Marco es el calco de Enrique Ponce y El Juli, con sus virtudes y defectos pero, con ese toque de distinción que, como digo, le abocará a ser la primera figura del toreo; es más, tiene dieciséis años y cuando cumpla veinte será un hombre rico. Se trata de esos caprichos que tiene el destino que, como es notorio, favorece a uno y empobrece a todos los demás. Lo digo porque, como sabemos, los novilleros pasan más hambre que el perro de un afilador y, en el caso de Marco Pérez, pese a su juventud, en el día de su presentación con caballos ya ganó dinero.
Como explico, toda la admiración del mundo para este jovencito que, como digo, tiene el toreo metido en la cabeza y lo muestra con una destreza admirable, con un desparpajo que asombra, de ahí la reacción de las gentes que, incrédulos ante lo que están viendo se sienten dichosos al ver al joven torero salmantino. Pese a tantas virtudes, el chaval sigue sorprendiendo, quizás por su juventud, apenas un niño, pero sus maneras totalmente ortodoxas cautivan al personal. No es nada normal que un aprendiz de torero, a sus años, sea todo un maestro consumado.
Sin lugar a dudas, el año que viene será la auténtica revolución; vamos, si no lo estropean entre unos y otros. Lo digo porque lo de Istres fue una declaración de intenciones al respecto de su figura pero, un fiasco en toda regla. Esa presentación con caballos, Marco Pérez, debería de haber elegido una plaza de España, la que fuere y, por ser el final de temporada, Zaragoza hubiera sido el feudo ideal pero, siempre con un cartel con otros dos compañeros para competir entre ellos. No lo hicieron y, lo que ellos consideraron un éxito, los que vimos el espectáculo entendimos que se trataba de una broma de mal gusto. Es lo que hacía últimamente José Tomás que lidiando cuatro toros para él solo, digamos que, unos animales aborregados y sin que nadie le hiciera al más mínima sombra, se erigía triunfador.
Mal empezamos cuando, como se vislumbra desde lejos, Marco Pérez tiene arrestos para acometer acciones mucho más importantes; vamos que, le ponen delante de un toro, lo torea y, sin duda, logra el éxito. Su capacidad como lidiador ya la quisieran tener muchos diestros con años de alternativa. Siendo así, parodiar al chaval con cuatro novilletes de mala muerte me ha parecido un sacrilegio en toda regla. Si las directrices a seguir para llevar la carrera de este diestro tienen que ser así, apaga y vámonos.
Si en los albores de su carrera, sus mentores, ya quieren que se parezca a José Tomás en lo que a comodidad se refiere, será figura del toreo, no me cabe la menor duda, pero será de esos hombres que se marchará rico del toreo sin el beneplácito de todos. Un torero, el que fuere, tiene que convencer a todo el mundo y es una pena que, un chiquito que tiene condiciones para ser figura del toreo le acomoden de tal manera que, de la noche a la mañana pueda sentirse tan cómodo que no cautive a nadie. Cuidado que, lo dicho puede ocurrir. Le queda una vida por delante, mucha capacidad de reacción ante posibles errores pero, cuando mejor se hagan las cosas más verdad tendrá el contenido de su toreo. Por nada del mundo pretendemos que Marco Pérez quede como una promesa que pudo ser y no lo logró por culpa de sus mentores. No sería el primer caso en el toreo. Atentos pues a lo que hacemos porque, tras lo visto en Istres y antes en Madrid, al chiquito le sobra de todo para escalar las más altas cimas del toreo. Es cuestión de rociar de verdad su carrera, de lo contrario todo puede quedar en una triste parodia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario