Por ejemplo, ¿se trata de un adiós pactado o el club se ha enterado de su marcha como lo hemos hecho el resto de mortales, o sea a través de Twitter? ¿Lo sabía Xavi? Es evidente que, desde el punto de vista estrictamente deportivo, nada cambia para el actual Barcelona, pero, en mejor o peor forma física y más o menos centrado en el fútbol, Gerard Piqué sigue siendo un emblema del barcelonismo. Emblema y, hasta este sábado al menos, también paraguas protector del presidente y, aunque en menor medida, del entrenador. ¿Ha decidido retirarles de repente una de las redes de seguridad? ¿Por qué? ¿Se ha cansado de ser el muñeco del pim-pam-pum? Nadie podrá negarle, eso sí, la originalidad. Antes muerto que sencillo, Gerard Piqué ha decidido convertirse, que yo sepa, en el primer futbolista de la historia que cuelga las botas vía internet.
Habitualmente suele decirse eso de que una persona entra en un sitio como un elefante en una cacharrería cuando lo hace con mucho ruido y dejando varios damnificados a su alrededor, Piqué se va del Barcelona como lo haría ese mismo elefante al salir de la cacharrería en cuestión, en uno de los peores momentos para el club de su vida y, al menos desde el punto de vista futbolístico, en su ocaso como jugador. Es como si Piqué se hubiera pedido para él este jueves 3 de noviembre y el partido del sábado que viene como el de un homenaje que, sinceramente, no sé si gustará o no a sus jefes, tanto a los de arriba como a los de abajo. No se podrá negar tampoco que tiene gracia que Piqué, uno de los 55 futbolistas preseleccionados por Luis Enrique para el Mundial, anuncie, después de renunciar a volver a vestir la camiseta de la selección nacional, que cuelga las botas. Aún así, sigue teniendo más posibilidades que Nacho de estar en Qatar.
El Barça se queda sin su Roberto Benigni. Piqué ha sido jugador, humorista, provocador, protagonista, proyecto de presidente, propagandista, ególatra, secesionista, oposición de Bartomeu desde el campo y potenciador de un antimadridismo populachero muy del gusto de los culés. Durante años, justo los que aguantó la gasolina, Piqué fue del agrado de la afición, que le siguió como si de un nuevo mesías se tratara. En el declive, sus bromas y sus negocios pasaron de gustar a incomodar. Con todo y con eso, ha sido indiscutiblemente, junto a Ramos y Puyol, uno de los tres mejores defensas centrales españoles del último cuarto de siglo. Piqué se va a lo Piqué. Dimite antes que Luis Rubiales, que probablemente siga en la Federación cuando compita por la presidencia del Barça. Cuelga estas botas para calzarse otras nuevas y para amenazar: "Volveré". Volverá. Seguro que lo hará. Y será divertido. A veces.
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