La corrida del aniversario de la fundación de la ciudad quizás no pasará a la historia por haber sido un festejo triunfador, pero nos dejó algunos momentos para la reflexión.
Juan Carlos Valadez
Isaac Fonseca fue un torrente de toreo en el festejo con el que se celebró el 448 de la fundación de la ciudad de Aguascalientes. Ahora entiéndase por torrente de toreo el pegar una gran cantidad de pases de manera impetuosa. Pero de ahí a que su toreo tenga calidad eso ya es otra cosa.
Fonseca es un populista del toreo, tiene carisma es cierto, pero es un torero del populus (pueblo) que busca conseguir la aprobación popular con un toreo ramplón. Y es que a Fonseca la sensibilidad se le escapa de su esencia y cuando torea generalmente lo único que refleja son sus movimientos exteriores, porque en su toreo no hay un fondo ni una conexión de arte o armonía. A Fonseca lo único que le importa es cortar orejas y misión cumplida.
A su primero de nombre “Calesero” lo recibió a porta gayola y desde ese momento procuró que su actuación fuera lo más bulliciosa y arrolladora posible. Después le sacó pases acelerados con la muleta y porfió metido entre los pitones, prácticamente solo le faltó montarlo y llevárselo de regreso a la ganadería. Cuando sintió que ya tenía la oreja ganada dejó de torear, pues ya había alcanzado su objetivo. Que por cierto se la ganó inmerecidamente tras un pinchazo porque la faena no era de dos orejas, pero es que hoy el público de Aguascalientes estuvo de rompe y rasga durante toda la tarde.
A su segundo que le brindó al matador Arturo Macías, lo harto de derechazos, el toro que no estaba sobrado de bravura, aburrido se preguntaba por qué agujero de la plaza podría escaparse de aquel incontrolable pegapases. Mas no se pudo escapar, porque Fonseca se abalanzó sobre él con el firme propósito de continuar pegándoselos como una maquinita de esas que avientan pelotas y con las que se practica el tenis. No importaba cómo los ejecutara; el caso era pegárselos. Si se le hubiera ido el toro al bar del Hotel Fiesta Americana a tomarse una copa, Fonseca seguramente lo hubiera perseguido hasta ahí y se los habría seguido pegando. Le hizo lo que quiso, es cierto, pero hay que aclarar que no era un toro de casta, al toro de casta no se le domina pegándole pases con el pico, sino toreando; es decir, con aquello de parar-templar-mandar… “y cargar la suerte” algo que Fonseca seguramente lo habrá escuchado alguna vez durante su incipiente carrera, pero que parece que nunca aprendió.
Empeñado en bullir y arrollar, continuó su faena hasta que un pinchazo le cerró una puerta grande que hubiera sido de trancas. Alguien seguramente le ha debido aclarar en el último año y con mucha verdad, que no tiene arte y que lo suyo es la entrega y el bullicio. Así que esperemos mucho más de su populista forma de interpretar el toreo en su próximas actuaciones.
Todavía recuerdo que algunos de sus seguidores lo alinearon con Eloy Cavazos, y parecía que iba en serio tamaña catalogación de su figura antes de su última presentación en Madrid. Pero quienes lo vieron torear esa tarde, también están en su derecho de pensar que, o aquello era una herejía, o Eloy Cavazos para esa gente no valía un peso.
Sebastian Castella y Joselito Adame no deberían de haber tenido problemas con estos toros aborregados, pues se les supone oficio. Sin embargo no pudieron alzarse con el triunfo. El segundo de Castella se partió el pitón y salió un sobrero del hierro titular. El torero francés que no es un pegapases, se esforzó en torearlo al dictado de los cánones, esmerando la pulcritud de estilo. Pero lo consiguió muy pocas veces, y es que el juego del toro fue de más a menos rápidamente, pero se le agradece la intención. Con su primero no hubo conexión entre las tres partes involucradas, es decir toro, torero y publico.
Regreso Adame a la Monumental después del terrible percance que sufrió durante la feria de San Marcos 2023, pero su actuación no fue la que seguramente esperaba por diferentes circunstancias. A su primero lo protestaron por su presencia y como la autoridad aguantó las protestas, esto ocasionó que se pusieran de uñas en contra de Joselito y que no le agradecieran nada de su labor. A su segundo le realizo la faena más estructurada de la tarde, pero no pudo coronarla con la espada. Escuchó un aviso y se retiró en silencio.
Al final triunfo el populismo de Fonseca y el buen momento que se vivió antes del festejo, con una plaza espectacular y un gran ambiente se nos fue diluyendo conforme transcurrió el festejo, porque el buen toreo no surgió en cantidades más sustanciosas, como algunos y me queda claro que no todos, lo esperábamos.
DE LA MORA | CASTELLA, ADAME Y FONSECA
Toros De la Mora (7) desiguales de presentación, algunos nobles, otro más encastados pero sin complicaciones en general, salvo el primero que desentono con el juego que dieron los restantes.
Sebastián Castella: Silencio en su lote.
Joselito Adame: División y silencio tras aviso.
Isaac Fonseca: Oreja y ovación.
Incidencias: El finalizar el pasillo se tocó el Himno Nacional y el Himno de Aguascalientes.
Plaza Monumental. Corrida por el Aniversario 448 de la ciudad. Casi tres cuartos de plaza.
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