El Colegio Oficial de veterinarios de Madrid presidido por el ínclito Felipe Vilas ha decidido, por acuerdo de su Junta Directiva (vaya usted a saber..) eliminar el premio que otorgaba desde el año 2002 al mejor toro de la feria de San Isidro. Esta decisión viene motivada tras la petición cursada por AVATMA (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal).
Esta cacicada ha causado estupor y repulsa en el mundo del toro y en gran parte de los facultativos veterinarios de España que desempeñan sus funciones profesionales en los espectáculos taurinos y en la cabaña brava nacional, aunque entre los más allegados a este presidente del Colegio madrileño no les ha causado extrañeza conociendo la personalidad interesada, voluble y frívola de este personaje que convirtió la entidad que acoge a los veterinarios de Madrid en una taifa al servicio de su permanencia en la poltrona para lo cual no ceja en arrimarse al sol que más calienta, en estos tiempos en que las corrientes antitaurinas se asumen por la pijoprogresía y pepería como lo políticamente correcto aunque esa su asunción sean ajena al cumplimiento de la legalidad que regula, fomenta, y protege la actividad taurina, e igualmente alejada de la dignidad profesional y personal de los que están obligados al cumplimiento de la norma y de la deontología colegial veterinaria.
Desde este medio, instamos a Felipe Vilas que, como acto de desagravio a sus colegiados taurinos y a otros muchos también tan decentes, y al mundo del toro en general, ponga su cargo a disposición de la Asamblea General del Colegio que preside o que simplemente dimita, lo que se estimaría como una decisión fruto de una encomiable vergüenza torera...si la hubiere, claro está.
Váyase usted, Sr. Vilas, y cuanto antes mejor...que algo huele a podrido a su alrededor.
Redacción 'Del toro al infinito' blogspot
**********
- Mucha tinta ha hecho correr el desatino de este personaje censor, por lo que e soportuno reporducir el excelente artículo publicado en la revista 6Toros6 y firmado por el prestigioso periodista Federico Arnás:
TOTALITARISMO VETERINARIO
Federico Arnás
El Reglamento taurino recoge su figura y su papel, disponen de un burladero en los callejones y de un asiento en los palcos presidenciales, han impartido cursos de formación y las ganaderías de bravo los tienen como “médicos” de cabecera. Los veterinarios, discutidos no pocas veces - y quién no- representan un puente en forma de aval entre el producto toro y el consumidor aficionado. Sus dictámenes pueden ser vinculantes u orientativos, tienen la última palabra cuando arrastrada la bravura surgen dudas que conducen a análisis post mortem, velan por la salubridad de la carne de bravo que llega a la cadena alimentaria y han contribuido en los notables avances en las técnicas de manejo.
Las plazas son de toros y no de toreros, el toro bravo es un símbolo indiscutible de la marca España y en el mundo se siente una admiración especial por lo que ha aportado a través de su crianza y selección en genética animal. Una especie que siendo tótem genuino apenas se estudia en las Facultades de Veterinaria. Hoy no toca y mañana tampoco hasta que los matriculados salen de cursar la carrera sin saber nada del animal más español. La mayoría no pasa de verlos en los horizontes de carretera gracias el icono de Manolo Prieto o cuando éste reemplaza al escudo de la bandera. El aprendizaje de los titulados interesados llegará después, al lado de aquellos que con la experiencia han desentrañado las claves de animal tan majestuoso como enigmático. Alrededor del setenta por ciento de los alumnos que se matriculan en veterinaria declaran hacerlo con el objetivo de dedicarse a perros y gatos. El resto de especies, aquellas que no se dejan acariciar, les debe dar yuyu. El mascotismo genera en la actualidad más vocaciones que la enseñanza; produce menos frustraciones y da más dinero. Mejor tratar con perros que con niños.
Este artículo viene inducido por la decisión del Colegio de Veterinarios de Madrid de suspender la concesión del premio a la corrida más brava de San Isidro. Instados por la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal, y despreciando a los especialistas colegiados, se argumenta que no puede premiarse este tipo de actividad aunque sea legal y esté considerada Patrimonio Cultural por ley.
Por tanto, una facción impone sus ideas mientras la otra, la que realmente sabe lo que es un bravo, queda marginada. Así actúa el organismo presidido por Felipe Vilas quién no tiene reparo en hacer uso en Las Ventas de los pases que cede la empresa a su colectivo contribuyendo con su presencia al supuesto maltrato que dice perseguir.
Sucede que el simplismo de la resolución tomada es tan sectario como contradictorio. Habla de maltrato animal sin reparar cómo vive y se desarrolla una especie que gracias a la tauromaquia queda protegida con sólo el ocho por ciento de las cabezas sacrificadas cada año gracias a la actividad privada. Un sacrificio reglado a través de un código ético donde cabe el indulto del animal y la muerte del hombre. ¿Qué pasa con ese buen trato, excepcional, a lo largo de su vida? ¿No merecería un premio en la categoría de otro que el mismo Colegio patrocina bajo el epígrafe de Bienestar Animal? ¿Viven mejor las rentables mascotas urbanitas? ¿Qué saben del toro? ¿Cuántas ganaderías han visitado? ¿Se han preocupado en aprender cómo es el día a día de machos y hembras? ¿Qué nociones tienen de la labor de sus colegas en el campo y en las plazas? ¿Son estos especialistas unos maltratadores que atentan contra su código deontológico? ¿Ignoran los estudios científicos sobre el dolor que experimenta el toro durante la lidia? ¿Les suena algo lo de las beta endorfinas? Encima, la nota rezuma un tufo antidemocrático al despreciar la Ley de Patrimonio Cultural de la Tauromaquia impulsada por una ILP y respaldada por las dos cámaras de representación popular.
Sería esclarecedor que el Colegio madrileño desarrollara un estudio sobre el impacto de la desaparición del toro de lidia en el ecosistema peninsular. Sería esclarecedor que nos explicaran cómo habría que proceder con las reses una vez extinguida la Tauromaquia. Sería esclarecedor saber si iban a avalar semejante genocidio de una especie única. Sería esclarecedor conocer si son partidarios de expulsar del colegio a aquellos veterinarios que desde la experiencia argumentan a favor del rito taurino. Sería esclarecedor que en señal de desacuerdo obligaran a los veterinarios taurinos a renunciar a unos honorarios de los que el propio organismo se nutre al detraer un diez por ciento de la minuta.
Esclarecedor sería que Vila explicara porque mantiene un departamento de asuntos taurinos del que reniega y ya vemos traiciona. Y ya puestos, sería esclarecedor esperar al menos una nota de prensa contra la comunidad musulmana cada vez que llega la fiesta del cordero.
Y para terminar, sería esclarecedor que los veterinarios especializados reaccionaran contra compañeros tan legos en la materia como sectarios en su proceder. Optar por el silencio es apuñalar la libertad de conocimiento y ridiculizar tan honorable profesión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario