en la zona templada del escalafón, es una invitación a olvidar que han pensado siquiera en ser toreros.

Un espectáculo lamentable

Lo siento por el ganadero Moreno Silva, un hombre educado y cordial, pero si no lo digo reviento. Lo que han ofrecido hoy sus toros en la arena de Las Ventas ha sido un espectáculo lamentable. La corrida sin trapío, fuera de tipo, peligrosa y completamente inservible ni para hacerle el toreo sobre las piernas característico del sigl XIX, ha sido indigna de ser lidiada en la feria de la primera plaza del mundo. Si esto es lo que tiene en el campo, el ganadero referido, que nadie le engañe llamándole criador de reses bravas. Anunciar esas alimañas como toros de Saltillo es un ignominioso escarnio, que desacredita a un encaste histórico que dio días de gloria al toreo en otros tiempos.

Ninguno de los seis ha valido un rábano pero el tercero y el cuarto han sido dos auténticos asesinos con más peligro que un mono borracho con una metralleta en las manos. El mal rato que han pasado los tres matadores, es como para colgar el traje de luces después de pasar por la ganadería y apuntillar todo bicho viviente con cuatro patas que paste en ella. La corrida de Saltillo ha sido una mancha negra en el San Isidro de 2016. Esto no es ayudar a los toreros que buscan situarse en la zona templada del escalafón, es una invitación a olvidar que han pensado siquiera en ser toreros.

Tres valientes, tres, han pasado un quinario sin la más recóndita posibilidad de éxito. No obstante los tres les han plantado cara a los encornados energúmenos -algunos de ellos parecían toreados- a beneficio de inventario. El público así lo ha entendido, y hasta ha ovacionado a las tres víctimas propiciatorias en cada asalto del combate estéril sin cuartel que ha tenido lugar en el escenario de Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid. Sánchez Vara, Aguilar y Venegas no creo que hayan acabado la tarde con ganas de darle las gracias a la empresa por tan gentil “oportunidad”. Ahora bien, si de lo que se trata es de acabar con las ilusiones de los que no pedalean en el pelotón de cabeza, este es el mejor procedimiento.

Así y todo, tanto los matadores como sus cuadrillas han estado heroicos. Pero espectáculos así echan de las plazas de toros a la afición y conducen a la melancolía. Los que hayan asistido hoy a su primera corrida de toros, si han creído que lo que han visto es el toreo, no es de extrañar que no se acerquen nunca más a una taquilla expendedora de boletos ni esposados por la Guardia Civil. ¡Qué horror!

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