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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Olonazo / por Jaime Alonso


Las contradicciones te perseguirán como la oscuridad al día, y el espejo de toda conciencia sin anestesiar, puede mostrarte un mundo egoísta y vacío. ¡No deberías hacerlo!, aunque te abrumen los profetas de la eternidad mundana, y pongan a tus pies el falso oropel del dinero. Solo querrán destruirte y debilitarnos, con el adulador manto de la soberbia.

Olonazo
Jaime Alonso
Abogado
Otorgar como sustantivo el apellido de una persona, en sufijo apreciativo, es una digresión que permite nuestro rico idioma para expresar un valor aumentativo en el proceder de ese sujeto. Se empleó ese término, al menos que yo recuerde, en el año 2003 para referirse a la actuación de los diputados Eduardo Tamayo Barrena y María Teresa Sáez, quienes, con su ausencia en la votación para elegir Presidente de la Cámara de la Comunidad de Madrid, consiguieron que Concepción Dancausa (PP) fuera elegida presidente de la Cámara, y con ello que, Rafael Simancas (PSOE), no configurara gobierno; obligando a repetirse las elecciones autonómicas, que terminó ganando por mayoría absoluta Esperanza Aguirre (PP). Semejante escándalo fue etiquetado en los mentideros sociales, políticos y económicos como: ¡el Tamayazo!, y sus autores como una mezcla entre, héroes o villanos, según la percepción de los intereses en juego.

Lo cierto es que la Comunidad de Madrid fue salvada, y aún sigue, de un gobierno “progresista”, esquilmador de los madrileños y ensayo multiforme de la degradación marxista de la capitalidad patria. El Olonazo puede tener mayor calado, recorrido y hasta incidencia en la imposibilidad de regenerar el sistema. Sin recurrir a un proceso revolucionario, siempre incierto y desgarrador, el sistema institucional de relevo bipartidista en el poder conformará la corrupción y el clientelismo necesario para que la democracia no sea más que una coartada de la farsa. O, puede terminar en un vodevil político más, de los muchos a los que se habían acostumbrado lo españoles en el siglo XIX y la mitad del XX.

He de comenzar por lo que entiendo debería ser la raíz del problema:

¡El concepto que tenga, Macarena Olona, de la política y de VOX! Vaya por adelantado que, hasta producirse la “espantada política” en su partido, después de las malas expectativas que, no resultado de las elecciones andaluzas, la tenía en mi santoral como brillante parlamentaria, directa, excesiva, dialéctica demoledora y tenaz. Sus diatribas contra Marlasca casi le reconvierten en un hombre/digno, sincronizando ambas acepciones. El no conocerla personalmente, me evita apreciaciones subjetivas y juicios de valor interesados.

Si considera la política como un servicio o contribución al bien común y a los intereses de la patria. Si conforma su estructura ideológica en el quehacer político, como el arte de lo posible. O, si estima la función política como la forma de llegar al poder y perpetuarse en él, sin importar los medios, sino los fines. De seguir cualquiera de los tres criterios señalados en el actuar político, definidores desde la revolución francesa hasta nuestros días, salvo honrosos interregnos, tiene sus consecuencias teóricas y prácticas, fácilmente apreciables desde el inicio.

En el primer caso, subordinará todas las apetencias personales, de grupo, partido o élite, al superior principio kantiano, configurador del estado de derecho, bajo el criterio permanente de razón moral que impide el despotismo desde el poder. De sentirse identificada con el segundo postulado, objetivamente elegirá las tesis arbitrarias de voluntad que decidirán lo que es cierto o falso, licito o ilícito, justo o injusto, conveniente o inconveniente. En el tercer supuesto la ambición personal, los postulados ideológicos redefinidores del ser humano y las superestructuras económicas globales vienen marcando, desde hace dos siglos, la forma de ejercer el poder, bajo la domesticación de una entelequia mágica llamada democracia, irracionalmente no cuestionada.

Sólo desde la asunción de la primera de las tesis puede, Macarena Olona, sobrevivir de manera honesta, coherente y aplaudible su retirada política; aunque ello le devuelva a su actividad profesional, al ostracismo mediático/político y a la reserva activa, en espera de empresas mayores de un futuro imprevisible. Anteponer bajo cualquier razón, por humana que parezca, un afán de notoriedad, en perjuicio de las ideas y organización en las que estuvo años de manera brillante, no sería entendible; excepto para quienes buscan en el oportunismo su razón de ser; quienes se consideran maltratados, preteridos o ninguneados, con razón o sin ella, siendo incapaces de comprender el valor del triunfo de las ideas que a todos benefician, sobre las personas que deben llevarlas a cabo; y para quienes desean seguir turnándose en el poder (PSOE/PP) y saben de la importancia de las divisiones, con la aplicación de una ley electoral que tanto les beneficiaría.

La segunda cuestión, no menor, deviene de la pregunta: ¿Qué piensa Macarena Olona de VOX, donde tuvo el privilegio de ser elegida para representarles y votada por los electores de su circunscripción? A quién debe el haber podido brillar como parlamentaria de VOX ¿a unas primarias, democracia interna, o al acierto de quien la nombró y el arrastre de una marca políticaconsolidada? ¿Hay vida política constructiva, desde las mismas ideas, para crear otro partido? ¿A quién beneficiaría una posible escisión del partido donde militaste y de la que fuiste diputada? ¿Puede haber alguna razón que justifique tal proceder, evaluando el daño a infringir, incluso obteniendo algún beneficio propio? Esta y otras cuestiones es preciso evaluar, aun en sentido teórico, pues nadie está en la mente de las personas y sólo los hechos pueden darnos las indiciarias razones.

Si cree, porque lo ha vivido, que VOX es un movimiento político, con estructura formal de partido, como de manera nítida fue señalado en el acto fundacional de -Vista Alegre I- en 2018, cuando aún no tenía representación política y Macarena era una simple afiliada o simpatizante, debe conocer los tres principios básicos de ese movimiento. 

A) Movimiento comunión, donde las ideas como fundamento de los principios, priman sobre las personas y sus apetencias.

B) Movimiento organización, donde las personas, afiliadas, que han aceptado militar con las ideas del movimiento, deben optar a promocionar esos principios, antes de sus intereses personales o estatus en el partido. Ello exige una organización respetable y respetada; una estructura jerarquizada, donde el mando sea el más capaz y servidor del conjunto; donde la disciplina se imponga, no como acción del mando contra la discrepancia, sino como eficaz formula que evite la ambición egoísta, la descomposición anarquizante o en la arbitrariedad cuartelera. 

C) Movimiento proyección, donde la moral y el estilo definan la conducta y actitudes de dirigentes y afiliados; sirviendo de ejemplo asimpatizantes, votantes y al conjunto de los españoles, única manera de ganarse el respeto, primero, y la admiración después, de la sociedad. 
Sólo desde la partidocracia endogámica y cerrada de intereses creados, al margen del beneficio colectivo, puede entenderse la discrepancia, de “tonto útil”, que beneficie al rival o enemigo, y perjudique las ideas propias, mantenidas hasta el presente. 
Sólo desde una inteligencia frustrada puede la vanidad humana introducirse en la razón hasta convertirla en estupidez. 
Sólo desde la reflexión desordenada puede una discrepancia transformarse en disidencia y dañar al conjunto de los afines. 
Sólo desde la búsqueda del éxito fugaz, la soberbia y el correr tras el viento, puede revertir el destino humano en un discurrir estéril; en la vulgaridad existencial y efímera de una grandeza truncada.

He vivido lo suficiente para atesorar un poco de conocimiento y algo más de experiencia. De ahí que mis pensamientos vaguen por el 28 de octubre de 1982, elecciones generales ese año. Las expectativas electorales, encuestas, de Fuerza Nueva, donde concurría como candidato número 2 por Madrid, eran de cinco diputados nacionales, dos por Madrid, donde ya lo era Blas Piñar López. Pero alguien convenció al honesto patriota y bien intencionado Antonio Tejero Molina, procesado entonces por el 23 F, de que se presentara a las elecciones generales, haciéndole creer que sacaría más de cuarenta diputados y podría obtener cierta inmunidad parlamentaria. 
No hubo forma de explicarle el error y los mecanismos de la Ley electoral en cada circunscripción. Creó el partido político Solidaridad Española y concurrió en casi todas las circunscripciones (provincias). El resultado está en las hemerotecas. No obtuvo ninguno, y sus votos sólo sirvieron para que Fuerza Nueva tampoco tuviera ninguno, perdiendo incluso, por un escaso número de votos, el único diputado que tenía en Madrid. De no haber concurrido la historia habría sido otra con diputados en Toledo, Valencia, Santander y dos en Madrid, si sumáramos losvotos obtenidos por las dos formaciones. ¿A quien beneficio semejante error?, obviamente al bipartidismo del sistema, inmisericorde con quien se enfrenta a él y desea regenerarlo. Con Antonio Tejero, la justicia, última ratio, fue implacable. ¡Enseñanza de la historia para desmemoriados, aventureros y arribistas, nada más!

Así transcurre la noria del mundo, con sus éxitos y fracasos, sus alegrías y tristezas, sus errores y tragedias; y la gloria en la esperanza de quienes aún conservamos la fe. Todo en este mundo tiene fecha de caducidad, como nuestra propia existencia, por ello debemos valorar aún más nuestros actos y su trascendencia. “Sic transit gloria mundi”, Macarena. Mi atrevimiento de libre pensador sin complejos, ni consejos, es el de recordarte el deber que aún tienes con los españoles que un día te votaron, creyendo en tu limpia trayectoria. No arruines esa credibilidad, ni dañes unas ideas, bajo cuyas siglas ya no quieres seguir o no creen conveniente que sigas, que más da.

Las contradicciones te perseguirán como la oscuridad al día, y el espejo de toda conciencia sin anestesiar, puede mostrarte un mundo egoísta y vacío. ¡No deberías hacerlo!, aunque te abrumen los profetas de la eternidad mundana, y pongan a tus pies el falso oropel del dinero. Solo querrán destruirte y debilitarnos, con el adulador manto de la soberbia.

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