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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 9 de noviembre de 2022

David venció a Goliat / por Pla Ventura


¿Se imagina alguien lo realmente bello que sería si en el mundo de los toros los humiles pudieran enfrentarse a los grandes con las mismas armas? Eso sería la revitalización de la fiesta en todos los órdenes. ¿Por qué triunfa el fútbol? Justamente por eso, porque todos juegan entre sí y tienen las mismas oportunidades.


 David venció a Goliat
Pla Ventura
Toros de Lidia/8 noviembre, 2022
No hay enemigo pequeño, reza el aserto popular y es muy cierto. Pero claro, para que ello se pueda demostrar hay que tener la posibilidad de enfrentarse el uno con el otro, algo que sucede en muchas ocasiones a lo largo de la temporada si de fútbol hablamos. Y esa es justamente la grandeza de ese espectáculo maravilloso en el que los humildes tienen la posibilidad de ganarle a los más grandes que encabezan la tabla clasificatoria. Ese fue el caso de ayer en que, el Rayo Vallecano vapuleó al Real Madrid y, lo que es mejor, con toda justicia y con todos los méritos que se le puedan atribuir al humilde equipo de Vallecas.

¿Se imagina alguien lo realmente bello que sería si en el mundo de los toros los humiles pudieran enfrentarse a los grandes con las mismas armas? Eso sería la revitalización de la fiesta en todos los órdenes. ¿Por qué triunfa el fútbol? Justamente por eso, porque todos juegan entre sí y tienen las mismas oportunidades. Es cierto que, por lógica, si del mundo balompédico mentamos, gana siempre el equipo que tiene mejores jugadores pero, como quiera que la sorpresa puede ocurrir cuando menos te lo esperas, es ahí donde nace esa magia tan difícil de definir pero que contagia por completo a los aficionados al deporte rey.

Anoche, en Vallecas, como digo, David venció a Goliat para dicha de un equipo humilde que, con sus armas, las del tesón y la voluntad fueron capaces de doblegar al que era el líder del escalafón lo que supuso una sorpresa tremenda que, al fin y a la postre, dicho resultado descalabró a muchos apostantes de las quinielas porque, insisto, por calidad, presupuesto, organización y medios de todo tipo, El Real Madrid tenía que haber sido el vencedor pero, reitero, esa magia con la que goza el fútbol, unida al factor sorpresa hacen de dicho juego un hecho apasionante.

Ya me gustaría mí, como a todo el mundo, poder contemplar si de toros hablamos, a toreros como Morante, El Juli, Manzanares, Talavante, Roca Rey y demás espadas rimbombantes, enfrentarse con las mismas armas –los mismos toros- a Fernando Robleño, Curro Díaz, Alberto Lamelas, Manolo Escribano, Octavio Chacón, Castaño, Colombo y otros muchos pero, como digo, en competencia leal y con los mismos argumentos. Como ejemplo de lo explicado, Domingo López Chaves le ganó en competencia legal por aquello de la igualdad de los toros que lidiaban al mismísimo Morante en la feria de Salamanca. Siendo así, por supuesto que se puede establecer una rivalidad de los unos con los otros.

Es cierto que, a medida que escribo, yo mismo sé que estoy ante un imposible pero, nadie me negará que, como idea si algún día se pudiera llevar a cabo, ello sería al punto de partida para encontrar una fiesta mejor y, lo que es más hermoso, un espectáculo que estuviera teñido por las mismas armas de unos para con los otros, lo que redundaría en una competencia llena de magia y encanto con la que la gente acudiría con ilusión a los recintos taurinos.

Esa es la palabra, ilusión, la que logra que cada semana los estadios de fútbol se llenen por completo de aficionados que, seguidores de uno u otro equipo, todos saben que el milagro que suelen soñar puede darse en un momento determinado. Pruebas, además de la citada, las tenemos por doquier. Luego, claro, al final de la temporada los títulos se los llevan los más grandes por las razones antes expuestas, pero siempre que la puerta abierta para David deje noqueado a Goliat. ¿Cómo podría Fernando Robleño ridiculizar a Morante? Nunca en la vida porque no se han enfrentado jamás, salvo el día de la alternativa del diestro madrileño, hasta este momento no se han encontrado en un coliseo taurino.

Lo contado viene a demostrar que, en los toros, de haber las mismas posibilidades que disfrutamos con el fútbol, otro gallo nos cantaría. Aquel bombo que un día inventara Simón Casas para aquella feria de otoño de Madrid, si eso pudiera repetirse en muchas ferias el panorama cambiaría como la noche al día. Pero claro, siempre partiendo de la base de dar oportunidades a todos aquellos que han demostrado tener aptitudes para el toreo. Si se hace un bombo y se contrata siempre a los mismos tampoco adelantaremos nada. Es cuestión de justicia, equidad y ganas de promover un espectáculo que, como se comprueba, sigue dormido, yo diría que mucho peor, totalmente moribundo.

Si algún día saliera un empresario con ganas de reconvertir la fiesta de los toros en que, para ello, contratara a los toreros sin decirles las ganaderías a lidiar y una vez compradas las mismas que se sortearan entre los diestros contratados. Eso sí sería emocionante, revelador y, como sucede en el fútbol, muchas serían las sorpresas que nos encontraríamos pero, como el mundo de los toros es asunto turbio y oscuro, es por ello que jamás brillará la luz de la justicia en un espectáculo que, renovado sería totalmente apasionante. ¿Existe algún valiente capaz de ponerle el cascabel al gato? No lo veo por ningún lado.

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