"...De este hombre se han dicho muchas cosas y, lo peor de todo es que algunas son totalmente ciertas pero, que le comparen con Jorge Javier Vázquez me parece una monstruosidad sin límites. Fijémonos que, hasta hace pocas fechas, Ortega hasta presumía de tener un semen adecuado para poder tener muchos más hijos, cosa que se ha negado la que fuera su esposa Ana María Aldón que, como era presumible ya le ha dejado..."
Le llamaron maricón
Pla Ventura
Toros de Lidia/4 noviembre, 2022
Si se pudiera certificar todo el daño que les hacen las redes sociales a las personas, el menoscabo sería incuantificable. Es el caso de Ortega Cano que, hace unos días le llamaron maricón por esas determinadas redes que ahora están de moda. Eso es inaudito pero, como quiera que dichos medios de comunicación gocen de toda impunidad, en los mismos se puede decir cualquier atrocidad sin que pase absolutamente nada. En este caso el damnificado ha sido aquel gran torero de los años noventa llamado José Ortega Cano. Hay que ser muy mala persona para llamarle maricón a un hombre que, como se ha demostrado ha sido lo contrario, un macho ibérico.
De este hombre se han dicho muchas cosas y, lo peor de todo es que algunas son totalmente ciertas pero, que le comparen con Jorge Javier Vázquez me parece una monstruosidad sin límites. Fijémonos que, hasta hace pocas fechas, Ortega hasta presumía de tener un semen adecuado para poder tener muchos más hijos, cosa que se ha negado la que fuera su esposa Ana María Aldón que, como era presumible ya le ha dejado pero, el dato nos viene a demostrar que el diestro de Cartagena sigue siendo muy macho, cosa que nos alegramos todos aquellos que cuando vemos a una mujer nos descubrimos ante su belleza y encanto. Como todo el mundo presagiaba, ese matrimonio nació roto desde el día de su celebración porque, treinta y cinco años de diferencia entre un hombre y una mujer, o hay mucho dinero encima de la mesa o cuernos por doquier y no precisamente de toro.
Pese a todo, la vida está tratando muy duramente a José Ortega Cano que, el pobre ya tiene bastante con todas las cruces que tenga que arrastrar como para que, de repente, porque le vieron tomar una copa en Chueca, le tilden de maricón. Recordemos que en dicho barrio madrileño vive mucha gente y no creo que todos sean maricones, por Dios. Lo que le pasa a este pobre ser no le ocurre a nadie. Parece que le han hecho mal de ojo, no puede ser de otro modo.
Claro que, en ocasiones la gente de forma irresponsable oposita a todo tipo de tropelías que puedan sucederle en la vida. Es lo que hace Ortega Cano puesto que, el romance le gusta más que a la que fuera su propia esposa, la inolvidable Rocío Jurado. Quietecito y en casa hubiera sido feliz pero, como se comprueba, las televisiones le vuelven loco, lugar al que acude un día sí y otro también pero nunca para hablar de toros que sería lo lógico, solo para sacar trapos sucios que debería de lavar en casa pero que, al parecer, por sacar esos paños mugrientos en la tele le dan grandes sumas de dinero. ¿Usted qué haría?
Cualquiera de los que hemos conocido la impecable trayectoria taurina de este diestro y nos acordamos de sus éxitos, -aunque muchas veces ponía la muleta frente al toro y el culo en Antequera- en la actualidad sentimos una pena inmensa por este ser humano que, pese a sus aberraciones, está pagando una factura carísima ante la vida. Cierto es que, como antes decía, muchas de sus situaciones se las ha buscado él con sus yerros absurdos, pecados capitales que le pesan como una losa de mármol. Vivir de forma frívola tiene esas consecuencias porque conocemos muchos diestros contemporáneos del cartagenero y todos viven dentro de la más absoluta normalidad, ¿verdad José Miguel Arroyo Joselito?
Sigo creyendo que, de los famosos, en la rama que fuere, se sabe todo lo que ellos quieren que se sepa. ¿Conoce alguien algún trapo sucio de Rafael Nadal, de José Tomás o de Benzemá? Por citar tres hombres famosos, incluso mucho más que el propio botarate antes nombrado. Son ellos, los famosillos de turno los que les gusta airear dichos trapitos a cambio de dinero y luego se quejan. Hay que joderse con estas gentecillas ¿verdad?
A Ortega Cano le ha sucedido aquello que nadie quisiéramos que nos pasara, sencillamente, ha perdido su credibilidad como persona humana, hasta el punto de que, como sucede, tener que soportar los improperios que le lanzan a diario. Situación difícil rociada de una crueldad extrema pero, si de toreros hablamos, algunos de su generación como el propio Joselito antes mencionado, de él no sabemos absolutamente nada, salvo que fue un torero grandioso y ahora un apoderado relevante. ¿Conoce alguien alguna miseria de Roberto Domínguez? Y seguro que las tendrá, como nos sucede a todos pero, amigo, ahí vive el señorío junto a tan magno torero que, al paso de los años le seguimos disfrutando en su faceta de apoderado, algo que nos llena de orgullo a todos los aficionados que, en su día nos extasió su arte.
O sea que, Ortega Cano tiene ejemplos con toreros contemporáneos suyos que han tenido una vida modélica dentro de la normalidad más exquisita mientras que él, al margen de debería sentirse orgulloso de haber sido melonero y figura del toreo, no contento con ello ha querido tirar por la calle de en medio para acabar, en su vejez, siendo carne de cañón de las publicaciones basura, todo por un puñado de dólares.
O sea que, como se decía antaño, la verdulera y el melonero se echaron los trastos a la cabeza, se devolvieron los retratos y si te he visto no me acuerdo.
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